HASTA SEPTIEMBRE

Soy la última inspiración hasta septiembre. Por eso hoy, no quiero contarte nada, porque a veces, con tanto contar, con tanto bla bla bla, me puedo olvidar de lo importante, de lo que tú necesitas contarme, de que tú eres el protagonista de cualquier inspiración. Así que ahí va: 

Gracias por permitirte ser tú, por tu cariño, tu apoyo y tu amistad. Porque, aunque ni siquiera nos hayamos visto, aunque estés en Argentina, en Venezuela, en Málaga, en Lisboa o en Aragón,  me has leído, has compartido, me has dado tu opinión. Gracias de corazón.

Gracias por todas las veces que me has dado las gracias y que me has escrito para contarme lo que experimentas al recibir y leer una inspiración. Es muy gratificante que un pensamiento pueda servir, a veces, para inspirarte.

Gracias por compartir tu proceso conmigo, por permitirte ser vulnerable, por tu interés y por tu tesón. Gracias porque has asistido a mis talleres, has participado, te has implicado, has arriesgado. Gracias por lo valiente que eres. Creo que no eres consciente de todo lo que has logrado, mira hacia atrás y ya verás.

Gracias por lo que me enseñas, porque contigo aprendo a reírme más. Gracias por cada una de tus propuestas, por tu iniciativa y tus sugerencias. 

Gracias por enfadarte, por cuestionarme y por cuestionarte. Por plantearme tus dudas, tus desacuerdos, tus enfrentamientos con el miedo, con el "maldito" karma, y también con tu ego.

Gracias por haber estado expectante e ilusiado con la publicación de Es lo que Tú quieras y me encanta. 

Tus experiencias y procesos, de alguna forma, siempre resuenan con los míos, y eso quiere decir que, a través de ti, yo recuerdo. Gracias por eso y por todo lo demás.

Gracias por inspirarme para que, cada domingo, haya podido escribir.

Gracias por ser responsable de ti mismo y por no aceptar verdades que no vienen de dentro, que no son mensajes de tu propio maestro interno. 

Voy a dejar que las inspiraciones descansen hasta septiembre. 

Un abrazo y feliz verano,

Almudena Migueláñez

Photo by Georg Nietsch

7 MANERAS DE...

Establecer una nueva relación contigo. 7 formas de encontrarte con la paz que anhelas:

1. Mantente consciente en el PRESENTE. No permitas que tu ego te engañe, ni el futuro ha llegado ni el pasado ya existe. No te creas tus propias mentiras. Respira solo el aquí y el ahora. Hoy sí. Ni ayer, ni mañana, ni pasado. 

2. AGRADECE. Aunque no tengas ganas, aunque solo te apetezca quejarte. Agradece. Da las gracias por todo lo que eres y por todo lo que tienes, incluso por tus facturas, tus deudas, y por todas tus estrecheces. No importa que no me creas. Agradece. El agradecimiento te conecta con la gracia, pero solo cuando experimentes, podrás hacerte consciente del poder del AGRADECE.

3. PERDÓNATE. Y hazlo constantemente. Cada agresión, cada limitación de tu mente, cada instante de obsesión, intento de auto boicot o de control, merecen el perdón de tu parte: "me perdono por".

4. Renuncia al JUICIO. Renuncia a esa forma tan brutal de hacerte daño. Ser un juez contigo no te va a ayudar, te lo aseguro.

5. SUÉLTALO. Lo que sea que estés reteniendo. Déjalo ir, por favor. No mires más aquello que te causa dolor, todo eso que te está haciendo sufrir, suéltalo, déjalo ir. 

6. ELIGE. Siempre puedes hacerlo, tienes libre albedrío, no lo olvides. Elige ver el vaso medio lleno, en vez de medio vacío. Elige el amor en vez del miedo. No renuncies al poder que tienes de ver las cosas desde el lugar que te mereces. 

7. CONFÍA. Activa tu fe, cierra los ojos, entra en silencio en tu hogar interno y confía. Aunque no estés pudiendo ver, ten fe. Es el único camino para poder ver entre tus manos la Verdad de la vida. Sé humilde y confía. Acepta que el Universo sabe más que tú y te quiere más de lo que nunca podrás llegar a quererte a ti mismo.

