TALENTOS

Todo el mundo tiene un talento. Es solo cuestión de moverse hasta descubrirlo
— George Lucas

Un don, un talento, una dádiva, una cualidad que es tuya y te pertenece. Un regalo que te da la vida. Tus talentos son esas características que te hacen único y que tu Padre Divino te ofrece. Y lo hace por un motivo, para que los reconozcas en ti y puedas compartirlos, expandirlos, hacerlos más grandes, inmensos.

Cuando en la consulta pregunto: ¿Cuál es tu talento? ¿qué tienes tú que te hace único? me sorprende nuestra incapacidad para reconocernos talentosos y llenos de dones. Me sorprende la admiración que podemos sentir hacia el otro, y la ceguera para con nosotros mismos. Me sorprende la facilidad que tenemos para ver nuestras faltas y errores, y nuestra ilimitada limitación para sentir admiración por nuestras talentosas luces. Me sorprende, y también me entristece porque todos hemos sido bendecidos con talentos y dones. ¿Estamos tan alejados de nosotros mismos como para no vernos? ¿De verdad creemos que no tenemos nada único y genuino? Si es así, por favor, rectifiquemos.

Todos tenemos un don, un talento, uno o un millón. El que sea, pero no olvides que lo tienes. ¿Por qué no lo buscas? ¿por qué no te centras en explotar tu brillo en vez de fijarte tanto en lo que no tienes?

Nuestros talentos deben ser reconocidos y aceptados, y lo digo sabiendo que aceptar nuestro brillo no es tarea fácil. “San miedo” suele recordarnos que brillar no es bueno, al oído nos dice “quién eres tú para creer que eres valioso, único y talentoso”. Pero verás, tanto tú como yo somos más sabios que el miedo, y por eso ahora te pido que me hagas caso, estás lleno de talentos y de brillo.

Después de aceptar, se trata de asumir, sí. Asumir la responsabilidad de expandir y multiplicar tu talento. No sirve de nada reconocerte y aceptarte si después no asumes la responsabilidad de compartirte y expandirte. Por esta razón tienes un don, para servir al Universo explotando al máximo lo que Él te regaló.

Te invito a que reflexiones sobre cuál o cuáles son tus talentos y dones. No es necesario que bailes ni que cantes. Después, por favor, observa si dedicas tu vida a expandirlos y hacerlos grandes.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Nathan Dumlao

Photo by Nathan Dumlao


ERES TÚ Y SOLO TÚ

Eres tú y solo tú lo que te separa de ti. El Universo siempre ha estado ahí.

Nunca renuncies a ti mismo, porque si lo haces tu vida perderá el sentido.

No des nada por sentado. Los milagros existen, pero para verlos necesitas tener espacio.

Cultiva la confianza. La fe es lo único que te puede regalar seguridad y certezas.

Conviértete en un ser optimista y verás el giro que da tu vida.

Mira adentro. Es mucho más poderoso y sanador que hacerlo hacia fuera.

Suelta lo que piensas. Aunque no lo creas, tus pensamientos te limitan y encarcelan.

Date placer, pasión y gozo. Son el camino para alcanzar una vida plena.

Selecciona lo que escuchas. Que tu atención y tus oídos estén puestos en tu corazón, no en tu mente ni en tus discursos. Son falsos, sesgados y llenos de juicio.

Ten paciencia contigo, date mimos. Todo llega, tu trabajo tiene recompensa, pero siempre a su tiempo debido.

Aprende a relacionarte sin necesitar. No hay nada más valioso que compartir desde la libertad.

Olvida ya que estás aquí para pasar pruebas y aprender. Estás aquí para recordar quien eres, explotar tus talentos y ser feliz. De verdad, para eso estás aquí.

Revisa tus miedos. Si no ves manifestados tus más íntimos deseos, solo es por el miedo que has asociado a ellos.

Sé generoso, contigo y con los demás. La generosidad es una sagrada virtud que te transformará.

