VULNERABLE

Frágil, humano, accesible, imperfecto. De corazón.

Quizá, nunca has imaginado lo poderoso que es permitirte ser vulnerable porque has identificado vulnerabilidad con debilidad. Quizá, esa sensación de aislamiento y de no pertenencia es consecuencia, precisamente, de no dejarte ser desde ese lugar. Quizá, es momento de verte y de reconocerte como un ser humano completo, imperfecto, con heridas, con necesidades, con vergüenzas, con oscuridad, con carencias, con sentimientos. Eso es la vulnerabilidad. Es ser y vivir desde dentro, siéndolo todo con el corazón abierto.

No creo que podamos vivir plenamente si escapamos de nuestra vulnerabilidad porque ella representa el camino necesario para poder vincularnos con la vida, con el amor, con nuestro corazón y con el de los otros. La vulnerabilidad es el proceso de reconocernos imperfectos, humanos y disponibles para vivir esta experiencia, sin ponerle barreras ni defensas.

El miedo que tenemos a la vulnerabilidad es proporcional al miedo que tenemos de ser lo que somos y de aceptar, sin ningún juicio, todos los rincones de nuestro ser.

Ser vulnerable es ser uno mismo. Es, pese al miedo, atrevernos a vivir sin ocultarnos, abiertos y dispuestos a decirle al mundo: "todo esto es lo que yo soy". Ser vulnerables es exponernos y que nos de igual. Sin duda, es confiar. Es humanizarnos. Es aceptar nuestra fragilidad, nuestros sentimientos, nuestra imperfección, nuestras vergüenzas y nuestros miedos. Es el proceso de hacernos perfectos de corazón. La vulnerabilidad representa la capacidad que tenemos para ser todo lo que somos desde la aceptación; es la energía que nos lleva a conectar con la vida y con el latir del otro. Es la energía que nos permite ser amados y que nos ayuda a abrir los brazos para recibir todo lo bueno de la vida.

Vulnerable es ser sincero, es estar disponible aunque eso nos haga temblar. La vulnerabilidad es el camino para despertar el poder personal porque solo desde el corazón, desde la abertura total y desde la confianza plena en que todo lo que somos es válido, necesario y suficiente, podremos ser fuertes, capaces y poderosos. Porque así podremos transformar nuestra flaqueza en fortaleza y porque nos sentiremos vivos de verdad.

Porque la vulnerabilidad es hermosa, femenina, creativa, reveladora y necesaria. Porque esta experiencia nos invita, cada vez más, a mostrarnos y a vivir desde ese lugar.

Feliz presente, 

Almudena Migueláñez.

Photo by Kevin Gent

Photo by Kevin Gent

COMO A TI MISMO

Te voy a pedir un favor. Piensa en alguien a quien quieras mucho, una persona que sea importante para ti. Mejor, piensa en alguien a quien ames... ¿Lo tienes?

Ahora, te voy a pedir que te imagines diciéndole a ese alguien a quien tanto quieres, exactamente lo mismo que te dices a ti a diario, a cada momento. Imagínate, trasladándole a esa persona que es tan importante para ti, todos los pensamientos que circulan por tu mente, todas tus obsesiones ¿Cómo crees que se sentiría? 

Continuemos. A esa persona a la que amas, a la que seguro deseas lo mejor, le vas a hablar con la misma exigencia y con la misma falta de cariño con la que te hablas a ti mismo. Además, le vas a dar el mismo descanso y la misma dosis de fe que tienes en ti. ¿Qué tal? ¿todo bien?

Ahora, por favor, quiero que imagines que le trasladas los mismos juicios que te haces a ti, las mismas críticas, las mismas desconfianzas, las mismas dudas. Por favor, dile, cuando esté asustado, lo mismo que te dices a ti cuando tienes miedo. Cuando esa persona a la que amas te pida ayuda porque está aterrada, trátala igual, igual que te tratas a ti en la misma situación. ¿Qué tal? ¿todo bien?

¿Crees que esa persona a la que amas querría quedarse a tu lado? Probablemente no. No, seguro que no. La cuestión es que tú nunca tratarías a una persona a la que respetas y quieres de la misma forma que te tratas a ti mismo, juzgándote, limitándote, preocupándote y dudando constantemente de tu capacidad y de tu valía. No lo harías nunca. ¿Me equivoco?

La cuestión es: ¿por qué razón lo haces contigo?, ¿tan indigno te crees? Recuerda siempre: "...como a ti mismo".

