EQUINOCCIO de PRIMAVERA

El pasado miércoles 20 de marzo, con la entrada del Sol en el Signo de Aries, comenzamos un Nuevo Año astrológico. Momento de renacimiento y de nuevos inicios. 

Para que ese renacer suponga, de verdad, un nuevo comienzo, hemos tenido que pasar por un periodo previo de muerte, de revisión y transformación de nuestra oscuridad. Para nacer, hemos tenido que morir.

Horas después del momento del Equinoccio de Primavera (en el Hemisferio Norte, y de otoño en el Hemisferio Sur) tuvimos una Superluna llena en el Signo de Libra (Libra es el signo opuesto complementario de Aries y tiene que ver con el otro, con cualquier tipo vínculo. Libra simboliza la "relación con" y busca el equilibrio entre el yo y el tú). Esta luna llena y la conjunción del Sol con Quirón, que representa nuestra herida, nuestro sanador interno, le da un poder especial a este momento. 

Vamos a trabajar las heridas vinculadas con nuestra capacidad de afirmación, con nuestra capacidad de ser individuos autónomos que pueden satisfacer sus propias necesidades. Capaces de iniciar y de reconocernos como individuos. Para ello, podemos fijarnos en el otro, y en los vínculos que hemos ido estableciendo. En cómo son esos vínculos, si parten de la necesidad y del apego, de la falta, o parten de la elección.

¿Qué es lo que reclamo del otro, de mi pareja, de mi socio, de amiga, de mi madre? ¿Qué es lo que espero que el otro me de? ¿Cómo puedo darme a mi mismo todo eso que ando buscando fuera y que proyecto en el otro? ¿Desde dónde me vinculo? ¿lo hago desde la escasez y la carencia o desde la elección y la plenitud?

Es momento de sanar nuestros vínculos, y para ello, debemos sanar y conectar con nuestra individualidad y con nuestra capacidad de accionar y de ser lo que somos.

Este nuevo Año que iniciamos con el Equinoccio nos invita a conectar con la confianza y la fe, a asumir la responsabilidad de ser lo que necesitamos ser y nos proporciona capacidad para materializar y dar forma a nuestros sueños. También es un tiempo para abrirnos a nuevas formas de entender el valor propio, a nuevas maneras de relacionarnos con lo material.

Feliz Año Nuevo y feliz Equinoccio.
Almudena Migueláñez. 

Photo by Yuiizaa september

yuiizaa-september-793345-unsplash.jpg

¿POR QUÉ BUSCAMOS?

¿Por qué necesitamos lograr paz interior, bienestar, prosperidad o amor? Porque en algún momento, comenzamos a pensar, a aceptar y a creer en el miedo y en la limitación. Necesitamos alcanzar algo que, en realidad, siempre ha estado dentro de nosotros, pero camuflado por miles de creencias limitantes que nos han llevado a ver una realidad basada en la escasez, la falta, y el miedo.

Un Curso de Milagros, los Mayas, los Toltecas, el Budismo, los Teósofos y otras muchas filosofías esotéricas y ocultistas, tradiciones, culturas y religiones nos dicen que lo que ven nuestros ojos, los pensamientos y creencias limitantes pertenecen al mundo de la ilusión, del sueño, al mundo de lo falso, de la fragmentación, y que se puede resumir en una sola palabra: miedo.

Y claro, cuando profundizamos en esta idea de que todo lo que andamos buscando fuera ya lo tenemos dentro, suelen ocurrir dos cosas: o bien le damos espacio a la soberbia para dejar claro que eso de tenerlo todo dentro es muy bonito pero que “la realidad” es la que es, ¿o me vas a decir tú a mí que el hambre y la guerra son un sueño?, o bien sentimos mucha frustración porque no tenemos ni idea de cómo activar esa potencialidad interior.

No creo que existan fórmulas mágicas e instantáneas para lograrlo, o por lo menos yo no las he encontrado. Lo que sí sé es que es posible dejar de ver miedo, y comenzar a ver amor. Sé que es posible convertir la paz interior en un estado permanente; sé que podemos sentirnos plenos y llegar a ser todo lo que somos. Cuando conseguimos recordarnos y recuperamos la relación con nosotros mismos es cuando todo comienza a cambiar, no solo nuestra vida, sino la de los demás, pero para eso, antes debemos responsabilizarnos y trabajar. Debemos cambiar y accionar de una forma distinta, más creativa y consciente:

  • Es absurdo pensar que, teniendo ego, vayamos a dejar de mirar fuera, pero lo que sí podemos hacer es comprometernos a ver lo de fuera de una manera distinta a como solemos hacerlo, porque lo de fuera tendría que servirnos para ver todo lo que tenemos dentro. Debería ser nuestra guía para conocer nuestras partes no reconocidas y nuestras potencialidades no asumidas. Lo de fuera no es ajeno a lo de dentro. Las guerras reflejan todas nuestras guerras internas y la luz que vemos es un espejo de la capacidad para brillar que habita dentro.

