Autoestima

TUS "PORQUÉS"

Porque te has atrevido a mirarte, a afrontar tus fantasmas y tus miedos. Porque, pese a los riesgos que sabías que corrías, comenzaste a decir “no” y a poner límites. Porque empezaste a escuchar lo que sientes y lo que necesitas, y a responsabilizarte de ello. Porque te has liberado de la pesada carga de la culpa. Porque dejaste de juzgarte y de echar a tus hombros apegos y expectativas. Porque te estás atreviendo a ser vulnerable, a abrir tu corazón pese a tus heridas y a acompañarte en lo que sea que estás sintiendo.

Porque vuelves a mostrar tu sonrisa. Porque has perdonado el pasado y a los que te hicieron daño. Porque sigues teniendo fe, pese a que muchas veces continúas sin poder ver. Porque confías en ti y te respetas. Porque ya no demandas amor, ya no renuncias a ti para que te quieran. Porque dejaste de luchar contra lo que sientes. Porque tiraste a la basura tus trajes y comenzaste a estar cómodo en tu cuerpo. Porque empezaste a dar valor al placer, a la diversión y al no hacer. Porque has aprendido a habitarte, a estar en paz contigo, a reconocer tu valor. A verte digno.

Porque le estas quitando peso a la vida. Porque te atreves a reírte de ti mismo. Porque eres capaz de encontrar oportunidades y luz entre tanto dolor y oscuridad. Porque eres generoso, aunque no tengas. Porque has hecho algo muy grande, aceptarte. Porque has hecho algo muy poderoso, elegir. Porque has hecho algo muy transformador, dejar de tenerle miedo a la muerte y vivir.

Porque te has deshecho de tu rigidez. Porque ya no atacas y tampoco te defiendes. Porque has decidido que tu vida deje de ser ordinaria. Porque bailas aunque no tengas ningún ritmo. Porque ahora, por fin, estás empezando a ser tú.

Porque, por todos tus “porqués”, eres valiente, extraordinario y único.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Adam Walker

HABITARTE

Necesitas dedicarte tiempo, aprender a estar contigo, aprender a disfrutarte. Necesitas escucharte y ser capaz de hacerlo sin juzgarte. Abrazarte, cuidarte y mimarte no pueden ser esas cosas que, al final, terminas dejando para otro momento, para otro día. Sin ti no puedes, y de eso, nunca deberías olvidarte.

Atacarte, ningunearte o reprocharte no te están dando resultado. Exigirte de la forma que lo haces solo va a servir para que cada vez te tengas más miedo, para que cada vez te sientas más culpable. Todo pasa por darte a ti lo que todavía esperas que los demás te den. El otro no es capaz de entregarte nada que tú no sepas lo que es. Impedirte sentir lo que sientes, negarlo en vez de aceptarlo no sirve, no va a hacer que tus sentimientos cambien. Es necesario que los afrontes, que seas valiente y que saques fuera lo que te está matando dentro. Te lo debes desde hace ya tiempo. Por favor, sé un poco más compasivo con tu niño, más vulnerable, más receptivo con todo lo que la vida tiene para darte. ¿Eres capaz de ser mamá y papá contigo?

Decir sí a todo y a todos no es el medio para ser aceptado ni para sentir que perteneces. En el fondo, le estás gritando al mundo que no te quieres. Regularte y conocer tus fronteras implica aceptar que un no también puede ser la respuesta. Es magnético encontrarse con personas que están en paz con sus necesidades, que saben dónde está esa barrera infranqueable, que son firmes y capaces de respetar sus límites.

Amarse a uno mismo no es un camino de rosas, exige que te enfrentes a tus fantasmas y a tus sombras, que aceptes que eres imperfecto y que, pese a eso, puedas mirarte sintiendo devoción y respeto. Amarse a uno mismo no es una opción, es la única posibilidad para que, realmente, puedas exprimir esta experiencia, para que todo comience a fluir y a tener verdadero sentido para ti. Necesitas estar en paz con la persona que eres, darte un lugar, ponerte en valor. Necesitas tener ego y pensar en ti, porque sino ¿qué tienes para dar?, ¿qué es lo que vas a compartir? Ese “primero yo” al que tanto miedo tienes es necesario para que te extiendas más allá de ti, para que te puedas expandir.

No tengas deudas contigo, por favor, nunca te dejes para mañana. Nunca te abandones, ni te critiques, ni te compares, pero sobre todo nunca renuncies a tus necesidades. Tu responsabilidad en esta vida es la de amarte, la de permitirte la libertad y el coraje de ser quien realmente eres. Tu deber es el de habitarte, el de crear un hogar dentro de ti en el que te sientas seguro, en el que no haya guerra ni conflicto. Se trata de construir una fortaleza interna, se trata de ser como el bambú, fuerte por dentro y flexible por fuera. ©

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Angkor Feel

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