Lo que crees creas

SOBRE EL DESEO

Desear solo no basta. La mayoría de las veces nos quedamos únicamente en eso, en desear, pero sin saber muy bien porqué no logramos que ese deseo se convierta en realidad.

Lo más importante del deseo es cómo me relaciono con él.

A veces, cuando deseamos mucho algo, nuestro deseo viene acompañado de la misma cantidad de miedo a manifestarlo. Es un miedo sutil, escondido, inconsciente, y muy poderoso.

Deseo mucho tener pareja y a la vez tengo mucho miedo a que mi deseo no se manifieste, o que ocurra y me vuelvan a abandonar, así que mejor continuar deseando algo que yo misma no me permito.

Deseo mucho estar sano, pero mi mente, y por lo tanto mi atención está puesta en la enfermedad que tengo. Además sí, es verdad, una parte de mí desea recuperar la salud, pero otra cree que es imposible que eso suceda porque “ya me ha dicho el médico que es una enfermedad incurable.”

Desear es una oportunidad para ver nuestros apegos, miedos y resistencias. Para ver nuestra falta de fe y lo alejados que estamos de la certeza del merecer. Cuando conseguimos dejar de ver lo que anhelamos como un deseo, como algo que está por llegar, es cuando resulta más sencillo manifestar, ¿no crees?

Si mi deseo tiene que ver con la prosperidad es porque estoy experimentando la escasez, pero todo está polarizado, si vivo en uno de los polos, el otro también existe en mi interior. Y ahí es donde está nuestro principal desafío. La alegría o libertad que siento cuando imagino que soy próspera me recuerda que en alguna parte de mi ser ya sé lo que significa la prosperidad. Por eso, necesito dejar de ver esa experiencia como algo externo a mí, como un deseo que viene de fuera, y revisar el vínculo que tengo, en este caso, con la prosperidad. Porque a lo mejor la deseo mucho, pero mi padre me enseñó que el dinero te corrompe, y además siempre faltaba en casa. Ese “pero” que muchas veces va unido al deseo es el que hay que descubrir, porque cuando reconocemos esos patrones, resistencias, miedos y apegos que se esconden detrás de nuestro deseo, es cuando de verdad tenemos el espacio para cambiar nuestra vibración y transformar el deseo en una realidad que siempre existió en nuestro interior.

Un abrazo,

Almudena Migueláñez.

(Te estoy muy agradecida si comentas, si le pones un corazón a esta publicación y si la compartes)

Photo by Jiunn-Yih Lau.

REVISA

No tienes poder ni control sobre las experiencias de tu vida. Querer saber cuándo o cómo ocurrirá, querer entender el porqué sucedió lo que sucedió, querer dirigir tu paso por aquí son maneras de ir en contra de la propia dinámica de la vida.

Esta experiencia te pide fe y confianza ciega, te pide que abandones el deseo de intentar controlar lo que sea que intentes controlar y lo sueltes, que lo entregues, que se lo des a algo que es mucho más grande que tú y que no puedes ver, que solo puedes sentir, que únicamente puedes percibir en tu interior con los ojos cerrados.

Aceptar que no tienes el control no significa que no tengas poder, porque sí que lo tienes, pero ese poder no está en las experiencias, está en tu mente. Allí eres libre y capaz.

Tu mente es el único lugar donde sí puedes tener el control. Tienes capacidad infinita para elegir qué tipo de pensamientos depositas en tu mente, en qué quieres creer y qué tipo de energía quieres que los impulsen, miedo o amor. La conexión con tu poder mental es lo que va a hacer que todas esas experiencias que intentabas controlar desde la ansiedad y el miedo, puedan cambiar.

Revisa lo que piensas, desde dónde piensas, lo que da origen a tus pensamientos. Revisa la información que consumes, si le aporta valor a tu vida o por el contrario se la resta. Revisa tus creencias, mira si hay amor en ellas. Ve al cuerpo, él te va a indica cuál es la vibración de tus pensamientos. Es en tu mente donde puedes comenzar a hacer cambios, cada vez que eliges pensar en amor en vez de en miedo estás elevando tu vibración, estás sanando, estás tomando el control.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Lucas Gallone


FINGE

Finge hasta que te lo creas.

Finge ser feliz aunque no lo seas. Finge con todas las ganas que puedas.

Finge que estás tocando tu sueño, que lo tienes en las manos, en la piel, que te está besando. Finge que ya eres esa persona que con la mente te gustaría ser. Respira igual, actúa igual, siente igual. Finge prosperidad si transitas por una experiencia de escasez. Sonríe aunque estes llorando. Finge amor aunque tengas miedo. Finge alegría y confianza. Finge que estás lleno de paz y de esperanza.

Pregúntate cómo serías si ya lo hubieses logrado. Cómo serías en este momento si tus deseos más profundos ya se hubieran manifestado.

Finge y vive siendo lo que anhelas, aunque todavía no sea. Finge y estarás cocreando. Estarás engañando a la mente, a tu ego y te estarás alineando. Si finges, llegará un momento en el que cambiará tu vibración y te lo creas.

Y si te lo crees, lo creas.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Jaanus Jagomagi