  • Podemos y debemos prohibirnos los pensamientos de miedo, que nos limitan y nos encarcelan. ¿Cómo? no creyéndonoslos, perdonándonos por ellos, no dándoles atención ni reconocimiento. Necesitamos hacernos conscientes de que nuestros pensamientos son importantes, fundamentales diría yo, ya que con ellos creamos nuestras experiencias. Todos tenemos responsabilidad en esto. Todos podemos elegir qué pensar y en qué creer.

  • Pongámonos en huelga. Neguémonos a juzgar, a comparar, a retener y a especular. Dejemos de suponer, de dar por hecho, de pensar por el otro, de adelantarnos, de intentar controlar.

  • Prestemos cada día más atención a lo que no podemos ver. Cerremos los ojos. Podemos meditar, orar, respirar de forma consciente, da igual. Debemos reconocer que no todo es accionar, producir y hacer. Es necesario parar, ser y observar.

  • Lo que somos y tenemos dentro solo se nos revelará si construimos una base sólida de fe y confianza. Si sabemos depositar nuestra fe en lo que es Real, todo empezará a cambiar. Si dedicamos tan solo la mitad del tiempo que empleamos en escuchar nuestros diálogos de miedo, nuestras preocupaciones, dudas y juicios, en entregar, confiar y dar gracias, nuestra verdadera naturaleza despertará.

  • Dejemos de querer imponer nuestra voluntad y, con humildad, aprendamos a aceptar y a dejar espacio a una Voluntad superior.

  • Cambiemos nuestra actitud. Es frustrante y agotador buscar lo que existe ya, pero mi prosperidad, mi capacidad para amar, para materializar, mi paz, mi plenitud interior, mi salud me están diciendo: oye, ¿qué pasa con tu actitud? Tener la disposición, el talante y la intención de querer pensar y ver solo lo bueno, de abandonar la queja y la rigidez mental, nos predisponen a manifestar lo que siempre fuimos.

Recuerda, lo que buscas te ha encontrado ya.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Davide Ragusa

Photo by Davide Ragusa



ENTREGAR

Entregar es ser lo suficientemente responsable de ti mismo como para saber que solo no puedes, que todo en la vida necesita de tu voluntad y de tu capacidad para sostener, accionar y comprometerte, pero también de la ausencia de voluntad y de tu capacidad para soltar, confiar y dejar ir.

Entregar es hacer partícipe de tu vida a la Totalidad y permitir que sea ella la que se ocupe de ti, no porque en algún momento haya dejado de hacerlo o porque se rompiera la conexión, eso es imposible, sino porque nosotros, a través de nuestra mente reactiva y egoica, hemos creído en la separación y en la existencia de un dios que vigila, que quita y da, que se ocupa o no, que nos somete a pruebas, y cuya voluntad no tiene por qué ser la nuestra.

Si te das cuenta, entregar es aprender a vivir sin miedo, sin desconfianza y sin esa necesidad tan humana de controlar. Entregar es dar tu vida a quien mejor se puede encargar de ella, porque, aunque tu mente no lo crea, el Universo sabe cuidarte mucho mejor de lo que tú nunca podrás hacerlo.

Entregar implica una apertura absoluta. Es la renuncia a la voluntad de tu ego, para unirte a una Voluntad mayor, infinitamente sabia y amorosa. La entrega, más que un acto o un proceso, es un resultado. Es la consecuencia inevitable de la humildad y del reconocimiento y la aceptación de nuestros límites. La entrega es un desprendimiento que nos permite trascender la dualidad y reconocer nuestra verdadera naturaleza. No hablaríamos de ella sino fuera porque en algún momento de nuestra vida nos autoengañamos y creímos que somos capaces de controlar algo.

He escuchado a muchas personas decir que entregar cuesta. Yo no creo que sea difícil entregar. Creo que es algo natural que se manifiesta según vamos haciéndonos conscientes de quiénes somos y de dónde estamos. Quizá, la verdadera dificultad se encuentre en desvincularnos de la mente y del ego, en afrontar nuestra soberbia, la falta de dignidad y el miedo que tenemos a confiar. ¿Nos sentimos lo suficientemente dignos como para permitir que el Universo se encargue? ¿Podemos sentirnos cómodos con la idea de soltar el control? ¿Podemos aceptar, con humildad, que no sabemos? ¿Podemos aceptar que quien sabe es el Universo? ¿Somos capaces de confiar en lo que no podemos ver, en aquello que está oculto a los ojos de nuestra personalidad?

