Regresar al amor

RECUPERARNOS

Necesitamos recuperar la inocencia, la curiosidad y la mirada ausente de desconfianza, para poder llenarla de pureza y de bondad. Necesitamos recuperar el tiempo, pero no podemos, porque al tiempo, que es escurridizo, siempre le ha gustado escapar. Lo que necesitamos restaurar es nuestra capacidad para vivir ajenos a él, habitando el presente, sostenidos en el ahora, donde el tiempo nunca fue y nunca será.

El exceso de individualismo nos pide a gritos que recuperemos los abrazos, la vulnerabilidad y los vínculos. Necesitamos desprendernos de muchas defensas y barreras, de tanta necesidad de tener razón, necesitamos decir no al juicio y recuperar el perdón. Restauremos nuestro poder para entender y vivir la vida desde la ausencia de control y desde la entrega. Desenterremos los ratos de conversaciones interminables, las carcajadas sin ningún motivo, los placeres que le dan sentido a todo esto que vivimos, las emociones que ponen la piel de gallina, las mariposas que pretenden volar en nuestra tripa, la intimidad sin medida. Abramos de nuevo la puerta a la confianza en nosotros y en los otros.

Necesitamos restaurar el valor que habita en nuestro interior, el respeto hacia nuestras necesidades y el compromiso de ser quienes somos, sin escondites ni trajes. Necesitamos recuperarnos de tanta limitación, de tanto sufrimiento y frustración y para ello, debemos de ser pacientes, debemos darnos cariño, tiempo y atención. Necesitamos escuchar a nuestro corazón y dejar espacio a nuestra sabia intuición.

Recuperemos esa forma de vivir llena de confianza, en la que el miedo solo es eso que sentimos en algún momento del pasado, pero que hemos dejado de necesitar. Tenemos tanto que recuperar, porque no se trata de aprender sino de encontrar dentro de nosotros un sin fin de partes olvidadas de nuestro ser. Se trata de abrirles la puerta, de mimarlas, de permitirles de nuevo que se dejen ver. Se trata de restaurar todo aquello que, por alguna razón, en algún momento, negamos y dejamos de atender.

Recuperemos nuestra luz, amando nuestra oscuridad. Recuperemos nuestra sabiduría dejando de pensar. Recuperemos la seguridad, desprendiéndonos de nuestras defensas y comprometiéndonos a vivir desde la vulnerabilidad. Recuperemos la plenitud siendo desde el corazón. Restauremos el amor que somos desde el agradecimiento y el perdón. Recuperemos al niño que vive en nuestro interior.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by The New York Public Library

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