VERDADERO AMOR

Eres generosa. Valiente. Libre. Positiva. Cuando te caes, tienes una gran capacidad para reponerte y volver a empezar. Eres creativo e ingenioso. Con poder para generar prosperidad. Eres optimista, resiliente. Independiente. Sabes fluir, soltar y entregar. Brillas cuando despliegas tus dones. Eres compasivo y sabes perdonarte y perdonar. Amas. Das. Eres millonario en recursos y en talentos. Estás llenita de regalos en tu interior. Tienes capacidad para sentir al máximo. Para profundizar, para llenar tu vida de sentido y de intensidad. Eres alquimia pura. Tienes alas para volar. Te sobra capacidad para vivir desde la vulnerabilidad, para estar en paz con tu inocencia y con tu derecho a recibir. Eres intuición, sabiduría y tesón.

Eres todo eso y seguro, mucho más. Eres luz y siempre lo serás, pero en ti también hay oscuridad. Eres miedo, tristeza y a veces mucha frustración. En ocasiones habitas en esa sensación de abandono que te hace diminuto. También te sientes perdido, solo y vacío. A veces quieres gritarle al mundo que no puedes más. Que estás harta. Que necesitas que te cuiden y que te quieran. A veces la rabia te come. El enfado se apodera de tu garganta y deseas desaparecer porque crees que solo así podrás dejar de sufrir. Estás cansado y te abate el pesimismo. A veces la preocupación te puede, el pánico y la falta de fe. Y todo esto está bien.

Tu luz no se hace más pequeña por tu oscuridad. Tu luz crece cuando te atreves a reconocer tus vergüenzas, tu porquería, tus guerras internas, tus miedos, tus necesidades o tus carencias. Cada vez que niegas esa parte de ti, cada vez que te sientes triste y quieres huir de ese sentimiento, cada vez que tapas tu frustración o tu rabia, cada vez que escondes tus miedos y tus debilidades, cada vez que aparcas tu pesimismo, también te alejas de la posibilidad de encontrar paz en tu interior. Te alejas de la posibilidad de conocer el verdadero amor.

Solo si aprendemos a aceptar, a sostener y a abrazar nuestra oscuridad, solo si nos negamos a juzgar lo que somos, lo que nos pasa y lo que sentimos, solo así podremos recuperar la sensación de unidad, de coherencia y de plenitud interna. Solo así sabremos lo que de verdad quiere decir amarnos a nosotros mismos.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Fahad Bin Kamal

IMAGINA

¿Puedes imaginar lo que ocurrirá cuando, en vez de prestar atención a lo que no quieres, lleves tu energía a lo que sí? ¿O cuando te trates con respeto y con cariño, y te permitas equivocarte sin juzgarte por ello? ¿O cuando en vez de someterte a tus carencias, las abraces y las sanes?

¿Puedes imaginar lo que ocurrirá cuando te des las gracias y te perdones? ¿Cuando dejes de fijarte en la escasez, la enfermedad o la falta y te centres en la prosperidad, la salud o la abundancia? ¿Te imaginas lo que pasará cuando decidas no seguir esperando a que las cosas cambien y empieces a hacer cambios tú? ¿Te imaginas?

¿Y lo que sucederá el día que te atrevas a cuestionar tu mente, a dar espacio en tu vida a lo que no se ve, a lo que no tiene demostración científica, a aquello sobre lo que solo puedes tener fe?

Imagina lo que sentirás cuando dejes de cargar con responsabilidades que no son las tuyas, cuando te atrevas a ser tú mismo y sueltes todo eso a lo que estás enganchado y que tanto te limita. Imagina en la persona en la que te convertirás cuando lo hagas diferente, cuando enfrentes tu miedo y le digas: “ya no me asustas”. Imagina la energía que desprenderás si dejas de luchar contra ti mismo, si haces las paces con tus necesidades y si das espacio a tu femenino, a tu vulnerabilidad y a tus sentimientos. Imagina en lo que convertirás tu vida si decides escucharte y apostar por ti. Imagina.

Imagina las sensaciones que tendrás y lo que podrás manifestar cuando elijas creer que eres capaz, completo e ilimitado. Imagina todo lo que recibirás el día que aceptes que siempre has sido y serás sostenido, amado y cuidado.

Imagina cómo va a ser tu vida cuando decidas no esperar a mañana para vivirla.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Claudio Schwarz

TE REGALO

Te regalo tiempo para que puedas descansar, para que puedas parar y tener espacio para decidir, para disfrutar y para mirar dentro de ti. Te regalo una sonrisa, por si te alivia y te ayuda a recordar que ese dolor que sientes pasará. Te regalo un abrazo, uno largo y apretado, para que no olvides que hay mucha gente a tu lado que te acompaña y que te quiere. Para que recuerdes que no estás solo, que yo también me acuerdo de ti.