Han sido siete que no pueden ser sin su octava: espera, sé PACIENTE y deja que todo se coloque.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Cristian Newman

Photo by Cristian Newman

IMPORTANTE

El pensamiento de esta semana solo pretende recordarte, avisarte, servirte para que, en un instante, puedas acordarte de que:

- Eres importante y de que no necesitas de verdades externas porque tú ya tienes dentro todas las verdades. Porque tú eres tu propio Maestro. Acuérdate de que todo lo que andas buscando, ha existido siempre y te está esperando. A veces, nos alejamos tanto de nosotros mismos que nos olvidamos de escucharnos, de silenciarnos, de dejar espacio, de mirar donde, de verdad, tiene sentido mirar: en nuestro hogar interno.

- Eres perfecto. Sé que te puede costar entenderlo. Por esa razón, es mejor que no lo entiendas, simplemente acepta. Acepta que tus miedos son perfectos, tus emociones, tus dudas, tus tonterías, todas tus imperfecciones son perfectas. Todo lo que tú eres tiene una causa, un origen, un motivo. Nada es casual, aleatorio, injusto o imperfecto. Todo, tú también, es necesario y perfecto.

- Eres único. Tienes algo que te diferencia, que te hace especial, distinto. Todos somos únicos. Piezas de diseño exclusivo engranadas en un manto energético, que nos conecta y nos recuerda que somos Uno.

- Eres valioso. Tienes un tesoro dentro. Eres una luz brillante, pero parece que a veces lo olvidas. Para eso estoy aquí, para recordarte. Valioso quiere decir que tienes valor, que eres suficiente y necesario. Suficiente, así, tal y como eres. 

- Eres merecedor, ¿lo sabes, no? pero no lo eres por tus logros, tus esfuerzos o tus resultados. Eres merecedor porque existes, porque eres. Merecer no es esforzarse para después poder obtener un premio. Merecer es abrirse a recibir lo que te corresponde por ser quien eres y por venir de donde vienes.

- Eres amor. Ay qué bonito, amor. Ser amor no es un rollo que se ha inventado la espiritualidad, la autoayuda o qué sé yo. Ser amor es reconocerte como parte de algo grande. Es permitirte vivir siendo quien eres. Es elegir ser desde la aceptación, el desapego y la compasión. Es saber poner límites, asumir responsabilidades y decir no. Es tratarte con cariño y ver con los mismos ojos con los que te ve Dios, el Universo o como quieras llamar al amor.

Por todo esto, por ser amor, importante, perfecto, único, valioso y merecedor, a lo mejor es hora ya de que dejes de juzgarte, de reñirte, de ningunearte y de estafarte. Espero que este recordatorio te haya resultado interesante.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Alex Harvey

Photo by Alex Harvey

ME COMPROMETO

Me comprometo a cuidar de mí y a ser fiel a lo que mi corazón me dice.

Me comprometo a tratarme con compasión, a intentar no agredirme y no insultarme. Me comprometo a pedirme perdón cuando me olvide de mi compromiso de no agredirme y de no insultarme.

Me comprometo a permitir mis emociones, sin juicios y sin limitaciones; a aprender a gestionarlas, y así, poder gestionarme. Me comprometo a decir lo que siento, a no tragar, a no guardar, a no dejarme a un lado. Me comprometo a cancelar mi compromiso con el miedo. Me comprometo a dejar de tenerle miedo. Me comprometo a dar amor al miedo.

Me comprometo a darme placer, tiempos de descanso y de juego. Me comprometo a dejar de comprometerme con compromisos que no siento y que no necesito. Me comprometo a sonreír, a intentar hacer todo lo que esté en mi mano, a esforzarme y enfocarme. 

Me comprometo a no olvidarme de soñar, de encontrar, en mi día a día, aquello que me ilusiona, que me despierta, que me hace grande. Me comprometo a vivir la vida, a arriesgar y a permitirme.