Y para terminar, ¿cómo entregar? Prueba a poner intención, a enfocar tu mente en la entrega. Hazlo poco a poco para que puedas ir ganando confianza. Primero, suelta y entrega aquello a lo que no estás muy apegado. Después, podrás entregar lo que más te asusta o aquello en lo que más expectativas has puesto, eso que tu ego tanto necesita controlar. Imagina como le das a quien para ti representa el amor incondicional -da igual que sea la Madre Tierra, Dios, el Universo, tu guía, quien tú quieras-, todo aquello que te preocupa, que te asusta, tus deseos o tus proyectos. Mentalmente construye tu mantra. Por ejemplo: ”entrego mi voluntad a la Voluntad Divina” o “te entrego todo lo que me preocupa para que te encargues de ello”. Construye una frase con la que tú vibres, que sea sencilla y corta. Practica llevar tu atención a esa Fuente de amor siempre que puedas, y entrega. Con la práctica y con el paso del tiempo, vas a darte cuenta de que ya no necesitas entregar porque tendrás la certeza de que el Universo siempre ha estado y siempre estará detrás de todo. Sabrás que tu Voluntad siempre fue su Voluntad.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Junior Moran

Photo by Junior Moran


SUEÑOS

Los sueños tienen algo de mágico, de infantil. Nuestros sueños representan nuestros más profundos anhelos, eso que nos puede devolver la plenitud que, en algún momento, perdimos.

Nuestros sueños son el impulso que nos empuja a seguir. Cuando soñamos nuestros sueños, estamos imaginando una realidad que está por venir. Imaginar es crear a través de nuestra visión profunda y de nuestro corazón.

Cuando soñamos, regresamos a ese momento en el que no dudábamos de nuestra inocencia, y en el que no cuestionábamos que merecemos por lo que somos y no por lo que hacemos. Cuando soñamos, volvemos a ser niños y nos damos la oportunidad de reencontrarnos con nuestra auténtica naturaleza.

Soñar no es importante, es fundamental. Y lo es porque nuestro anhelo es lo que define nuestra acción, o así es como debería de ser. Porque soñar solo no sirve. Porque hay que trabajar. Porque debemos hacernos responsables de lo que deseamos manifestar.

La materialización de nuestros sueños depende, en gran medida, de nosotros. Pensemos en la Ley de Causa y Efecto. Según este principio universal, todo es el resultado de algo previo, y cada cosa que hacemos, pensamos o sentimos nos conduce a un efecto concreto. Según esta Ley, mi sueño es mi resultado, por tanto, la pregunta sería: ¿Cuáles son las causas que me pueden llevar a alcanzarlo?

Mi sueño me pide, no solo que lo imagine y lo piense, no solo que lo sienta antes de dormir. Mi sueño me pide que actúe, que dirija y enfoque mi energía, que mis acciones lleven su nombre. Mi sueño me pide compromiso, implicación. Me pide foco y dirección.

Debemos trazar un camino, diseñar una hoja de ruta que tenga como objetivo materializar lo que nuestro ser, con facilidad, ya imagina. ¿Qué estamos haciendo para alcanzar nuestro sueño? Esa es la pregunta.

Lo que anhelas, te anda buscando. Te necesita. Quiere dejar de ser un sueño para poder transformar tu vida.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Eidy Bambang Sunaryo

Photo by Eidy Bambang Sunaryo

CAMBIA

Y rápido. Todo eso que anhelas y que andas buscando, sin duda te está esperando, pero no puede manifestarse si tú no haces ningún cambio.

No ves la realidad tal y como es, tú ves la realidad tal y como eres. Si continuas siendo igual, si repites los mismos pensamientos, las mismas creencias, si tus hábitos internos son invariables, si buscas mantenerte en una constante por el apego al pasado o por el miedo al futuro, si no te das la oportunidad de hacerlo distinto, entonces, nada podrá cambiar ahí afuera. Tendrás doble ración de lo mismo. Y después, una tercera.

Pasará el tiempo, sí, y continuarás anhelando que el otro cambie, que tu vida mejore, que tu sueño tome forma y que la felicidad aflore, pero solo será un anhelo, un deseo, por cierto, muy frustrante, porque al no haberte comprometido con un cambio interno, aniquilas la posibilidad de su reflejo externo.