Te regalo atención, porque no quiero que te sientas abandonado. Te regalo kilos y kilos de alegría y de entusiasmo, para que te ayuden a mitigar los momentos de oscuridad y de desanimo. Te regalo capacidad para asombrarte y sorprenderte. Es momento de que tu niño interno despierte. Te regalo confianza en ti y en tu proceso para que la falta de fe no aniquile tu poder para manifestar tus sueños. Te regalo mi hombro, para que te puedas apoyar en él y recordar que no tienes porqué llevar esa pesada carga tú solo.

Te regalo mi canción favorita. A lo mejor a ti también te pone los pelos de punta y te anima. Te quiero regalar vulnerabilidad, la suficiente como para que puedas vivir siendo quien eres, sin garantías ni defensas. Te regalo espontaneidad y un derecho, el de equivocarte, y otro más: el de decir “no” sin sentirte culpable.

Te regalo una relación, pero no cualquiera, no. Te regalo una relación de esas que funcionan, en las que hay más cosas además de amor, en las que hay risas, intimidad, compromiso, admiración y comunicación. Te regalo atardeceres en el mar, silencio y paz. Te regalo curiosidad, te va a hacer sentirte vivo, ya verás. Te regalo creatividad para que puedas darte cuenta de tus recursos internos. Te regalo fuerza para que te impulses y sigas adelante. Solo fue un bache.

Te regalo amor para que tu corazón se llene de nuevo, para que puedas volver a sentir que merece la pena, que por fin puedes ver la luz que habita en tu interior.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Thomas Ploch


VERTE A TI MISMO

Si te aceptas totalmente, dejarás de proyectarte en los demás. Si no te resistes, podrás transformarte y avanzar. Si crees que no se puede tener todo en la vida, no lo tendrás.

Si crees que Dios te perdonará, habrás confundido juicio y culpa con amor. Si te defiendes, te atacarán. Si luchas, necesitarás guerras y conflictos. Si piensas que no vas a poder, te aseguro que no podrás.

Si juegas a juzgarte y a tratarte mal, no es extraño que los otros te juzguen y te traten igual. Si te victimizas, te tendrán que culpar. Si no te atreves a decir “no”, abusarán de ti. Si das para recibir, no recibirás. Si das sin esperar, tendrás.

Si no piensas, encontrarás sosiego y paz. Si reprimes lo que sientes, lo que sientes te matará. Si desconfías, conocerás a gente de la que nunca te podrás fiar. Si te crees el miedo, el miedo dirigirá tu vida y te someterá.

Si juzgas, te van a juzgar. Si entregas y confías, llenarás tu vida de milagros. Si no te liberas del miedo a la impermanencia y a la muerte, no vivirás.

Si no te responsabilizas de ti y cambias, lo de fuera nunca podrá cambiar. Si eres capaz de renunciar a ti para que te quieran, no te van a poder querer de verdad. Si no te valoras, no podrás apreciar el reconocimiento de los demás.

Si crees que la vida es dura, dura será. Si crees que nunca te puede faltar, no sabrás lo que es la escasez, y si tienes miedo a tener, no tendrás.

Tú solo puedes verte a ti mismo.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Noah Silliman

TUS "PORQUÉS"

Porque te has atrevido a mirarte, a afrontar tus fantasmas y tus miedos. Porque, pese a los riesgos que sabías que corrías, comenzaste a decir “no” y a poner límites. Porque empezaste a escuchar lo que sientes y lo que necesitas, y a responsabilizarte de ello. Porque te has liberado de la pesada carga de la culpa. Porque dejaste de juzgarte y de echar a tus hombros apegos y expectativas. Porque te estás atreviendo a ser vulnerable, a abrir tu corazón pese a tus heridas y a acompañarte en lo que sea que estás sintiendo.

Porque vuelves a mostrar tu sonrisa. Porque has perdonado el pasado y a los que te hicieron daño. Porque sigues teniendo fe, pese a que muchas veces continúas sin poder ver. Porque confías en ti y te respetas. Porque ya no demandas amor, ya no renuncias a ti para que te quieran. Porque dejaste de luchar contra lo que sientes. Porque tiraste a la basura tus trajes y comenzaste a estar cómodo en tu cuerpo. Porque empezaste a dar valor al placer, a la diversión y al no hacer. Porque has aprendido a habitarte, a estar en paz contigo, a reconocer tu valor. A verte digno.