Pídete perdón por no haberte permitido ser feliz y recuerda, que eres tú y solo tú lo que te separa de ti.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Sacha Styles

Photo by Sacha Styles

RECIBE

Te voy a hablar de algo que así, de entrada, me resulta difícil definir desde la palabra, porque de lo que quiero hablarte es extremadamente femenino, y lo femenino, en hombres y en mujeres, no tiene forma, no tiene palabra, no tiene definición. De lo que te voy a hablar es de lo que “significa” recibir y de lo que se siente al hacerlo. 

Recibir es la otra parte del dar, es la esencia de nuestro femenino, es el Yin del Yang. Recibir significa estar abierto a permitir que todo suceda, sin resistencias y sin negaciones. Recibir es consentir, es tener espacio dentro de ti, y al leer esto pensarás que, claramente, lo que te estoy contando es una obviedad, una evidencia, pero verás, si el recibir fuera tan obvio, si esa apertura se estuviera produciendo en nuestros corazones, no viviríamos tan limitamos, tan asustados y tan frustrados como, de hecho, vivimos. En nuestra vida habría espacio, equilibrio y una sana sensación de que podemos descansar, de que merecemos sin necesidad de lucha ni justificación.

Tanto hombres como mujeres nos hemos ido privando de esta parte indispensable de nosotros mismos. Nos hemos convertido en fábricas de dar, de hacer, de pensar y de producir, sin saber que el dar sin el recibir y el hacer sin el ser no pueden existir.

Cuando cierro los ojos y me digo que estoy abierta a recibir, también estoy cultivando el arte de permitir. Siento que mi energía se expande, que la puerta de mi corazón se abre, que mis deseos toman forman y que me estoy dando permiso para que cuiden de mí, para que la Vida se encargue. Siento paz, pero sobre todo, me siento muy bien, ilusionada y con mucha confianza.  

Para permitirnos, y para estar abiertos a recibir necesitamos revisar nuestros miedos y todas nuestras resistencias. Puedo empezar por algo muy sencillo: ¿cómo me siento cuando alguien me valora, me regala, me halaga, me da las gracias? Puedo continuar por algo más difícil: ¿me siento lo suficientemente digno tal y como soy para recibir todo lo bueno de la vida? Y puedo ir todavía más allá y preguntarme: ¿Soy capaz de permitirme recibir sin sentir que tengo devolver? ¿me doy permiso para ser feliz?

Para recibir necesitamos querernos, reconocernos dignos e inocentes. Date cuenta de que la vida desea darte, igual que un padre quiere dar todo lo mejor a su hijo. “Papá Universo” te quiere profundamente, te ve grande y por supuesto inocente. Por eso, deja espacio, confía y abre tus brazos. Practica el arte de recibir y permite que se te dé lo que solo por ser, ya mereces.

Un muy feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Hanny Naibaho

Photo by Hanny Naibaho



VIVIR

“Tienes unas ganas de vivir que asustan”. Esto fue lo que me dijo un amigo mío hace ahora más o menos un año. Y yo, que continuo en modo reflexivo, casi meditativo, durante estos días me he dejado sentir esa frase dentro.

Esa frase, que en realidad ahora te muestro un poco mutilada, edulcorada, porque su palabra exacta fue mucho más intensa y más tajante que asustar, pero que el horario infantil me impide enseñar, me lleva a preguntarme por el miedo que nos generan nuestras ganas, nuestros deseos, nuestros sueños, nuestras pasiones, esas de las que te hablé la pasada semana.

Las ganas de vivir me obligan a ser yo y a ser todo lo que puedo ser. Me llevan a impulsarme y a estar abierto a la experiencia completa de la vida, con todas sus partes. Las ganas de vivir me fuerzan a quitarme de encima lo que sobra para descubrir el verdadero sentido de lo que en mi piel significa vivir. Y vivir significa lo que cada uno de nosotros queramos que signifique y depende, en gran medida, del valor que nos otorgamos, de nuestra capacidad para auto observarnos, para respetarnos y no mutilarnos. Depende de nuestra confianza en la vida.

