Hoy doy muerte al miedo a vivir, a arriesgar, a ser yo misma, a decir lo que pienso, a sentir lo que siento.
Hoy doy muerte a todas esas creencias que aprendí, que acepté sin cuestionar, que me limitan y me encarcelan. Hoy doy muerte a mis dudas sobre quien soy. Doy muerte a los pensamientos que me atormentan, a los que me dicen que la enfermedad es real, que el sacrificio tiene recompensa, que no puedo, que no soy capaz, que no me fie, que no suelte el control.
Hoy doy muerte a cualquier memoria de culpa, de no merecimiento que pueda existir en mi interior. Doy muerte a esa tendencia tan mía de dejarme para más tarde, de no confiar en mi intuición, de asumir responsabilidades de otros, de cargar mis espaldas sin atreverme a decir “no”. Hoy doy muerte a la impaciencia, a la frustración, a la víctima, a la queja. Doy muerte al juez que habita en mi interior, a todas las trabas que me pongo para no sentir, para no abrazar mi vulnerabilidad.
Hoy doy muerte al miedo a no tener, a no poder amar, a no ser libre, a no ser capaz de manifestar lo que deseo. Doy muerte al miedo a mi poder, a la cruz y al sufrimiento. Hoy doy muerte a todo lo que me separa del amor, de esa luz que habita en mi corazón. Hoy elijo morir y dejar ir a la persona que no puedo seguir siendo.
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.