Gaspar, Melchor y Baltasar.
Reyes Magos de Oriente.
Travesía del Desierto (dirección hacia Jerusalén).
01/01/0001
A cualquier adulto
Buenas noches,
Soy Melchor y escribo esta carta en nombre de Gaspar, de Baltasar y del mío propio. Te la escribo a ti, aunque a los tres nos encantaría que pudieras transmitir nuestro mensaje a los adultos que más quieres.
Hemos decidido hacer una parada en el camino que nos lleva a Jerusalén para hablaros, y lo hacemos con la esperanza de que nuestras palabras os ayuden a recobrar esa ilusión, entusiasmo y capacidad de asombro que existió hace años y que todavía vive en vuestros corazones.
Como sabéis, somos nosotros los que acostumbramos a recibir millones de cartas repletas de peticiones que atendemos de forma milagrosa, no solo la noche del 5 de enero, sino durante el resto del año. Desgraciadamente, os soléis olvidar muy pronto de nosotros. Hemos podido comprobar que la mayoría de vosotros, el 7 de enero nos sacáis de vuestras mentes y de vuestros corazones de manera fulminante. Los tres nos hemos caído de los camellos cuando nuestros pajes nos han informado de que muchos adultos ni tan siquiera creen en nosotros. Si eso es así, sin duda es porque no creen en ellos ni en su niño interior.
Baltasar dice que os falta fe en lo Divino y que prestáis demasiada atención a vuestra mente, que hacéis más caso a la razón que a vuestra poderosa intuición. Gaspar piensa que, además, habéis dejado de creeros merecedores, ya no soñáis como antes, ni entregáis vuestros deseos con la certeza de que se verán cumplidos. Todo esto nos quita la corona de reyes, nos frustra y no imagináis cuánto nos entristece. Os queremos muchísimo y a los tres nos encantaría ver que os permitís ser más niños.
No sabemos qué es el miedo, por la zona donde vivimos eso no existe, tampoco hay sombras, dudas ni juicios. No entendemos por qué os preocupáis, ¿se preocupan los niños? No nos gusta ver cómo reprimís vuestros sentimientos, ¿lo hacen ellos? De ninguna manera queremos que viváis faltos de esperanza. Queremos existir en vosotros y que vuestra vida cambie, para ello debéis dejar atrás vuestros egos, no ser tan adultos ni tan serios, ni tan reprimidos ni tan negativos.
Deseamos que seáis muy felices y queremos que vuestros ojos recobren el mismo brillo que tenían cuando aún erais unos niños. Somos astrólogos y por esa razón sabemos que todo lo tenéis dentro y que si os conocéis y aprendéis a confiar plenamente en vosotros, vuestra vida será una manifestación constante de regalos.
Por favor, sed más agradecidos, quejaos menos, confiad con todas vuestras fuerzas, ilusionaros como cuando erais pequeños, recuperad la capacidad para sorprenderos, creed en lo que no podéis ver, sonreíd más, jugad más, juzgad menos, o mejor, no juzguéis. Practicad la humildad, aprended que por encima de vuestro miedo existe una fuerza amorosa que sabe lo que hace y que os quiere. Aquietad la mente, aprended sobre el poder del silencio. Revisad lo que nos pedís, por favor, que no sea más miedo. Hablad con vuestra guía interna, ella deja vuestros recados a nuestros pajes. Comprometeos con vuestros sueños y responsabilizaros por ellos. Caminad vuestra experiencia sin dejar nunca de mirar al cielo, contad estrellas, escribidnos y exprimid el tiempo. Sabed que siempre os estamos queriendo y que cualquier momento del año es perfecto para que nos encontremos.
Gaspar me pide que os recuerde que no solo hacemos magia sino que además podemos oírlo todo. Oímos vuestros diálogos internos, los “no puedo”, “no creo” y “tengo miedo”. Cada vez que os decís eso, dejamos de brillar y no nos queda más remedio que cambiar presentes por carbón. Ese carbón que quiere recordaros que con cada “no” estáis diciendo adiós a vuestros sueños.
Deseamos que vuestra experiencia se llene de tiempo disfrutado, de merecimiento y de inocencia. Que vuestros brazos permanezcan siempre abiertos para recibir nuestros regalos.
Esperamos con mucha ilusión leer de nuevo vuestras cartas y si vienen acompañadas de un trocito de roscón, no vamos a decir que no.
Gaspar, Melchor y Baltasar de camino a Jerusalén ©
Felices Reyes y feliz presente,
Almudena Migueláñez.