Desarrollo personal

ERES MUY VALIENTE

Por haberte desidentificado del personaje, por ser capaz de tratarte con compasión y con cariño pase lo que pase, por haber dejado de juzgarte. Porque has abandonado la necesidad de ser perfecto y te atreves a honrar tus imperfecciones. Por reconocer que tienes miedo, por aceptarlo en vez de luchar contra él. Porque no has vuelto a esconderte, y estás siendo capaz de vivir desde lo que sientes.

Porque cada día prestas menos atención al murmullo incesante de tu mente, porque lo puedes observar sin reaccionar. Porque ya no te asusta pedir ayuda. Porque has dejado de dar en exceso y estás abriendo tu corazón para poder recibir. Porque por fin sientes que mereces.

Porque cada día te identificas menos con tus creencias, porque te estás atreviendo a dar prioridad a tus sentimientos, porque, aunque te asuste, te estás permitiendo sentir toda esa frustración y esa rabia que tienes dentro.

Porque, pese a que muchos días te gustaría darte por vencido, continuas levantándote. Porque eres capaz de reírte a carcajadas aunque estés sufriendo. Porque, aunque te da mucho miedo, estás eligiendo confiar y tener fe en lo de arriba y también en la propia sabiduría de tu proceso.

Porque ya no te permites estar más en deuda contigo, porque ya no renuncias a tus necesidades para que los demás te quieran, porque ya no mendigas amor, porque te respetas.

Porque estás acompañándote en momentos muy desafiantes, donde hay dolor y mucha tristeza. Porque cada día que pasa eres un poco más tú, un poco más inocente, un poco más niño. Porque ahora, cuando tienes un problema, ya no te vuelves loco intentando solucionarlo. Porque creas espacio y lo entregas.

Eres muy valiente.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo byJohn Gibbons

ERES TÚ

No hagas, no luches, no controles. Suelta.

No quieras, no intentes, no pienses. Siente.

No esperes, no tengas expectativas, no des más de lo que puedes. Recibe.

No busques. Permite que te encuentre.

No te apegues, no te enganches, no retengas. Fluye.

No te creas el ruido de tu mente. No respondas a sus porqués ni a sus dudas. Haz espacio, cierra los ojos y confía.

No intervengas, no intentes cambiar lo que está ocurriendo. Observa.

No quieras eliminar, no puedes. Abraza e integra.

No reacciones. Solo es miedo. Tú eres algo mucho más grande que eso. Eres amor. Recuerda.

No creas en pruebas externas. El Universo no está fuera. Eres tú quien tiene el poder. Quien decide. Quien crea.

No esperes a que ocurra. No esperes al otro. No esperes a mañana. Es hoy. Eres tú. Es ahora.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Megha Ajith



AMA

Descansa. Tómate el tiempo que necesites. Nadie te juzga, no lo olvides. No importa lo que tardes, lo importante es quien eres mientras estás haciendo tu camino. Respeta tus necesidades, sé madre y padre de ellas. No las cuestiones ni las aplaces. Recuerda que si no te das lo que necesitas, no podrás tocar lo que deseas.

Honra tus sombras, tienen un enorme regalo para darte. Aunque tu mente no lo entienda, tener miedo no es el problema. Solo piensa qué pasará cuando no te lo creas. No esperes a que aparezca esa persona. Hazte feliz. Esa es la forma de que te pueda ver y de atraerla. No te defiendas. Solo tu mente cree en el ataque. Lo de fuera refleja. No dediques atención a la guerra, al miedo o a la escasez. Lo que crees, creas. Donde diriges tu atención y tu mente crece y puede convertirse en resistencia. Siente. Da igual lo que sea. No te juzgues. No te ataques. No te agredas. El Universo del que formas partes no da puntada sin hilo, te creó perfecto, él te acepta y te ama. Haz tú lo mismo contigo.

Eres poderoso y capaz, pero si te dejas arrastrar por el miedo y las opiniones de los demás, si no tomas las riendas y no crees firmemente en ti, la corriente te puede arrastrar. Estamos aquí de paso, no merece la pena que te lo tomes tan en serio, que te preocupes tanto. Si vamos a morir, por qué no vivir del todo, exprimiendo cada experiencia al máximo. Quizá, si amamos más, si prestamos más atención a los demás, si nos apoyamos más, si meditamos más, si disfrutamos y jugamos más, si servimos y agradecemos más, si dejamos de permitir que otros nos digan lo que tenemos que hacer, quizá, digo yo, podamos despertar y darle un nuevo sentido y significado a nuestra vida.

