Inspira

REVISA

No tienes poder ni control sobre las experiencias de tu vida. Querer saber cuándo o cómo ocurrirá, querer entender el porqué sucedió lo que sucedió, querer dirigir tu paso por aquí son maneras de ir en contra de la propia dinámica de la vida.

Esta experiencia te pide fe y confianza ciega, te pide que abandones el deseo de intentar controlar lo que sea que intentes controlar y lo sueltes, que lo entregues, que se lo des a algo que es mucho más grande que tú y que no puedes ver, que solo puedes sentir, que únicamente puedes percibir en tu interior con los ojos cerrados.

Aceptar que no tienes el control no significa que no tengas poder, porque sí que lo tienes, pero ese poder no está en las experiencias, está en tu mente. Allí eres libre y capaz.

Tu mente es el único lugar donde sí puedes tener el control. Tienes capacidad infinita para elegir qué tipo de pensamientos depositas en tu mente, en qué quieres creer y qué tipo de energía quieres que los impulsen, miedo o amor. La conexión con tu poder mental es lo que va a hacer que todas esas experiencias que intentabas controlar desde la ansiedad y el miedo, puedan cambiar.

Revisa lo que piensas, desde dónde piensas, lo que da origen a tus pensamientos. Revisa la información que consumes, si le aporta valor a tu vida o por el contrario se la resta. Revisa tus creencias, mira si hay amor en ellas. Ve al cuerpo, él te va a indica cuál es la vibración de tus pensamientos. Es en tu mente donde puedes comenzar a hacer cambios, cada vez que eliges pensar en amor en vez de en miedo estás elevando tu vibración, estás sanando, estás tomando el control.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Lucas Gallone


ERES TODO

Eres fuerte, valiente, resiliente. Si quieres, eres capaz de lograr todo lo que te propones. También eres sensible, vulnerable, creativo, espontáneo, apasionado, intenso, paciente, constante, resistente, perseverante, flexible, abierto, comunicativo, divertido, risueño, alegre, enfocado, curioso, listo e inteligente. Eres honesto, humilde, generoso, intuitivo, libre, único, independiente, diferente, auténtico, trabajador, constante, responsable, inocente, servicial, amoroso, entregado, abierto, cariñoso, compasivo, poderoso.

También eres impaciente, dependiente, tienes miedo, sientes que no puedes, tienes celos, vergüenza, envidia, te enfadas, sientes ira, frustración, culpa, rabia. Dudas, no sabes, te desesperas, te evades, te dispersas, te victimizas, generas muchas resistencias. Juzgas, te juzgas, te obsesionas, te limitas, te infravaloras, te rechazas, a veces hasta te odias.

Atacas, te defiendes, te apegas, no avanzas, procrastinas, desconfías, te pones rígido, muy frío. A veces aparece la soberbia, la vanidad, la prepotencia.

Solo cuando aceptas sin ningún tipo de juicio que eres todo es cuando puedes encontrar paz. Si únicamente nos identificamos con una parte de nosotros, la otra, la que no nos gusta, la que rechazamos y que queremos tapar, todo aquello que no queremos ser, lo proyectaremos fuera, nos limitará y nos someterá.

Lo que somos, todo, es sagrado, porque todo, en sus dos polaridades nos sirve para transformarnos y evolucionar.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Freestocks

DOY MUERTE

Hoy doy muerte al miedo a vivir, a arriesgar, a ser yo misma, a decir lo que pienso, a sentir lo que siento.

Hoy doy muerte a todas esas creencias que aprendí, que acepté sin cuestionar, que me limitan y me encarcelan. Hoy doy muerte a mis dudas sobre quien soy. Doy muerte a los pensamientos que me atormentan, a los que me dicen que la enfermedad es real, que el sacrificio tiene recompensa, que no puedo, que no soy capaz, que no me fie, que no suelte el control.

Hoy doy muerte a cualquier memoria de culpa, de no merecimiento que pueda existir en mi interior. Doy muerte a esa tendencia tan mía de dejarme para más tarde, de no confiar en mi intuición, de asumir responsabilidades de otros, de cargar mis espaldas sin atreverme a decir “no”. Hoy doy muerte a la impaciencia, a la frustración, a la víctima, a la queja. Doy muerte al juez que habita en mi interior, a todas las trabas que me pongo para no sentir, para no abrazar mi vulnerabilidad.