Nuestras ganas de vivir son nuestras ganas de realizarnos, de ser felices y de sentirnos plenos. Y esas ganas, ese deseo, ese impulso que sale de las entrañas y que abre nuestro corazón entero necesita que, cuanto antes, afrontemos nuestros miedos.

Tenemos miedo a vivir la vida que necesitamos y que queremos, por el qué dirán, porque nos asusta responsabilizarnos de nosotros, porque tenemos dudas y nos las creemos. Tenemos miedo a tener ganas de vivir no vaya a ser que por lo “aleatorio” de la vida, tantas ganas nos lleven después a tanta o más frustración. Tenemos ganas de vivir pero, a veces, no como impulso sino como anhelo. Vemos esas ganas, esa ilusión, ese deseo desde el miedo a no ser capaces o a que nunca llegue. Tenemos miedo a nuestras ganas no vaya a ser que lo logremos y seamos felices. El miedo a la vida es más tenebroso que el miedo a la muerte. Tenemos miedo a vivir, a experimentar de lleno y a hacerlo sin límites. Tenemos miedo.

Y lo que yo creo es que nuestras ganas son las palmaditas de aliento del Alma, que nos pide que nos impulsemos, que vivamos haciendo pleno, que exprimamos con intensidad y sin miedo.

Yo tengo ganas de vivir todo lo que la experiencia de la vida me traiga y de hacerlo con intensidad, y eso es un gran compromiso que adquiero conmigo misma y que me obliga a tomar decisiones, a sanar mi miedo, a limpiar resistencias, a respetarme y a responsabilizarme de lo que siento y deseo.

¿Dónde te llevan tus ganas?

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Kristopher Roller

Photo by Kristopher Roller


PASIÓN

Esa ha sido la palabra de esta semana y será, sin duda, la de los próximos meses: pasión.

Venus, planeta del deseo ha comenzado a transitar por el signo de Escorpio, cuyas palabras clave son intensidad, entrega, pasión, transformación, alquimia, sexualidad como camino para la transmutación y fusión con el otro, muerte y regeneración.

Deseo y pasión. Y desde hace unos días me pregunto si de verdad estamos conectados con aquello que nos apasiona, con lo que de verdad deseamos. Con eso que nos despierta por dentro y hace que nos elevemos. Con lo que nos proporciona placer auténtico.

La pasión nos da valor, nos saca de las tinieblas y nos hace brillar. La pasión es un gran catalizador de nuestras emociones más poderosas. A través de ella manifestamos intensidad, poder, y una infinita capacidad de transformación. Vivir apasionados es vivir de lleno, en sintonía con nuestro poder personal y con nuestra creatividad. Hacer y vivir con pasión debería ser nuestra prioridad, casi nuestra obligación. Sin embargo, parece como si la inercia nos arrastrara a una vida neutra, lineal. A una vida carente de fuerza, de arranque, de poder. A una vida ausente, llena de “debes” y vacía de pasiones, de placeres. ¿Por qué? porque tenemos demasiado miedo a brillar, demasiada desconfianza en nuestro poder personal, demasiada rutina, demasiada apatía, demasiada falta de fe en lo de arriba. Porque ni siquiera nos paramos a sentir, porque nos hemos ido distanciando de nosotros mismos y de nuestra guía interna. Porque vivir apasionados implica tomar decisiones. Porque la pasión necesita de mucho amor. Porque conlleva una entrega total y no estamos dispuestos a entregarnos y a abrirnos en canal.

Necesitamos recuperar el placer, sentirnos de nuevo apasionados para así incrementar la luz en nuestra vidas. Debemos aprovechar esta nueva oportunidad, este portal energético para reconectar con lo que nos es motivador, apasionante y placentero.