Tú eres un ser maravilloso, igual que esa persona a la que tanto quieres. Tú mereces todo lo mejor, igual que esa persona a la que tanto quieres. Tú eres valioso, capaz y muy poderoso, igual que esa persona a la que tanto quieres. Tú eres igual que esa persona a la que tanto quieres y a la que nunca tratarías como te tratas a ti mismo.

Recuerda siempre: "...como a ti mismo".

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

 

 

CREE EN TI

La religión de todos los hombres debe ser la de creer en sí mismos
— Krishnamurti

No importa lo que quieras alcanzar, da igual lo que estés buscando. Creer en ti será siempre el primer paso. El único camino posible. Creer en ti es la opción que te conducirá a la felicidad que andas buscando.

Nos enseñaron a depositar nuestra fe en lo externo. Aprendimos a creer en el gurú, en el libro, en el sabio, en la técnica. Aprendimos a creer, sí, ¿pero en qué? ¿en quién? Creer es entregar nuestra fe, es dar una parte de nosotros. Y entregar nuestra fe fuera sin haber construido fe en nosotros no nos llevará más que a la desconexión, al miedo, a la separación y a la frustración. Mucha frustración. 

Creer en ti es apostar por ti. Es tener fe absoluta en lo de dentro. Es darte valor por encima de todo. Es escucharte y priorizarte. Creer en ti es deshacerte de las dudas sobre tu capacidad, tu merecimiento y tu dignidad.

Creer en ti es dejar espacio a lo que tu corazón te dice. Escuchar tu voz interna y tener fe en ella, aunque no la veas, aunque desde fuera te digan que es falsa, incluso que es fea. 

Creer en ti es tenerte respeto. Es serte fiel por encima de lo externo. Creer en ti es mirarte y entregarte toda la fe que habías depositado fuera. Es devolverte lo que, sin duda, te corresponde.

Creer en ti es saber que puedes. Es animarte. Es, pese a la fatiga, el cansancio y las dudas, motivarte, darte palabras de cariño, abrazarte y recordarte siempre que eres importante. Muy importante. 

Creer en ti es verte con admiración, es ponerte en valor, es amarte y por supuesto, aceptarte. 

Creer en ti es ir de la mano contigo. Es hacerte caso y no dudarte. Sobre todo no dudarte.

Creer en ti es lo que te permitirá descubrir que desde el inicio, el Universo creyó en ti. 

Sin creer en ti, tu Padre no puede ayudarte porque sin tener fe dentro, no podrás tener fe fuera, porque "como es dentro, es fuera".

Cree en ti siempre y pase lo que pase.

Feliz presente, 

Almudena Migueláñez.

Photo by Ray Rui

Un NO

Decir “no” significa, ante todo, decirse “sí” a uno mismo y proteger aquello que valora
— William Ury

A veces, el mayor acto de amor hacia nosotros mismos es aprender a decir "no". Es ser capaces de vivir asumiendo la responsabilidad de ser fieles a lo que somos, a todo lo que somos. Una fidelidad que transforma ese "no" en un "sí". Un "sí" al respeto que nos debemos. Un "sí" al cariño que deberíamos tenernos. Ese "no" que esconde una defensa amorosa de lo que sentimos y que representa aquello que honramos.

Aprender a decir "no", nos permite integrar nuestra autoridad interna, nos lleva a cuidarnos de lo que sentimos injusto y nos coloca en el lugar que nos corresponde. Ese "no" nos equilibra y da espacio a nuestra energía masculina.

La autoridad nos libera y nos sirve de guía para ver hasta donde hemos aprendido a querernos. Hasta donde estamos dispuestos a cuidarnos y a valorar nuestras necesidades. El "no", el límite, la responsabilidad, la autoridad son formas de darnos amor, de respetarnos y de ponernos en valor. Sin embargo, nuestra tendencia, a veces casi inevitable, es la de sujetarnos al miedo, es la de dejarlo para otro momento, es la de pensar: "total, qué más da". Es creer que no pasa nada por ceder. Pero sí, sí pasa. Lo que sucede cuando nos hacemos laxos con los límites es que aprendemos a violarnos, es que aceptamos que renunciar a nosotros forma parte del juego de la vida y que "total, qué más da". Y así, en esa falta de autoridad vamos permitiendo el abuso, y mucho peor que eso, nos vamos abandonando, nos vamos dejando de querer. Y dejarnos de querer es una forma muy fea de vivir. Dejarnos de querer, no saber decir "no" solo nos va a servir para abrir las puertas a la rabia y a la frustración. 

