AL PASADO

He escuchado muchas veces que no debo mirarte, que lo mejor es olvidarte. Me dicen que lo importante es estar presente, vivir el ahora, soltarte. Lo que pasa es que yo creo que sin ti, sin saber mirarte, sin honrarte y sin perdonarte es imposible que pueda vivir con libertad el presente y mucho menos poder construir un futuro.

Yo te necesito, porque gracias a lo que he vivido contigo soy como soy ahora, porque gracias a todo lo que no me has permitido, a todos los desafíos y frustraciones ahora sé lo importante que es perdonarte.

Tú, pasado, para mí eres sagrado, y acudo a ti cada vez que necesito recolocar y ordenar mi presente. Te miro cada vez que me pierdo y que he dejado de encontrar sentido. En ti es donde puedo ver todo lo que he logrado, todo lo que no he conseguido. Tú me permites ver mi vida con la perspectiva que da el tiempo, pero sobre todo me enseñas a perdonar lo que no pudo ser, todo lo que me hizo sufrir, a agradecer lo vivido, me das la posibilidad de rescatar aprendizajes, experiencias y momentos únicos. Gracias a ti recuerdo, y esos recuerdos me sirven para darle sentido a lo que estoy viviendo ahora. Esos recuerdos me sirven como impulso y motivación. También son avisos.

Eres el guardian de mis heridas más profundas, esas que me hacen vulnerable y humana, por eso no quiero olvidarte. Siempre tendrás un lugar en mi corazón.

Somos el resultado del pasado, y la relación que tenemos con él es importante. Nuestra libertad depende de eso. Vayamos a dar un paseo por allí, veamos si todavía hay resentimiento, si lo pensamos con amargura o hemos sido capaces de conectar con la aceptación. Miremos con honestidad nuestras heridas, sepamos darles un espacio, pongamos en valor lo que tenemos detrás. Ahí es donde se encuentra nuestra libertad.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez

Photo by Austin Mabe

SI TE DA MIEDO, ES POR AHÍ.

El miedo puede ser un recurso muy útil para nuestro crecimiento y evolución si somos capaces de no creérnoslo.

Cuando reaccionamos ante nuestro miedo y nos asustamos, inevitablemente buscaremos la forma de evitarlo, de escapar de él. De esa manera, el miedo se convierte en nuestro enemigo, en una resistencia que nos impide avanzar, que nos limita y nos hace pequeños. Sin embargo, si, en vez de tenerle miedo, lo afrontamos y lo reconocemos, si en vez de taparlo, lo utilizamos como medio para conectar con nuestra valentía y con nuestro poder, entonces el miedo se convertirá en nuestro aliado, en un valioso recurso para que sepamos por dónde debemos ir. Si te da miedo, es por ahí.

Todo es ascendente, todo busca conectarse con el amor, y el miedo es solo otra forma más de poder hacer esa conexión, porque cuando tengo miedo y en vez de salir corriendo, lo pongo delante de mí y le doy la oportunidad de que me muestre lo que todavía no he visto ni integrado, entonces yo misma transformo mi miedo, lo que aparentemente solo es una limitación, en oportunidad, en amor.

Si tengo miedo a enfermar, a lo mejor ese miedo solo me está invitando a que me pregunte: ¿y si enfermo qué ocurre? Si tengo miedo a no poder pagar y pongo ese miedo delante de mí, sabiendo que contiene una oportunidad, a lo mejor soy capaz de ver que me está invitando a que busque nuevas formas de abastecerme, o a que aprenda a confiar, o a que haga cambios en mi trabajo. Se lo tendré que preguntar.

Si transformamos la relación que tenemos con nuestro miedo, nuestro miedo nos transformará.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Loic Leray

VA A PASAR

Solo puedo decirte que va a pasar. No lo olvides, va a pasar.

Ya sé que cuando hay dolor, cuando crees que nada tiene sentido, cuando la tristeza te arrasa y sientes frustración y rabia, no tienes espacio para ver más allá, y es normal. Por eso, si lees esto, a lo mejor te ayuda a tener un poquito de impulso y de esperanza.

No hay fórmulas mágicas, o por lo menos yo no las conozco, solo sé que si te atreves a sentir todo lo que sientes, a sostener el dolor que hay en tu corazón, a acompañarte en lo que te está ocurriendo y a darte cariño y comprensión, vas a conectar con lo único que de verdad tiene el poder para sanar: el amor, y entonces todo ese dolor se transformará, y sabrás honrarlo y darle las gracias porque te ha ayudado a amarte aun en la oscuridad.

Y en el amor no hay juicio, ni pensamientos, ni deseos de entender nada, el amor ama, es expansivo y abraza. Y tu dolor, tu sentimiento de soledad, tu tristeza necesitan un abrazo, un hogar. Necesitan que estés presente, que seas incondicional para que, cuando estén listos, se puedan marchar.

No lo olvides, va a pasar.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Neom

CELEBRAR LA VIDA

Ayer escuché a un astrólogo decir que todos los días tendríamos que celebrar la vida y que deberían de ser una fiesta, y pensé: “qué mal lo debo de estar haciendo, porque hay muchos días que no siento ganas de celebrar nada y que podrían calificarse de todo menos de fiesta”.

Estoy segura de que el objetivo final de nuestro paso por aquí es el de ser capaces de vivir esta experiencia desde el gozo, la alegría, la celebración y el agradecimiento con independencia de lo que esté ocurriendo. Lo que sucede es que para llegar a ese estado, para irradiar esa plenitud, antes hemos tenido que aprender a manejar el remolino de sentimientos y emociones que muchas veces nos arrastran y nos hacen sentir tan pequeños y desdichados que todo se convierte en oscuridad.