Todo lo tienes dentro. No lo olvides, eres sagrado. Ama y haz lo que te dé la gana.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by johannes-plenio

GRACIAS

Pese a mis miedos y resistencias, pese a mis intentos de control, siempre he sido una persona habituada a cambiar de piel y a utilizar las experiencias de la vida como medios para transformarme y crecer. Si alguien me hubiese dicho al terminar mi carrera que hoy iba a estar aquí sentada escribiendo, después de todos los giros, muchos de ellos radicales, que ha ido dando mi vida, no hubiese sido capaz de creerlo. Todavía a veces me cuesta aceptar la idea de que mi paso por aquí no tiene que ver con lo que yo hago, ni con mi acción ni con mi capacidad para luchar, sino con la habilidad de estar disponible para que la vida, a través de mí, se pueda cumplir.

Quizá el ámbito profesional haya sido el área donde más consciente he sido de lo importante que es transformar trabajo en servicio. Quizá el ámbito profesional haya sido el área de mi vida donde más he podido ver que no programarla es lo que la convierte en un lugar mágico y milagroso. En una experiencia ilimitada y poderosa.

Cuando dejé mi trabajo para dedicarme a "la terapia" lo hice porque tuve una fe ciega en lo que sentía y en mi intuición. No tenía la más mínima idea de lo que vendría después, solo jugaba a imaginar escenarios como si fuera una niña pequeña y quizá por esa capacidad que, pese al miedo, tuve para entregarme, para confiar y para dejar que la vida hiciera a través de mí, puedo plantearme hoy un nuevo reto.

Durante estos años y gracias a ti, no solo he crecido sino que además he podido sentir que estoy donde tengo que estar. Hoy, gracias a tu fidelidad, a tus muestras de cariño y a la implicación y entusiasmo que has puesto en tus procesos de sanación, yo puedo hacer otro cambio de piel y ampliar mi servicio.

En los próximos meses vamos a modificar la página web para que tú y yo podamos interactuar de una forma más directa y para que puedas acceder con mayor facilidad a mis actividades. Además, y con el fin de compartir más contenidos, de que pueda llegar a más personas y de fomentar la autogestión en la que creo firmemente, voy a ampliar el tiempo que dedico a los cursos y talleres, a escribir y a divulgar información. También el tiempo que me dedico a mí y a cuidar de mis necesidades.

Tengo miedo y también mucha ilusión por ver lo que me trae esta nueva etapa en la que me encantaría seguir contando contigo.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Stephanie Greene

UN CAMBIO DE PIEL

Puede ser que tus necesidades estén cambiando y que cuestiones lo que hasta ahora dabas por hecho. Puede ser que aquello en lo que creías firmemente, ahora se esté tambaleando y necesites construir creencias nuevas, más coherentes y alineadas con la persona en la que te estás convirtiendo. A lo mejor te sientes perdido, como si todo hubiera dejado de tener sentido. Probablemente, lo que hasta ahora era importante, ya no lo es tanto. Aquello a lo que dabas valor, ha podido perderlo, y lo que era incuestionable, se ha llenado de interrogantes.

Puede ser que estés cambiando de piel, que personas que hasta ahora eran pilares en tu vida, hayan dejado de serlo. Puede ser que estés descubriendo partes de ti que estaban escondidas, que jamás pensaste que tendrías, y que eso, además de sorpresa, te esté generando cierto desconcierto. A lo mejor ya no quieres pasar tiempo con los amigos de siempre, o tus motivaciones son muy distintas a las de hace algunos años. A lo mejor ya no quieres seguir haciendo lo mismo, están cambiando tus gustos, tus intereses y sabes que no puedes continuar igual porque por dentro eres diferente.

Todos estos cambios pueden despertar en ti una profunda sensación de vacío y de falta de rumbo. Yo a veces así lo siento. Nos estamos transformando, y es una transformación muy profunda y muy potente, que si sabemos transitarla, nos regalará, seguro, una nueva dirección y sentido a nuestra vida.

