El pensamiento de esta semana solo pretende recordarte, avisarte, servirte para que, en un instante, puedas acordarte de que:
- Eres importante y de que no necesitas de verdades externas porque tú ya tienes dentro todas las verdades. Porque tú eres tu propio Maestro. Acuérdate de que todo lo que andas buscando, ha existido siempre y te está esperando. A veces, nos alejamos tanto de nosotros mismos que nos olvidamos de escucharnos, de silenciarnos, de dejar espacio, de mirar donde, de verdad, tiene sentido mirar: en nuestro hogar interno.
- Eres perfecto. Sé que te puede costar entenderlo. Por esa razón, es mejor que no lo entiendas, simplemente acepta. Acepta que tus miedos son perfectos, tus emociones, tus dudas, tus tonterías, todas tus imperfecciones son perfectas. Todo lo que tú eres tiene una causa, un origen, un motivo. Nada es casual, aleatorio, injusto o imperfecto. Todo, tú también, es necesario y perfecto.
- Eres único. Tienes algo que te diferencia, que te hace especial, distinto. Todos somos únicos. Piezas de diseño exclusivo engranadas en un manto energético, que nos conecta y nos recuerda que somos Uno.
- Eres valioso. Tienes un tesoro dentro. Eres una luz brillante, pero parece que a veces lo olvidas. Para eso estoy aquí, para recordarte. Valioso quiere decir que tienes valor, que eres suficiente y necesario. Suficiente, así, tal y como eres.
- Eres merecedor, ¿lo sabes, no? pero no lo eres por tus logros, tus esfuerzos o tus resultados. Eres merecedor porque existes, porque eres. Merecer no es esforzarse para después poder obtener un premio. Merecer es abrirse a recibir lo que te corresponde por ser quien eres y por venir de donde vienes.
- Eres amor. Ay qué bonito, amor. Ser amor no es un rollo que se ha inventado la espiritualidad, la autoayuda o qué sé yo. Ser amor es reconocerte como parte de algo grande. Es permitirte vivir siendo quien eres. Es elegir ser desde la aceptación, el desapego y la compasión. Es saber poner límites, asumir responsabilidades y decir no. Es tratarte con cariño y ver con los mismos ojos con los que te ve Dios, el Universo o como quieras llamar al amor.
Por todo esto, por ser amor, importante, perfecto, único, valioso y merecedor, a lo mejor es hora ya de que dejes de juzgarte, de reñirte, de ningunearte y de estafarte. Espero que este recordatorio te haya resultado interesante.
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.