Te voy a pedir un favor. Piensa en alguien a quien quieras mucho, una persona que sea importante para ti. Mejor, piensa en alguien a quien ames... ¿Lo tienes?
Ahora, te voy a pedir que te imagines diciéndole a ese alguien a quien tanto quieres, exactamente lo mismo que te dices a ti a diario, a cada momento. Imagínate, trasladándole a esa persona que es tan importante para ti, todos los pensamientos que circulan por tu mente, todas tus obsesiones ¿Cómo crees que se sentiría?
Continuemos. A esa persona a la que amas, a la que seguro deseas lo mejor, le vas a hablar con la misma exigencia y con la misma falta de cariño con la que te hablas a ti mismo. Además, le vas a dar el mismo descanso y la misma dosis de fe que tienes en ti. ¿Qué tal? ¿todo bien?
Ahora, por favor, quiero que imagines que le trasladas los mismos juicios que te haces a ti, las mismas críticas, las mismas desconfianzas, las mismas dudas. Por favor, dile, cuando esté asustado, lo mismo que te dices a ti cuando tienes miedo. Cuando esa persona a la que amas te pida ayuda porque está aterrada, trátala igual, igual que te tratas a ti en la misma situación. ¿Qué tal? ¿todo bien?
¿Crees que esa persona a la que amas querría quedarse a tu lado? Probablemente no. No, seguro que no. La cuestión es que tú nunca tratarías a una persona a la que respetas y quieres de la misma forma que te tratas a ti mismo, juzgándote, limitándote, preocupándote y dudando constantemente de tu capacidad y de tu valía. No lo harías nunca. ¿Me equivoco?
La cuestión es: ¿por qué razón lo haces contigo?, ¿tan indigno te crees? Recuerda siempre: "...como a ti mismo".
Tú eres un ser maravilloso, igual que esa persona a la que tanto quieres. Tú mereces todo lo mejor, igual que esa persona a la que tanto quieres. Tú eres valioso, capaz y muy poderoso, igual que esa persona a la que tanto quieres. Tú eres igual que esa persona a la que tanto quieres y a la que nunca tratarías como te tratas a ti mismo.
Recuerda siempre: "...como a ti mismo".
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.