Estamos dando muerte a una parte de nosotros que ya cumplió con su propósito, y desprendernos no es fácil, entregarnos para abrirnos a lo nuevo, menos. Por eso, debemos ser cariñosos con nosotros mismos y darnos tiempo. Seamos pacientes durante este tránsito, sin olvidar nunca que el caos tiene un orden y que, aunque todavía no veamos lo nuevo, ya lo estamos construyendo. Honremos a la persona que fuimos, dándole las gracias por todo lo vivido, y pese al miedo, abramos nuestros brazos al nuevo ser que ahora está naciendo.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Katarzyna Urbanek


UNA VIDA CON PROPÓSITO

¿Cuál es mi propósito de vida? Quizá, ésta sea la pregunta que más veces me han hecho y ante la que únicamente encuentro una respuesta: ninguno. Y con ninguno me refiero a ninguno de los propósitos que nuestro ego piensa. Nuestra mente nos engaña haciéndonos creer que el estado natural de nuestra vida es anodino y vacío de propósito. Nuestro ego nos dice que estamos aquí para llevar a cabo grandes misiones que ni siquiera nos sentimos capaces de definir y que le restan significado a nuestras experiencias cotidianas. Continuar creyendo que existe ese gran propósito de vida que se nos revelará más adelante cuando estemos preparados es un gran error.

En cada proceso y con cada experiencia tenemos la oportunidad de elegir, de escoger cómo queremos vivir, qué queremos pensar y de qué forma queremos responder, y ahí es donde, de verdad, se despliega nuestra misión que no es otra que la de ser capaces de vivir cada experiencia eligiendo amor en vez de miedo. Y claro, para nuestra mente, que tiene pánico de que nos liberemos y comencemos a ejercer nuestro poder, ese propósito es un gran enemigo al que tacha de insignificante, cuando en realidad no lo es. Claro que no lo es. Ser capaces de no reaccionar ante el miedo y de recordar que somos seres completos, que lo tenemos todo dentro y que nunca dejamos de pertenecer, no es una misión insignificante, es nuestro gran propósito de vida.

Necesitamos desprendernos de esa idea tan poco real que tenemos sobre el motivo de nuestra existencia para que podamos comenzar a vivir nuestra misión con cada experiencia. Necesitamos dejar de preguntarnos ya sobre nuestro propósito para poder vivir ahora y de forma completa.

Yo quiero descubrir el amor, el poder, la dicha y la paz que habitan en mí y quiero que experimentar cada una de esas energías se convierta en mi misión de vida.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Eberhard Grossgasteiger

Photo by Eberhard Grossgasteiger

RECUPERARNOS

Necesitamos recuperar la inocencia, la curiosidad y la mirada ausente de desconfianza, para poder llenarla de pureza y de bondad. Necesitamos recuperar el tiempo, pero no podemos, porque al tiempo, que es escurridizo, siempre le ha gustado escapar. Lo que necesitamos restaurar es nuestra capacidad para vivir ajenos a él, habitando el presente, sostenidos en el ahora, donde el tiempo nunca fue y nunca será.

El exceso de individualismo nos pide a gritos que recuperemos los abrazos, la vulnerabilidad y los vínculos. Necesitamos desprendernos de muchas defensas y barreras, de tanta necesidad de tener razón, necesitamos decir no al juicio y recuperar el perdón. Restauremos nuestro poder para entender y vivir la vida desde la ausencia de control y desde la entrega. Desenterremos los ratos de conversaciones interminables, las carcajadas sin ningún motivo, los placeres que le dan sentido a todo esto que vivimos, las emociones que ponen la piel de gallina, las mariposas que pretenden volar en nuestra tripa, la intimidad sin medida. Abramos de nuevo la puerta a la confianza en nosotros y en los otros.

Necesitamos restaurar el valor que habita en nuestro interior, el respeto hacia nuestras necesidades y el compromiso de ser quienes somos, sin escondites ni trajes. Necesitamos recuperarnos de tanta limitación, de tanto sufrimiento y frustración y para ello, debemos de ser pacientes, debemos darnos cariño, tiempo y atención. Necesitamos escuchar a nuestro corazón y dejar espacio a nuestra sabia intuición.

Recuperemos esa forma de vivir llena de confianza, en la que el miedo solo es eso que sentimos en algún momento del pasado, pero que hemos dejado de necesitar. Tenemos tanto que recuperar, porque no se trata de aprender sino de encontrar dentro de nosotros un sin fin de partes olvidadas de nuestro ser. Se trata de abrirles la puerta, de mimarlas, de permitirles de nuevo que se dejen ver. Se trata de restaurar todo aquello que, por alguna razón, en algún momento, negamos y dejamos de atender.

Recuperemos nuestra luz, amando nuestra oscuridad. Recuperemos nuestra sabiduría dejando de pensar. Recuperemos la seguridad, desprendiéndonos de nuestras defensas y comprometiéndonos a vivir desde la vulnerabilidad. Recuperemos la plenitud siendo desde el corazón. Restauremos el amor que somos desde el agradecimiento y el perdón. Recuperemos al niño que vive en nuestro interior.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by The New York Public Library

Photo by The New York Public Library