Hoy doy muerte al miedo a no tener, a no poder amar, a no ser libre, a no ser capaz de manifestar lo que deseo. Doy muerte al miedo a mi poder, a la cruz y al sufrimiento. Hoy doy muerte a todo lo que me separa del amor, de esa luz que habita en mi corazón. Hoy elijo morir y dejar ir a la persona que no puedo seguir siendo.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Bruno Van Der Kraan

OJALÁ

Ojalá que te despiertes un día, te mires al espejo y decidas que es hora de empezar a tratarte con cariño. Ojalá que puedas ver tu brillo, tus talentos y tus dones. Ojalá que dejes de considerarte valioso solo por lo que haces y puedas empezar a amarte sin condiciones.

Ojalá elijas creer en ti. Ojalá te trates con compasión y con la misma dulzura y atención que una madre lo hace con su hijo. Ojalá te tengas confianza ciega. Ojalá que sepas desearte siempre lo mejor. Ojalá que nunca cargues tus espaldas, que te atrevas a decir “no”.

Ojalá que ames tus errores, tus sombras y tus demonios. Ojalá que te liberes y te perdones. Ojalá que abandones la necesidad de controlarlo todo y te atrevas a soltar, a dejar ir. Ojalá que te abras a la vulnerabilidad, que no te defiendas más, que no pongas barreras, que estés disponible para que te amen, para amar. Ojalá puedas sentir en tu corazón que mereces todo lo mejor del mundo. Ojalá que llenes tu vida de intimidad, de carcajadas, de besos interminables, de relaciones únicas.

Ojalá que te enamores y que sea un amor correspondido. Ojalá que tengas una vida fácil, que en ella no haya espacio para la lucha ni para el sacrificio. Ojalá aceptes que eres único, que puedes ser tú mismo. Ojalá que no te pongas límites, que no esperes a mañana, que no renuncies a lo que sientes, que no te creas lo que te dice tu mente.

Ojalá que puedas mirar el pasado y sentir paz. Ojalá que siempre tengas la sensación de que aprovechaste cada oportunidad. Ojalá que no vivas de puntillas, que abraces tu miedo y que te deje de asustar. Ojalá que tu vida se llene de sentido y que tu corazón y tu mente sean uno.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Sergei Gavrilov

SAGRADO

Tus salvavidas: la entrega, la inocencia, la risa, el optimismo, el juego, la vulnerabilidad, la confianza ciega.

Tus desafíos: dejar de creerte lo que te dice tu mente, abrazar e integrar tu miedo, aprender a habitar tu cuerpo, ser tú mismo, atreverte a hacer lo que con el corazón sabes que quieres.

Tus responsabilidades: construir una sana relación contigo mismo, no cargar tus espaldas con lo que no es tuyo. Dejar de someterte a autoridades externas. Aprender a regularte y a decir “no”. Gestionar tus emociones. Trabajar por lo que quieres. Sanar la culpa. Dejar de juzgarte, de utilizar los ojos y la mente para entender la vida.

Tus talentos y tus dones: el poder para alquimizarlo todo, para transformar tu vida y convertirla en un viaje apasionante. La capacidad para identificarte con lo que de verdad eres y vibrar en amor, prosperidad, creatividad, salud, plenitud y dicha.

Tu misión de vida: vivirla al máximo con todo lo que contiene, porque con cada experiencia tienes la oportunidad de ser más amor, menos ego.

Tus logros: eres resiliente, has dejado de mendigar amor, de creer que no eres suficiente. Te has atrevido a soltar la carga de lo que los demás esperan que seas y has logrado ser quien de verdad eres. Has dejado de creerte el miedo, de prestar atención al ruido de tu mente, de hacer lo que no te hace feliz, lo que no quieres.

Eres libre, sagrado y completo.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Kristine Cinate


PERMITIR

Lo espiritual no tiene que ver con lo que haces sino con el lugar desde donde eliges vivir. Somos espíritu, pero saberlo con la mente significa poco. A veces, nada. Intelectualizar lo espiritual puede hacer que lo convirtamos en algo lejano, que se encuentra fuera de nosotros, que está por llegar y que es limitado. Limitado porque todo aquello que analizamos con la mente está condicionado por nuestras creencias y por lo que ven nuestro ojos físicos.