El intento de permanencia, repetir los mismos patrones, las mismas conductas, nos lleva a sostener una realidad rígida, invariable y extrema, cada vez más polarizada y más resistente. Si quiero que mi vida cambie pero no estoy dispuesto a modificar nada de mi vida interna, entonces, le estoy diciendo adiós a la posibilidad que tengo de manifestar lo que deseo. Me convierto en víctima, me desconecto de mi poder, y me olvido de mi responsabilidad, que no es otra que la de cambiar para colocarme en sintonía con lo que quiero crear.

Hay muchas cosas que no dependen de nosotros, en realidad, la mayoría. La vida es un flujo que no podemos ni deberíamos intentar controlar. La vida nos invita a que vayamos de su mano, sin resistencias.

Desconoces cuál puede ser su reacción, no sabes si te va a querer o no. Tampoco está en tus manos controlar si finalmente te despedirán. No sabes si algún día dejarás de tener tanto miedo, y tampoco si tendrás otra crisis de ansiedad. Lo que sí puedes hacer es cambiar tu forma de pensar, puedes dejar de mirar atrás y comprometerte con un cambio radical, puedes modificar tus creencias, puedes crear hábitos nuevos, puedes cambiar tu forma de hablar, puedes modificar tu actitud, puedes transformar la queja por un gracias, puedes, y debes, cambiar la manera que tienes de tratarte, puedes modificar la forma que tienes de relacionarte. Puedes cambiar.

Si cambias, todo va a cambiar. ¿Por qué lo sé? porque nos gobierna el karma y eso, traducido, significa que todo lo que hacemos tiene consecuencias, da resultados. Si no cambias, no puedes ver ningún cambio. La vida te pide un compromiso, quiere que estés alineado con lo que buscas.

Comprométete con el cambio que necesitas dar para que tu vida comience a cambiar. No esperes a que el otro cambie. No va a hacerlo hasta que tú no cambies. No esperes a que llegue el momento adecuado. El momento perfecto lo tienes aquí delante, en el presente, en el ahora. No esperes. Cambia. Muévete, haz algo distinto. No te quedes de brazos cruzados.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Manthan Gupta

Photo by Manthan Gupta

PETICIONES

Lo que yo hoy te quiero pedir es que, por favor, te permitas pedir ayuda. Hacerlo no es una muestra de debilidad. Todo lo contrario. Te hace más humano, más fuerte y, desde luego, resiliente. Pedir ayuda significa que sabes ver tus límites, que estas abierto a recibir lo que mereces y preparado para confiar y entregarte.

Hoy quiero decirte que deberías reconocer y aceptar tu herida. Si te tapas más los ojos, si te niegas a verte, nunca sabrás que cualquier dolor, tarde o temprano, cicatriza.

Ya no sirven las excusas, no busques más culpables. Sé que es difícil, pero ha llegado el momento de que te responsabilices. Sabes perfectamente lo que necesitas, no te engañes. Es hora de asumirte, de tomar decisiones, de cambiar hábitos y de modificar actitudes. Lo estás retrasando, y el tiempo, cuando está vacío de compromiso, se convierte en tu enemigo. Hoy quería recordarte y así, yo también me lo recuerdo, que tu vida no es de nadie, solo es tuya y tú eres el responsable. Hoy quería pedirte que, por favor, trabajes con tus necesidades.

Hoy te escribo pidiéndote que no abandones. Me encantaría que borrases de tu mente lo que me dijiste, y que no volvieras a sentir desesperanza. No renuncies. Quiero que recuerdes que todo es karma. Que tu constancia, tu compromiso y tu fe en lo que sueñas, tienen que dar resultado porque en esta vida todo tiene consecuencias. No pierdas la esperanza. Continúa y verás como todo lo que anhelas se manifiesta.

Hoy, mucho mejor que mañana, deberíamos comenzar a sanar creencias. Aunque solo sea por aquello que dicen de que “lo que crees, lo creas”, sentémonos y revisemos los pensamientos que nos limitan y nos encarcelan. Hoy, me encantaría pedirte que recordaras lo que ya sabes: a cada instante, eres libre de elegir lo que piensas. Decide dónde depositas tu energía.

Quiero pedirte otra cosa. Me he dado cuenta de que has vuelto a olvidarte. Hace tiempo hablamos de que eres importante y de que todo dependía de la forma de tratarte. Te has olvidado de cuidar de ti y de no juzgarte. Te pido que vuelvas a perdonarte, que priorices la relación contigo y que te abraces. Vuelve a mirarte al espejo como hacías antes.

