amor propio

RECIBIR y SABER DAR

Nos cuesta trabajo recibir porque no nos sentimos merecedores, porque según hemos ido creciendo, hemos perdido inocencia y la certeza de que somos amados simplemente por existir. Consecuencia de esa falta de merecimiento y de esa ausencia de amor hacia nosotros mismos, muchas veces preferimos dar, solo dar, desde la carencia y de forma desequilibrada. De alguna manera, atesoramos la idea de que para recibir, tenemos que merecérnoslo, cosa que no siempre pasa, especialmente si tenemos un mental que constantemente nos juzga y nos recuerda que no somos suficientes. Otra consecuencia de nuestra mala relación con el recibir, es que cuando nos atrevemos a hacerlo, nos vemos obligados a devolver lo que hemos recibido, y a hacerlo, claro, con intereses.

Hoy me he encontrado leyendo algo que escribí hace años: “si recibo todo ese amor, cómo lo voy a devolver? ¿Qué es lo que esperará el otro de mí?” El dar y recibir condicional y sometido al miedo.

Puedo DAR hasta que sienta carencia, cuando comienzo a sentir que al dar me estoy “quedando sin”, tengo que parar. Da igual lo que de, no importa que sea tan solo una sonrisa, pero lo que se da tiene que alimentar al dador, es la única forma de que después no reclamemos, de que después no tengamos la sensación de que damos sin cesar y no recibimos lo suficiente.

Y para abrir mi corazón a RECIBIR de verdad, tengo que entender que no recibo para esforzarme en devolver, sino para que, lo que recibo, me nutra lo suficiente para ser más luminoso, más feliz, para sentirme más lleno, y así dar en abundancia y en libertad. Se trata, creo yo, de convertir lo que he recibido en alimento para mi corazón.Lo acojo en mi interior desde la inocencia y el merecimiento, y lo doy de muchas maneras, pero sin esfuerzo ni sensación de carga o de escasez.

Para que podamos sentir que dar y recibir en realidad son la misma cosa, quizá debemos regular lo que damos y sentir que merecemos y que somos dignos de recibir lo que recibimos.

Un abrazo,

(agradezco mucho tu like y tu comentario, si te gusta, claro)

Almu.

Photo by Geoffroy Hauwen

AMA

Descansa. Tómate el tiempo que necesites. Nadie te juzga, no lo olvides. No importa lo que tardes, lo importante es quien eres mientras estás haciendo tu camino. Respeta tus necesidades, sé madre y padre de ellas. No las cuestiones ni las aplaces. Recuerda que si no te das lo que necesitas, no podrás tocar lo que deseas.

Honra tus sombras, tienen un enorme regalo para darte. Aunque tu mente no lo entienda, tener miedo no es el problema. Solo piensa qué pasará cuando no te lo creas. No esperes a que aparezca esa persona. Hazte feliz. Esa es la forma de que te pueda ver y de atraerla. No te defiendas. Solo tu mente cree en el ataque. Lo de fuera refleja. No dediques atención a la guerra, al miedo o a la escasez. Lo que crees, creas. Donde diriges tu atención y tu mente crece y puede convertirse en resistencia. Siente. Da igual lo que sea. No te juzgues. No te ataques. No te agredas. El Universo del que formas partes no da puntada sin hilo, te creó perfecto, él te acepta y te ama. Haz tú lo mismo contigo.

Eres poderoso y capaz, pero si te dejas arrastrar por el miedo y las opiniones de los demás, si no tomas las riendas y no crees firmemente en ti, la corriente te puede arrastrar. Estamos aquí de paso, no merece la pena que te lo tomes tan en serio, que te preocupes tanto. Si vamos a morir, por qué no vivir del todo, exprimiendo cada experiencia al máximo. Quizá, si amamos más, si prestamos más atención a los demás, si nos apoyamos más, si meditamos más, si disfrutamos y jugamos más, si servimos y agradecemos más, si dejamos de permitir que otros nos digan lo que tenemos que hacer, quizá, digo yo, podamos despertar y darle un nuevo sentido y significado a nuestra vida.

Todo lo tienes dentro. No lo olvides, eres sagrado. Ama y haz lo que te dé la gana.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by johannes-plenio

PORQUE ME AMO

Porque me amo, cuido de mí, y porque me amo, me permito ser quien soy. Porque me amo, me acepto y me apruebo. Porque me amo, me sonrío y también me abrazo.

Porque me amo, escucho y atiendo mis necesidades. Porque me amo, he dejado de juzgarme y de culparme, y cuando, todavía me reconozco haciéndolo, con cariño y mucha calma, rectifico y me pido perdón. Así, puedo continuar caminando.

Porque me amo, me motivo, me doy aliento y me responsabilizo. Porque me amo, confío, me siento bien, y te sonrío. Porque me amo, puedo soltar el control y desprenderme. Porque me amo, me relajo, me doy placer y descanso.

Porque me amo, no me permito pensamientos que me hagan daño. Porque me amo, cada vez elijo mejor lo que creo y lo que hago. Porque me amo, permito y sostengo todo lo que siento. Porque me amo, me deseo una vida exenta de sufrimiento. Porque me amo, utilizo mi mente para sentirme bien. Porque me amo, acepto mi oscuridad y la veo como un poderoso recurso para mi transformación y para mi completa sanación. Porque me amo, sostengo mi vulnerabilidad y reconozco todas mis vergüenzas.

Porque me amo, regulo mi energía y pongo límites. Porque me amo, sé que decir “no”, a veces, es muy necesario. Porque me amo, no lucho. Porque me amo, acepto. Porque me amo, sé que me merezco todo lo bueno. Porque me amo, estoy cada vez más disponible para recibirlo. Porque me amo, me declaro inocente. Porque me amo, sé que el Universo siempre me cuida y me quiere.

Porque me amo, soy paciente y amable conmigo. Porque me amo, me trato con afecto y respeto. Porque me amo, no quiero darme lo que nunca daría. Porque me amo, disfruto de mi compañía. Porque me amo, no creo lo que me dice mi ego. Porque me amo, no sé qué significa sentirme sola. Porque me amo, no me deleito con pensamientos de miedo. Porque me amo, cada vez que aparecen, los entrego. Porque me amo, no me dejo para luego. Porque me amo, me siento libre. Porque me amo, no me reprimo, ni me escondo ni me tapo.

Porque me amo, intento no autoengañarme y no ponerme excusas. Porque me amo, estoy abierta al cambio, a lo nuevo, a soltar el pasado y a liberarme de mis resistencias. Porque me amo, me siento segura, y eso me da espacio para desprenderme de mi rigidez, para flexibilizar mi mente y para aceptar ayuda. Porque me amo, lo que sea que esté pasando dentro, no me lo guardo. Porque me amo, sé que abrirme a compartir es muy necesario. Porque me amo, doy gracias a diario.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Karl Magnuson

Photo by Karl Magnuson