Porque le estas quitando peso a la vida. Porque te atreves a reírte de ti mismo. Porque eres capaz de encontrar oportunidades y luz entre tanto dolor y oscuridad. Porque eres generoso, aunque no tengas. Porque has hecho algo muy grande, aceptarte. Porque has hecho algo muy poderoso, elegir. Porque has hecho algo muy transformador, dejar de tenerle miedo a la muerte y vivir.

Porque te has deshecho de tu rigidez. Porque ya no atacas y tampoco te defiendes. Porque has decidido que tu vida deje de ser ordinaria. Porque bailas aunque no tengas ningún ritmo. Porque ahora, por fin, estás empezando a ser tú.

Porque, por todos tus “porqués”, eres valiente, extraordinario y único.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Adam Walker

DEJÉ DE CREÉRMELO

Dejé de defenderme cuando me di cuenta de que fuera nunca hubo guerra, de que la vida solo refleja lo que está ocurriendo en mi casa interna. Dejó de importarme que las cosas fuesen como yo quería y comencé a atreverme a vivir la vida tal y como es, sin ponerle la carga de mis expectativas.

Dejé de darle valor al sacrificio y a la lucha cuando entendí que la renuncia y el sufrimiento jamás tendrían recompensa. Dejé de tenerle miedo al “no”, a decir lo que pienso, lo que quiero y lo que siento. Dejó de importarme lo que los demás opinan de mí, lo que creen que soy. Me di cuenta de que sus juicios no me pertenecen a mí, sino a ellos.

Dejé de creer que el merecimiento depende de lo que yo haga o de lo que yo dé. Merecemos por ser. Dejé de desear que fueras diferente, que me quisieras como yo creí necesitar. Dejé de hacerlo cuando entendí que si quiero que algo cambie, el cambio empieza en mí. Dejé de victimizarme porque no me sentaba nada bien, porque es mucho más liberador comenzar a tomar decisiones y a responsabilizarme de quien soy. Dejé de sentirme culpable cuando aprendí a verme con compasión. Cuando me pedí perdón por cada juicio que hice contra mí.

Dejé de intentar controlar cuando acepté la muerte y la impermanencia de todo. Dejé de renunciar a lo que quiero y a lo que necesito al darme cuenta de que mi cuerpo enferma si estoy en deuda conmigo. Dejé de poner por delante a los demás y comencé a priorizarme a mí. Está siendo toda una revolución. Dejé de hacerle caso a mi mente, a ese murmullo incesante, castigador y limitante. No sirve para nada, es aburrido y muy frustrante. Dejó de importarme saber o tener razón. Me he dado cuenta de que soy mucho más libre y más feliz diciendo “no sé” o “me equivoqué”.

Dejé de cargar mis hombros con mochilas que no son mías. Lo justo es colocarlas en las espaldas de sus dueños. Nunca dejaré de tener miedo, pero sí, por fin, dejé de creérmelo.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Mukuko Studio


ESPERO

Espero que tengas la valentía de mirarte con honestidad y de apreciar cada paso que has dado en tu camino. Cada cosa que has logrado. Espero que te quieras bonito, que te trates con compasión y con cariño. Espero que, pese a tus heridas, puedas abrir tu corazón y enamorarte. Que recibir, por fin, haya dejado de asustarte.

Espero que inundes tu vida de carcajadas, de momentos únicos, de esos que recordarás aunque el tiempo pase. De vínculos. De sexo, pero del bueno, del que por instantes te hace trascender el cuerpo. Espero que te permitas ser quien realmente eres, que no renuncies a ti, que no rechaces más aquello que sientes. Espero que te deje de importar lo que los demás opinen, que confíes en ti y que pongas límites.

Espero que bailes, que fluyas de la mano de la vida, que te quites de tu espalda todas esas mochilas, todas esas cargas. Espero que dejes de buscar fuera y te des cuenta de que todo lo tienes dentro. De que eres completo. Espero que te tengas en estima y que te valores, que aceptes tu oscuridad y todo lo que te avergüenza.

Espero que dejes de esperar a que tu mujer cambie, a tener una pareja, a que mejore tu trabajo, a tener más dinero, a estar preparada para vincularte. Espero que te sientas libre, que elijas conscientemente lo que piensas y lo que dices. Espero que no esperes. Que vivas hoy con intensidad y sin ponerte límites.

Espero que dejes de creer en el miedo, que encuentres paz y sosiego. Espero que dejes de culparte, de dar valor al sacrificio, al pecado y al sufrimiento.

Espero que te ames sin condiciones y a lo grande.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Andrew Rice