La renuncia del yo a favor del otro no es sino la representación de un profundo miedo a nuestra autoridad. De un pánico camuflado al "no". A alzar la voz y decir: "aquí está mi límite y lo respeto". Esa renuncia del yo a favor del otro, ese "no" a mí, aunque interiormente sienta que es injusto, que me hace daño, que me aprisiona el pecho, es un "sí" a una autoridad que viene de fuera y que no soy yo. Gran error. 

Yo solo me tengo a mí, lo de fuera es un espejo. Es un reflejo donde yo puedo ver la forma de mi casa interna. Si yo no me respeto, si yo no me proclamo una autoridad en mi vida, si yo no asumo la responsabilidad de ser, entonces me estoy corrompiendo. Estoy dando valor a lo que me es ajeno, estoy aprendiendo a amar la falta de amor. 

Por favor, pese al miedo, nunca te olvides de decir "no" cuando lo sientas en tu corazón.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Manuel Ferrara

 

 

INMORTALES

"El cielo no está arriba o abajo o a la derecha o a la izquierda. Está en el centro del pecho del hombre que tiene fe". Salvador Dalí.

Volvemos a nacer. Otra nueva oportunidad para un renacimiento que, sin embargo, parece servirnos de poco y por poco tiempo. Un renacimiento que en realidad debería de ser una revolución. Un asalto a nuestros corazones, una llamada a gritos para que renunciemos ya al ciclo de sufrimiento, limitación, muerte, culpa y padecimiento al que nos hemos mal acostumbrado.  ¿Cuántas veces debemos morir para darnos cuenta de que somos inmortales?

La inmortalidad tiene que ver con hacernos ajenos al miedo del ego. La inmortalidad tiene que ver con permitirnos ya, definitivamente, vivir desde y en el centro de nuestro pecho. La inmortalidad es conectar con el cariño y la compasión hacia nosotros mismos, con el perdón hacia mí y con la liberación del otro, con nuestra capacidad para deshacernos de todos los pensamientos que nos hieren, que a veces nos aniquilan, que abren heridas que no cicatrizan. 

Hoy renacemos, pero renacer a la vida sin un firme compromiso de no volver a morir, de no volver a dar autoridad a todo aquello que simboliza muerte en nuestras vidas, sería solo otro ciclo más. Un renacimiento sin la intención de no asumir más lo que nos limita, encarcela y aprisiona, sería tan solo un renacer anunciador de la próxima muerte. 

El sentido de la resurrección es hacernos inmunes a las trampas del miedo, a los juicios de la mente, a las necesidades y expectativas de nuestros egos. Es una nueva oportunidad para descubrir el Reino del amor dentro. 

Renacemos hoy para que nuestra Consciencia Crístico-Búdica, la energía de nuestro corazón, se haga ilimitada e inmortal en nuestras vidas. Para que la luz de nuestro corazón ilumine siempre nuestra oscuridad, convirtiéndola y elevándola. Elevándonos hasta lo inmortal que existe en cada uno de nosotros, el cielo de Dalí en el pecho de cada hombre.

Suelta la cruz, el sufrimiento, la culpa, el dolor que te produce creerte el miedo. Deja ir las expectativas y regresa a la inmortalidad e inocencia de tu corazón. Vuelve a jugar.  Eres libre, merecedor. Eres amor.

Feliz Pascua de Resurrección,

Almudena Migueláñez.

TRALARÁ

Vamos a contar mentiras, tralará.

Es mentira que no puedas, que tengas límite, que no seas capaz. Es mentira que todo esté decidido. También lo es la existencia del azar. Es mentira que exista la casualidad. No te lo creas. Es mentira, de verdad.

Es mentira que no puedas tener la vida que quieres tener. Mentira. También es mentira mentirosa que tengas que padecer limitaciones económicas porque hay escasez, por la crisis o porque tu trabajo no da para más. Es mentira que el dinero quite dignidad. Mentira, mentira. Es mentira que con tus años ya sea difícil encontrar pareja o que la muerte justa solo es a partir de una cierta edad.

Es mentira que la enfermedad sea fruto de la casualidad, que seas una media naranja y que te falte la otra mitad. También lo es que seas culpable, que no seas digno, que no pertenezcas. Es mentira que juzgar sea lo justo y que tú no seas espiritual. Es mentira que seas imperfecto, que tu vulnerabilidad no sirve y que necesites a otros para alcanzar la paz y la felicidad. Es mentira que guardar tus emociones sea beneficioso y que sentir sea peligroso.

Tus dudas son mentira. Que la lógica está por encima del corazón, mentira. Que tu intuición no sirve, mentira. Que tienes que ver para creer, mentira. Todo mentira. Tralará.