Al ver que te sientes incompleto y que depositas toda tu felicidad en el otro o en lo que está por llegar, me gustaría pedirte que reflexionaras sobre qué es para ti la felicidad, porque, quizá, si la ves como una actitud interna, como una elección personal, tu insatisfacción se pueda convertir en paz interior.

Ésta sí es mi última petición: recupera tu entusiasmo, por favor. Yo lo he visto. Sé que lo tienes. Está en tu sonrisa, en tu niño interior. Habla a través de tus ojos, de tus palabras, de tu impulso y de tus ganas. Cuando has vivido entusiasmado todo ha funcionado. Entonces, ¿qué ha pasado?

Feliz presente,’

Almudena Migueláñez.

Photo by Frank Mckenna

Photo by Frank Mckenna

PUEDES HACERLO

Puedes relajarte. Es, sin duda, una de las mayores muestras de amor que puedes darte.

Te lo aseguro, puedes descansar, reposar y relajarte. Cuando lo hagas, todo comenzará a funcionar y a fluir de verdad.

Sé que tu mente no está de acuerdo conmigo. La mía tampoco. Sé que ella identifica el descanso con la muerte. ¿Cómo no vas a preocuparte? ¿Cómo no vas a intentar encontrar una solución? ¿Cómo vas a soltar el control y olvidarte?

Verás, la realidad es que todo eso que te preocupa tanto, que dices que te está matando únicamente puede colocarse y ajustarse, si te relajas y descansas. Si no lo haces, si intentas seguir controlando, nunca va a haber espacio. Eres tú, a través de tus pensamientos, quien está bloqueando lo que más necesitas desbloquear. Tu atención está puesta en el miedo. Estás cegado. Tus ojos no pueden ver las soluciones que necesitas porque solo están atentos al problema que tienen delante.

Es tu mente la que no te da descanso, ¿te das cuenta? Son tus pensamientos incesantes los que te hacen entrar en bucle, los que te dejan exhausto, los que te llevan a creer que tienes el control, que necesitas razones, alternativas y porqués, y la realidad es que toda esa tensión y todo ese intento de control aniquilan cualquier posibilidad de que puedas aclararte y obtener algún tipo de solución. Relájate, por favor.

Mientras tú te desgastas, te preocupas y te obsesionas, el Universo te está susurrando: “Confía en mí, relájate y descansa que Yo me encargo”.

La mejor solución para ti jamás podrá venir de tu mente porque, como sabes, ella tiene miedo. Tu mente es el ego. Sin darte cuenta, estás utilizando el miedo para intentar salvarte. Yo te pido que cambies de herramienta. Que te relajes, y dejes que, el que sabe, se encargue.

Tú mente no es capaz ni de imaginarlo, pero, en este momento, todo está ocurriendo, todo está en movimiento, la Tierra, los Planetas, tus células, tu vibración, tu agua interna. Todo está en constante cambio. Todo tiene un ritmo y todo forma parte de un flujo. Solo tu mente puede ver lo que te ocurre como un problema, una limitación o un gran obstáculo, porque tu mente juzga pero, ¿sabes una cosa? el Universo no lo hace; no juzga nada, no ve cosas malas, ni problemas, ni bloqueos ni dificultades. El Universo vibra en una frecuencia muy alta, es un fluir, una marea constante de soluciones.

Tu Alma está inevitablemente conectada a ese flujo, a esa infinita corriente, y es ella quien atesora todas las soluciones, pero el Alma, tu Universo interno, ni piensa ni se preocupa, y lo que necesita es que, cuanto antes, te relajes, confíes y le des espacio para que tome las riendas y se haga cargo de lo que tu mente consideró preocupación y problema.

Recuerda que no solo eres energía de hacer, de pensar, de accionar. Tú no solo eres Yang, también eres Yin. Eres un movimiento de contracción y distensión, de hacer y ser, de dar y permitir. Se trata de saber cuando hay que sostener y cuando hay que soltar. Si está ocurriendo algo en tu vida que para ti es una dificultad, por favor, relájate y suelta, no sostengas.

Si estás incansablemente preocupado, si la obsesión te come, me gustaría que te dieras la oportunidad de relajarte y de intentar no prestar atención al problema que te traes entre manos. Es posible que, al principio, estés asustado, pero tú y yo sabemos que puedes hacerlo. Me encantaría que comprobaras los resultados de permitirte vivir relajado.

Por último, quiero compartir contigo lo que yo siempre me digo:

“Pese al miedo, me permito confiar y relajarme. Sé que existe una solución perfecta para mí que se me revela en el mejor momento”.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez

Photo by Toa Heftiba

Photo by Toa Heftiba