Piénsalo. ¿Te imaginas vivir una vida llena de pasión? Cierra los ojos, conecta con aquello que te apasiona, que despierta en ti el placer, que te sacude por dentro, y que ese sea tu foco, tu intención, tu deseo de manifestación. Tienes energía disponible para poder hacerlo.

Te deseo una vida llena de pasión.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez

Photo by Thiago Thadeu

Photo by Thiago Thadeu


DESAMPARO

Desamparo y sentimiento de abandono, de no pertenencia. Sensación de no tener un hombro, de no poder soltar la carga porque si lo haces, nada ni nadie te va a sostener, vas a caer al vacío. Un sentimiento que te deja exhausto, que te impide abandonar el control, que no te da descanso. Un desamparo que te lleva a perder las fuerzas y el ánimo, pero verás, te voy a contar algo:

Ese sentimiento que tú tienes tan solo es el reflejo de haberte abandonado, del poco cariño que te has dado, del escaso apoyo y de la falta de fe y confianza en ti mismo. Si tú no sabes sostenerte, apoyarte, ampararte y abrazarte, ¿cómo vas a sentir que lo puede hacer tu padre, tu pareja, el Universo o quien sea? "Como es dentro es fuera".

Yo sé que las palabras no siempre llegan y que lo mejor es descubrir dentro, pero aun así piensa:

¿Puede el Universo abandonar al Sol? ¿Puede permitir que no salga? ¿El suelo que te sostiene va a abrirse y dejar que caigas? No, no puede hacerlo porque siempre has formado parte, siempre has pertenecido, siempre has tenido y tendrás un lugar en el que refugiarte y descansar. La propia vida es la que te da cobijo, pero recuerda que para sentirlo, primero necesitas confiar en ti, darte amor, protección y abrazo. Entonces sí, te darás cuenta de que "Papá Universo" nunca dejó de quererte ni de apoyarte, que solo fue tu ego el que quiso engañarte.

Recuerda, siempre formas parte. 

Feliz presente,

Almudena Migueláñez

 

Photo by Usukhbayar Gankhuyag

Photo by Usukhbayar Gankhuyag

 

 

PAUSA

En la pausa del verano he recordado lo importante que es apartarte y ponerte a un lado. Dejar espacio, conectar con la acción pasiva, abrirte de par en par para recibir lo que te debe ser dado. Reconocer todo lo que está pasando, verlo y abrazarlo. 

He recordado que observar sin juzgar me proporciona quietud, paz mental y mucha serenidad. El verano que está acabando me ha llevado a entender la sabiduría que se esconde en el no hacer, en el simplemente ser. Observar el mar ilimitado, flotar con la certeza de que puedes cerrar los ojos y descansar porque, aunque no lo veas, la Fuente se está ocupando, de verdad, se está ocupando.

Un verano que me ha obligado a revisarme, a replantearme y a reestructurarme. Un verano que, todavía hoy, me está susurrando: cuida de ti, no lo dejes para más tarde. Mira el cielo, cuenta perseidas, lágrimas de San Lorenzo y con cada una despierta un deseo. Un deseo y un sueño que sientes y ves dentro y que sabes que te será devuelto. Eso me ha traído este verano pausado, el recuerdo de mi poder para materializar mis sueños. Un poder que es esencialmente femenino, que no hace, que no piensa, que no da forma. Un poder que permite, que ve y que siente.

Reconocer que soy más útil y mejor persona cuando me permito hacer lo que me ilusiona. Preguntarme, con toda la sinceridad que puedo, por lo que de verdad me hace feliz y me lleva a sentirme plena, asumiendo la responsabilidad de no renunciar a ello. Todo esto me lo está dando el verano.

Tres eclipses que se han llevado lo que ya no necesito, lo que ya no sirve, lo que ha caducado y una Luna Nueva, la del 9 de septiembre, que la siento como el inicio de un nuevo ciclo, de un nuevo año.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Frank Mckenna

Photo by Frank Mckenna