Me comprometo a confiar. A Confiar con toda la intensidad de la que ahora mismo soy capaz. Y cuando tenga dudas, me comprometo a confiar aún más. Me comprometo a creer que, aunque no tenga respuestas y no entienda, siempre he sido, soy y seré amada, protegida y cuidada. Me comprometo a relacionarme con mi guía interna, a darle espacio, a dejar que actúe. Me comprometo a creer, cada día más, en los milagros.

Me comprometo a no dar más autoridad a lo que no soy: a la preocupación, al control y al desánimo. Me comprometo a dejar de luchar y a aprender a aceptar. Me comprometo a separarme de la resignación y del victimismo. Hoy me comprometo a ser responsable, y nunca más culpable. 

Me comprometo a pensar bien, aunque solo sea porque es mucho mejor para mi salud y para la del otro. Me comprometo a vivir hoy y a dejar que mañana sea lo que tenga que ser. Me comprometo a dejar ir al que no está preparado para quedarse. Me comprometo a darme un abrazo diario. Me comprometo a ser cuidadoso, paciente y amable conmigo, al fin y al cabo soy yo quien siempre voy a estar a mi lado. 

Me comprometo a buscar espacio para mí, para el silencio, para el reencuentro.

Comienza por crear un compromiso semanal y, a diario, observa y toma nota de lo que va ocurriendo y de lo que has ido sintiendo. Al finalizar la semana, pregúntate dónde estás en relación con tu compromiso.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Peter Hershey

Photo by Peter Hershey

VIVIR LA VIDA

De alguna forma, alguna vez, todos nos hemos preguntado sobre nuestro propósito de vida. ¿Para qué estoy aquí? Todos, alguna vez, de alguna forma, hemos creído que detrás de la propia experiencia de la vida, existe, escondido y oculto a nuestros ojos, un propósito mayor, algo que contiene el potencial de hacernos más grandes, más elevados, más merecedores.

Nos hemos afanado en buscar esa razón superior, y en esa búsqueda nos hemos perdido, nos hemos salido de nuestro propio camino de vida. 

Esta semana, en una consulta de Registros Akáshicos, me pidieron que preguntara: "¿Cuál es mi propósito de vida?" La respuesta no solo fue para quien preguntó, sino para todos nosotros:

"Consideráis que tenéis algún propósito, algo distinto de lo que está siendo, pero eso, en realidad, solamente es ego. Es un engaño, es un medio para sacaros de la majestuosidad del momento presente. Los propósitos no son tales. Lo que llamáis propósito únicamente consiste en SER. En permitiros experimentar total y completamente la vida. Ese es el propósito de todos vosotros: VIVIR. Y ese es el propio drama de los seres humanos, que buscando un propósito no tienen tiempo de vivir la vida. La vida necesita ser vivida, ese es su/tú propósito. Experimentarla con todo lo que tiene, disfrutarla, bailarla, e incluso llorarla".

Ese es nuestro fin, nuestro gran propósito: vivir la vida, y sí, parece obvio, pero, ¿realmente vivimos con toda nuestra intención? ¿de verdad somos conscientes de que nuestro propósito aquí es vivir todo lo que la vida nos trae, entrar dentro y exprimirlo? ¿sabemos vivir pese al miedo que tenemos a la vida?

No hay un propósito que esté por llegar, no hay nada que te vaya a hacer más grande e iluminado. Tu propósito es vivir lo que estás viviendo ahora, en este preciso instante, porque ahí es donde está tu brillo, tu poder y tu finalidad. 

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by John Westrock

Photo by John Westrock

"AMOR" ROMÁNTICO

De película, incluso de telenovela.

Ese que nos hace sentir maripositas en el estómago. Ese que nos lleva a idealizar a la otra persona, a sonreír sin parar y a crear expectativas sin límite.

En realidad, nos hemos enamorado de la idea que tenemos del "amor" romántico, que generalmente es la mezcla resultante de unas cuantas novelas, memorias, fantasías, películas y series de televisión. Generalmente, le damos la responsabilidad a la otra persona de ser lo que nosotros, en nuestra mente, hemos construido como ideal de pareja.

