Aceptación

ESPERO

Espero que tengas la valentía de mirarte con honestidad y de apreciar cada paso que has dado en tu camino. Cada cosa que has logrado. Espero que te quieras bonito, que te trates con compasión y con cariño. Espero que, pese a tus heridas, puedas abrir tu corazón y enamorarte. Que recibir, por fin, haya dejado de asustarte.

Espero que inundes tu vida de carcajadas, de momentos únicos, de esos que recordarás aunque el tiempo pase. De vínculos. De sexo, pero del bueno, del que por instantes te hace trascender el cuerpo. Espero que te permitas ser quien realmente eres, que no renuncies a ti, que no rechaces más aquello que sientes. Espero que te deje de importar lo que los demás opinen, que confíes en ti y que pongas límites.

Espero que bailes, que fluyas de la mano de la vida, que te quites de tu espalda todas esas mochilas, todas esas cargas. Espero que dejes de buscar fuera y te des cuenta de que todo lo tienes dentro. De que eres completo. Espero que te tengas en estima y que te valores, que aceptes tu oscuridad y todo lo que te avergüenza.

Espero que dejes de esperar a que tu mujer cambie, a tener una pareja, a que mejore tu trabajo, a tener más dinero, a estar preparada para vincularte. Espero que te sientas libre, que elijas conscientemente lo que piensas y lo que dices. Espero que no esperes. Que vivas hoy con intensidad y sin ponerte límites.

Espero que dejes de creer en el miedo, que encuentres paz y sosiego. Espero que dejes de culparte, de dar valor al sacrificio, al pecado y al sufrimiento.

Espero que te ames sin condiciones y a lo grande.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Andrew Rice

EL AMOR CURA

He aprendido que pedir ayuda no es un síntoma de debilidad, significa que estoy conectada a mi vulnerabilidad. He aprendido que mi poder y mi fortaleza no están solo en mi capacidad para conseguir o lograr, sino también en mi habilidad para soltar, permitir, no hacer, fluir y dejar ir. He aprendido que aceptar duele, y que, aunque me resista, es el único camino para estar en paz y para poder crecer y evolucionar. He aprendido que la verdad, la plenitud o el amor no pueden venir de fuera. He aprendido lo importante que es saber habitarme, poder dormir conmigo sin tenerle miedo a mis miedos, a mis fantasmas o a mis inseguridades. He aprendido que tener el corazón lleno es mi mayor, y quizá, mi único deseo.

He aprendido que tengo que ser disciplinada y estricta con mi mente. No puedo dejarla que campe a sus anchas, que me someta, me asuste o me juzgue. He aprendido que no soy lo que pienso y que puedo ver pasar mis pensamientos sin reaccionar ante ellos. He aprendido que en esta experiencia la luz y la oscuridad, en realidad, son lo mismo. He aprendido que no tengo nada que aprender, sí mucho que olvidar y que desaprender. He aprendido que lo más importante es integrar, sostener y acompañar.

He aprendido que dar para obtener no es dar, y que es mucho mejor para todos dar menos pero hacerlo desde el corazón. He aprendido que la culpa nunca es el camino y que no soy quién para juzgar. He aprendido que es de sabios no saber, que la ausencia de expectativas es la llave para una vida plena y llena de sorpresas y de milagros. He aprendido que el silencio esconde paz, plenitud, certeza y mucha sabiduría y que observar la naturaleza me permite recordar que todo tiene su tiempo, su orden y su ciclo.

He aprendido que es muy importante ser yo y muy peligroso fingir ser alguien distinto de quien realmente soy. He aprendido a no buscar respuestas y a vivir cómoda en el “no lo sé”. He aprendido que soy responsable de mi vida y que mi misión y mi deber es vivirla. He aprendido que cuánto más me doy, más tengo para dar, que el perdón libera, el amor cura y poner límites empodera.

He aprendido que al enseñar, al escribir, al servir, yo crezco, aprendo y me transformo.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Daniel Burka

Photo by Daniel Burka

ESTÁ BIEN

Está bien estar mal. Está bien descansar y no hacer nada, no producir, no obtener resultados. Está bien regresar al mismo lugar al que jamás creíste que volverías. Está bien escribirle de nuevo aunque dijeras que nunca más lo harías. Está bien no ser coherente, cambiar de opinión, dejar de tener las creencias que tenías. Está bien que no estés de acuerdo y que lo digas.

Está bien que estés harto, que tengas ira, vergüenza, que estés enfadado, que te sientas una víctima. Está bien ser lo que eres. Está bien no tener ganas de nada. Está bien llorar. Está bien no querer a quien te dijeron que había que querer. Está bien sentir lo que sientes. Está bien tener miedo y está bien no saber qué hacer con él. Está bien que te quejes y que de pronto, hoy, nada tenga sentido. Está bien confiar en tu corazón y hacer caso omiso de los dictados de tu mente. Está bien que decidas ser tú y que te niegues a ser lo que los demás esperaban que fueses.

Está bien dudar y no saber qué hacer. Está bien equivocarte. Está bien que pongas límites y que digas "no". Está bien que pienses en ti, está bien que no estés pensando siempre en los demás. Tu vulnerabilidad está bien y pedir ayuda también. Está bien recibir. Está bien no tener una meta definida. Está bien no saber para que estás aquí. Está bien que no puedas más. Está bien que tus preguntas no tengan respuesta. Está bien no saber qué decir.

Lo que eres es lo que necesitas ser para vivir esta experiencia y todo lo que hay en ti está bien, es lo que tiene que ser. No luches contra ti ni contra lo que te sucede, porque al hacerlo te estás juzgando, estás dejando de darte amor. Estás diciéndote que en ti hay error. Y no lo hay, todo lo que eres te sirve para tu evolución. Todo lo que eres está bien, acéptate. Acéptalo.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Johann Walter

Photo by Johann Walter

ACEPTA

Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.
— Carl Jung

Acepta, porque sino lo haces, estarás dejando que tu vida pase. Impedirás que todo se transforme y cambie. Evitarás que la abundancia del ahora se te manifieste.

Acepta, porque sino lo haces, estarás abriendo las puertas a la lucha, al intento agotador de evitarte. Acepta, porque sino lo haces, la resignación aparecerá para aniquilarte. Y la resignación te llevará a la apatía, a la frustración y a la conciencia de injusticia. No lo olvides, aceptar no es resignarse.

Acepta, y así reconocerás que sabes quererte, que te aprecias y respetas. Acepta para poder, de verdad, transformarte. Para que inicies una nueva vida y te conviertas en obrador de milagros, acepta.

Para despertar, necesitas aceptar y aceptarte. ¿Aún no lo sabes?

Cuanto más te resistas, cuanto más quieras negarte, mayor será tu sufrimiento y tu decadencia. Acepta, y estarás en paz. Y la paz te traerá alegría, y la alegría, poder y voluntad. Acepta y te transformarás, crecerás, te harás más grande, más importante. Acepta porque eso quiere decir que asumes la responsabilidad de ser todo lo que eres, que no huyes, que no te escondes.

Acepta tu oscuridad, tu miedo y tu escasez, tu enfermedad y tu ruptura. Acepta que eres grande, poderoso, valioso y universal. Acepta que puedes, que eres capaz. Acepta tu luz. Acepta tu rabia, tu enojo, tu tristeza y tu vanidad; tu amor, tu humildad, tu sonrisa, tu belleza y tu limitación.

Acepta todo y entonces todo ocurrirá. Te transformarás.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Dominic Chung

Photo by Dominic Chung