Somos espíritu, nunca vamos a dejar de ser lo que somos. Lo sepamos o no, vivamos siéndolo o no, esa es nuestra verdadera naturaleza. Nuestro desafío es el de abandonar la idea de que tenemos que hacer algo para que lo espiritual se manifieste, y simplemente permitirlo. No tenemos que aprender sobre el amor, no tenemos que pasar pruebas para que nuestra divinidad dirija nuestra vida. Tenemos que silenciar la mente y crear espacio en nuestro interior para que lo que somos se manifieste.

Piensa en una cebolla. Su corazón está tapado por muchas capas. Tú eres algo así, algo parecido a una cebolla. Tu corazón, tu esencia, tu alma es luz, es amor, es un reflejo exacto del macro universo. Esa luz que habita en tu interior ya es, está ahí siempre, nunca va a dejar de brillar ni de iluminar, es ilimitada y completa, pero está tapada por capas y capas que llevan el nombre de memorias, creencias, patrones, pactos, miedos que te han hecho creer que estás separado de lo que eres.

Si tu foco está puesto en quitar cada una de esas capas, imagina todo lo que vas a tener que trabajar. Si tu foco está puesto en las capas que te separan del amor, tendrás mucho que aprender y mucho que hacer. Todo estará por llegar, seguirás conectado al miedo y a la sensación de separación, pero si eliges centrar tu atención en lo que de verdad eres, silenciar la mente y entregarle a tu divinidad todas esas capas de miedo, entonces comenzarán a ocurrir milagros. Entonces sabrás que nunca estuviste separado, que no tienes nada que aprender. Que se trata de ser.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.


SI TENGO UN PROBLEMA

Cuando vivimos desde la mente y tenemos un problema o hay algo en nuestro vida que nos preocupa, que creemos que está desajustado, que nos asusta, lo que solemos hacer es llevar toda nuestra atención a eso que nos está sucediendo, y esa atención, al venir del ego, está cargada de ansiedad, de miedo y de intento de control. Ocurre algo en nuestra vida que con la mente juzgamos como peligroso y entonces activamos millones de pensamientos para intentar controlar la experiencia, para intentar que desaparezca, para evitarla.

Cuando reaccionamos así ante algo que para nuestra mente es un desafío o un problema, generamos miedo, angustia y estrés. Lo hacemos porque desde el ego somos muy limitados y con la mente no sabemos soltar y fluir. Sin embargo, si recordamos que además de ego somos alma, si confiamos en que en nuestro interior existe una fuerza y una sabiduría que es la misma que hace que el sol salga o que podamos respirar sin ser conscientes de ello, entonces podremos afrontar nuestros desafíos desde un lugar completamente diferente.

Aquello donde yo pongo mi atención, crece. Si tengo un problema, si en mi vida hay algún desorden y yo llevo mi mente a ese lugar porque le doy vueltas en mi cabeza, porque me preocupo, porque quiero que se solucione y no sé qué hacer, eso que está desajustado crece, y mi ansiedad también. Sin embargo, si me hago consciente de que yo soy algo mucho más grande que mi personalidad y redirijo mi atención a la luz que existe en mi interior, si en mi mente me mantengo en la certeza de que, pese a la experiencia que estoy viviendo, yo soy amor, entonces estoy creando la posibilidad de que el desorden que hay en mi vida se transforme, que el caos, el problema o el desajuste, naturalmente vuelva a ser amor.

No somos conscientes del poder que tenemos, no somos conscientes de quiénes somos realmente, y por eso nos perdemos en intentar solucionar nuestra vida en vez de dejar que sea nuestra Divinidad quien se encargue de ella.

Que en tu mente solo haya espacio para el amor. Si estás enfermo, que tu atención esté puesta en la salud. Si en tu vida hay escasez, que tu atención esté puesta en la prosperidad.

Revisa qué quieres hacer crecer y redirige tu mente y tu atención a eso.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez

Photo by Jonatan Pie