El "amor" romántico es mentiroso, nos dice que el otro va a ser capaz de hacernos felices. Nos impide verle de forma completa. Nos embauca haciéndonos creer que la otra persona, por nosotros, cambiará. El "amor" romántico nos engaña a través de la idea de posesión. Nos hace creer que  necesitamos, que somos escasos, que una pareja será capaz de cubrir nuestro vacío existencial.

El "amor" romántico parte de la escasez, de la idea de que a mi me falta algo que el otro va a poder suplir. El "amor" romántico me lleva a la necesidad, y desde ese lugar, es imposible amar. El "amor" romántico me hace creer que poseo, quiere que sienta que el otro es algo mío, que me pertenece, y eso, creo yo, no tiene mucho que ver con el amor de verdad. El "amor" romántico cree que somos mitades, medias partes, medios melones, medias naranjas. El "amor" romántico piensa que sin "su" otra mitad nunca será completo, ni feliz, ni pleno. Y eso, desde luego, no se parece en nada al amor de verdad. 

El "amor" romántico es todo menos amor. El "amor" romántico nos impide amar. Solo cuando nos comprometemos a soltar esa forma de relacionarnos, podremos descubrir lo que significa amar de verdad. Solo cuando nos liberamos de la necesidad, de la expectativa, de la posesión y de la idealización, podremos dar y tendremos el suficiente espacio para recibir amor. La necesidad del otro nos conduce al miedo a la pérdida. La expectativa nos abre la puerta a la desilusión, la posesión nos lleva al drama del abandono y la idealización nos impide ver la realidad.

El amor observa y reconoce al otro como un ser completo. El amor no necesita. Entre amar y necesitar existe una absoluta incompatibilidad. El amor no posee, no acapara, no desea que el otro sea algo distinto de lo que es. El amor ama, así, sin más. El amor no tiene expectativa. No lleva comillas. No sufre, no tiene miedo, es compasivo, incondicional, no sospecha, no juzga, no quiere controlar, no espera nada.

El amor nace de la ausencia de expectativa, de la total libertad. Y nosotros solo somos libres en el amor cuando interiormente hemos aprendido lo que es la aceptación, cuando nos reconocemos como seres completos, con todo dentro, cuando nos damos lo que necesitamos, cuando nos amamos. Así, sí, así podemos amar al otro de verdad, sin comillas, sin miedo, en libertad.

Cuanto más amor te des, más amor sin comillas obtendrás. 

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Filipe Almeida

Photo by Filipe Almeida

 

 

ACEPTA

Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.
— Carl Jung

Acepta, porque sino lo haces, estarás dejando que tu vida pase. Impedirás que todo se transforme y cambie. Evitarás que la abundancia del ahora se te manifieste.

Acepta, porque sino lo haces, estarás abriendo las puertas a la lucha, al intento agotador de evitarte. Acepta, porque sino lo haces, la resignación aparecerá para aniquilarte. Y la resignación te llevará a la apatía, a la frustración y a la conciencia de injusticia. No lo olvides, aceptar no es resignarse.

Acepta, y así reconocerás que sabes quererte, que te aprecias y respetas. Acepta para poder, de verdad, transformarte. Para que inicies una nueva vida y te conviertas en obrador de milagros, acepta.

Para despertar, necesitas aceptar y aceptarte. ¿Aún no lo sabes?

Cuanto más te resistas, cuanto más quieras negarte, mayor será tu sufrimiento y tu decadencia. Acepta, y estarás en paz. Y la paz te traerá alegría, y la alegría, poder y voluntad. Acepta y te transformarás, crecerás, te harás más grande, más importante. Acepta porque eso quiere decir que asumes la responsabilidad de ser todo lo que eres, que no huyes, que no te escondes.

Acepta tu oscuridad, tu miedo y tu escasez, tu enfermedad y tu ruptura. Acepta que eres grande, poderoso, valioso y universal. Acepta que puedes, que eres capaz. Acepta tu luz. Acepta tu rabia, tu enojo, tu tristeza y tu vanidad; tu amor, tu humildad, tu sonrisa, tu belleza y tu limitación.

Acepta todo y entonces todo ocurrirá. Te transformarás.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Dominic Chung

Photo by Dominic Chung