Queremos estar bien, todos queremos ser felices y tener una vida plena. Estamos buscando lo mismo, y encontrarlo, dar con ese estado de celebración nos obliga a desarrollar una actitud amorosa con todo lo que sentimos. Con nuestra rabia, nuestro miedo, nuestra soledad, nuestra frustración. Con todo lo que nos resulta incómodo.

Acompañarnos, sostenernos, darnos cobijo y no juzgarnos, sobre todo no juzgarnos, cuando no nos sentimos bien, cuando no hay fiesta, cuando estamos tristes o abatidos nos proporciona un estado de plenitud interna, de libertad que nos lleva a sentir alegría y gozo, porque cuando somos capaces de abrazar todo lo que ocurre, cuando no luchamos y no nos resistimos, entonces sí, entonces estamos listos para celebrar la vida, porque convertirla en una fiesta pasa por festejar todo lo que somos, por darle la bienvenida a todo lo que nos está sucediendo, incluido lo que no nos gusta.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Guille Álvarez

REVISA

No tienes poder ni control sobre las experiencias de tu vida. Querer saber cuándo o cómo ocurrirá, querer entender el porqué sucedió lo que sucedió, querer dirigir tu paso por aquí son maneras de ir en contra de la propia dinámica de la vida.

Esta experiencia te pide fe y confianza ciega, te pide que abandones el deseo de intentar controlar lo que sea que intentes controlar y lo sueltes, que lo entregues, que se lo des a algo que es mucho más grande que tú y que no puedes ver, que solo puedes sentir, que únicamente puedes percibir en tu interior con los ojos cerrados.

Aceptar que no tienes el control no significa que no tengas poder, porque sí que lo tienes, pero ese poder no está en las experiencias, está en tu mente. Allí eres libre y capaz.

Tu mente es el único lugar donde sí puedes tener el control. Tienes capacidad infinita para elegir qué tipo de pensamientos depositas en tu mente, en qué quieres creer y qué tipo de energía quieres que los impulsen, miedo o amor. La conexión con tu poder mental es lo que va a hacer que todas esas experiencias que intentabas controlar desde la ansiedad y el miedo, puedan cambiar.

Revisa lo que piensas, desde dónde piensas, lo que da origen a tus pensamientos. Revisa la información que consumes, si le aporta valor a tu vida o por el contrario se la resta. Revisa tus creencias, mira si hay amor en ellas. Ve al cuerpo, él te va a indica cuál es la vibración de tus pensamientos. Es en tu mente donde puedes comenzar a hacer cambios, cada vez que eliges pensar en amor en vez de en miedo estás elevando tu vibración, estás sanando, estás tomando el control.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Lucas Gallone


ERES TODO

Eres fuerte, valiente, resiliente. Si quieres, eres capaz de lograr todo lo que te propones. También eres sensible, vulnerable, creativo, espontáneo, apasionado, intenso, paciente, constante, resistente, perseverante, flexible, abierto, comunicativo, divertido, risueño, alegre, enfocado, curioso, listo e inteligente. Eres honesto, humilde, generoso, intuitivo, libre, único, independiente, diferente, auténtico, trabajador, constante, responsable, inocente, servicial, amoroso, entregado, abierto, cariñoso, compasivo, poderoso.

También eres impaciente, dependiente, tienes miedo, sientes que no puedes, tienes celos, vergüenza, envidia, te enfadas, sientes ira, frustración, culpa, rabia. Dudas, no sabes, te desesperas, te evades, te dispersas, te victimizas, generas muchas resistencias. Juzgas, te juzgas, te obsesionas, te limitas, te infravaloras, te rechazas, a veces hasta te odias.

Atacas, te defiendes, te apegas, no avanzas, procrastinas, desconfías, te pones rígido, muy frío. A veces aparece la soberbia, la vanidad, la prepotencia.

Solo cuando aceptas sin ningún tipo de juicio que eres todo es cuando puedes encontrar paz. Si únicamente nos identificamos con una parte de nosotros, la otra, la que no nos gusta, la que rechazamos y que queremos tapar, todo aquello que no queremos ser, lo proyectaremos fuera, nos limitará y nos someterá.

Lo que somos, todo, es sagrado, porque todo, en sus dos polaridades nos sirve para transformarnos y evolucionar.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Freestocks

DOY MUERTE

Hoy doy muerte al miedo a vivir, a arriesgar, a ser yo misma, a decir lo que pienso, a sentir lo que siento.

Hoy doy muerte a todas esas creencias que aprendí, que acepté sin cuestionar, que me limitan y me encarcelan. Hoy doy muerte a mis dudas sobre quien soy. Doy muerte a los pensamientos que me atormentan, a los que me dicen que la enfermedad es real, que el sacrificio tiene recompensa, que no puedo, que no soy capaz, que no me fie, que no suelte el control.

Hoy doy muerte a cualquier memoria de culpa, de no merecimiento que pueda existir en mi interior. Doy muerte a esa tendencia tan mía de dejarme para más tarde, de no confiar en mi intuición, de asumir responsabilidades de otros, de cargar mis espaldas sin atreverme a decir “no”. Hoy doy muerte a la impaciencia, a la frustración, a la víctima, a la queja. Doy muerte al juez que habita en mi interior, a todas las trabas que me pongo para no sentir, para no abrazar mi vulnerabilidad.

Hoy doy muerte al miedo a no tener, a no poder amar, a no ser libre, a no ser capaz de manifestar lo que deseo. Doy muerte al miedo a mi poder, a la cruz y al sufrimiento. Hoy doy muerte a todo lo que me separa del amor, de esa luz que habita en mi corazón. Hoy elijo morir y dejar ir a la persona que no puedo seguir siendo.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Bruno Van Der Kraan