Es mentira que no puedas permitirte ser quien eres porque los demás no te dejan y te juzgan y también lo es que ante tu jefe no puedas mostrarte y ser tú mismo. Es mentira que la vida sea sacrificio. No te creas que para alcanzar lo que deseas debes hacer grandes esfuerzos y padecer largas esperas.  

Las verdades miedosas de tu ego son todas mentira. No las creas, por favor. 

Tu mente genera pensamientos. Estos pensamientos se convierten en creencias. En verdades mentirosas. Esas creencias, polarizadas en miedo, son tu mayor fuente de limitación. Si das credibilidad a lo que tu ego te dice, en realidad estás dando credibilidad a lo que es falso, a lo que no es real, al miedo. Si en vez de creerte esos pensamientos, fueras capaz, primero de analizar y ser consciente de todas las creencias limitantes que tienes sobre ti, sobre la vida, sobre el trabajo, sobre el dinero, sobre la enfermedad, sobre tus deseos, de todas las mentiras que te has creído, y a continuación decidieras no darles credibilidad, si las dejaras ir, podrías abrirte a un campo ilimitado de posibilidades. Podrías abrirte a la posibilidad de los milagros. Descubrirías que LO QUE CREES, CREAS.

No te creas tus mentiras, por favor. Prueba a creer solo en el amor.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

UNA MENTE BLANCA

Le decía a un amigo que mi mente está en blanco, que los pensamientos no vienen, que hoy, tener que escribir me genera ansiedad. Palabras que se cortan, que borro, que vuelvo a escribir, ideas que van y que vienen, muy poca claridad y ninguna capacidad para enlazar.

- Escribe sobre eso, sobre el blanco. 

- ¿Qué blanco?

- Sobre la importancia del silencio y el camino del blanco cuando tenemos ansiedad. 

El camino del blanco, directo hacia el silencio, hacia la mente sin color, sin pensamientos, sin juicios, sin miedos. El blanco de mi mente me lleva a conectar con mi poder y sabiduría interior. Con la paz que habita en mi corazón y en mi mente superior.

La mente del ego, la que piensa sin cesar, nos puede conducir a la ansiedad. Nos desvía hacia los pros y los contras, y con facilidad, nos puede engañar. La mente inferior es una manifestación de nuestra energía masculina. Dirige pensamientos como dardos y muchas veces lo hace sin ningún control. La mente nos conduce a la saturación, a la sobrecarga, a las punzadas en las sienes y la mochila en nuestras espaldas.

¿Quieres tomar una decisión? ¿quieres escribir? ¿quieres saber lo que te gustaría hacer? ¿quieres liberarte del miedo? ¿quieres? Entonces crea una mente blanca. El blanco es tu color.

El blanco te invita a soltar la cárcel de tus pensamientos, te abre la puerta de tu energía femenina, te devuelve el control. Con tu mente en blanco no hay ansiedad, puedes saber, escribir y decidir. En el blanco hay silencio, no hay nada y precisamente ahí, en la nada es donde encontrarás todo. 

La mente blanca te conduce a la perfección, te libera de la angustia, de cualquier manifestación de miedo, de carga o de necesidad. Crea silencio en tu mente. Ve dejando ir los pensamientos, suéltalos y siéntete cómodo con el vacío, con la incertidumbre, con la nada de tu interior. Crea una mente blanca para que las respuestas se te muestren. 

Cuando tengas ansiedad y necesites tomar una decisión, recuerda soltar la mente y dejarla sin color. El camino del blanco no te ofrece pros ni contras, no es un camino de acción. Es la pasividad de tu femenino que te puede conducir a la manifestación. Crear una mente blanca consiste en permitirte dejar ir todo aquello que estés pensando, todas tus mentalizaciones, creencias, etiquetas y juicios. El camino del blanco es el camino para tu expansión. 

El blanco y el silencio se despiertan al conectar con tu respiración. Haz la prueba. 3, 7, 21 días, toda la vida. Inhala y observa tu inhalación, exhala y observa tu exhalación. Pon toda tu atención en cómo se produce tu contacto con la vida. Solo observa. Inhala y observa tu inhalación, exhala y observa tu exhalación. Tus pensamientos entran, obsérvalos y déjalos ir. Estas creando silencio en tu interior. El color de tu mente se convierte en blanco. La serenidad aparece, la ansiedad se evaporó. 

Crea una mente blanca, deja ir el miedo, el limite y el control. 

Feliz presente,

Almudena Migueláñez