Equinoccio de primavera

ERES FUEGO

Eres FUEGO. Acción, impulso, movimiento y vida. Eres luz y brillo. Eres espíritu encarnado en la tierra. Es tu fuego interno el que te otorga la voluntad y la fuerza para manifestarte en esta experiencia, para expandir tu luz, para dar calor con tu corazón. Eres el fuego que quema y purifica, que ilumina, sonríe, confía y juega.

Eres TIERRA. Estás aquí, en la materia. Eres cuerpo y sentidos. Tocas, percibes, construyes, moldeas. Es la tierra la que te hace abundante, la que te enseña la importancia del tiempo y de los ciclos. De la paciencia y del servicio. Eres la tierra que da forma, que nutre y que alimenta. Eres perseverancia, seguridad, disciplina y esfuerzo.

Eres AIRE. Vuelas. Eres la mente que crea. Eres ideas y pensamientos. Con el aire conectas. Con el aire hablas, te expresas, aprendes y enseñas. Eres ligero, flexible, cambiante y curioso. Te adaptas. Eres libre. Tienes alas. Enlazas.

Eres AGUA. Eres madre. Da igual si eres mujer u hombre. Eres sensible e intuitiva. Fluyes, sin límites ni barreras. Recibes. Eres intimidad, vulnerabilidad y vínculo. Sientes. Creas hogar. Eres el útero que da seguridad y cobijo. Eres canal. Eres intensidad y entrega. Lloras. Eres el agua del río.

Que el fuego queme todo aquello que está muerto y que no sirve. Que ilumine tu corazón y que despierte en ti la consciencia de que eres espíritu. Que la tierra te nutra, te haga sentir seguro y te lleve a disfrutar al máximo cada segundo. Que el aire te recuerde que eres libre y soberano. Que el agua te permita sentir y vivir siendo vulnerable. Que te lleve a trascender y a recordar que todos somos Uno.

Eres montaña, sol, viento y océano.

Feliz Equinoccio. Feliz año nuevo astrológico.

Almudena Migueláñez.

Photo by Mohamed Nohassi

EQUINOCCIO de PRIMAVERA

El pasado miércoles 20 de marzo, con la entrada del Sol en el Signo de Aries, comenzamos un Nuevo Año astrológico. Momento de renacimiento y de nuevos inicios. 

Para que ese renacer suponga, de verdad, un nuevo comienzo, hemos tenido que pasar por un periodo previo de muerte, de revisión y transformación de nuestra oscuridad. Para nacer, hemos tenido que morir.

Horas después del momento del Equinoccio de Primavera (en el Hemisferio Norte, y de otoño en el Hemisferio Sur) tuvimos una Superluna llena en el Signo de Libra (Libra es el signo opuesto complementario de Aries y tiene que ver con el otro, con cualquier tipo vínculo. Libra simboliza la "relación con" y busca el equilibrio entre el yo y el tú). Esta luna llena y la conjunción del Sol con Quirón, que representa nuestra herida, nuestro sanador interno, le da un poder especial a este momento. 

Vamos a trabajar las heridas vinculadas con nuestra capacidad de afirmación, con nuestra capacidad de ser individuos autónomos que pueden satisfacer sus propias necesidades. Capaces de iniciar y de reconocernos como individuos. Para ello, podemos fijarnos en el otro, y en los vínculos que hemos ido estableciendo. En cómo son esos vínculos, si parten de la necesidad y del apego, de la falta, o parten de la elección.

¿Qué es lo que reclamo del otro, de mi pareja, de mi socio, de amiga, de mi madre? ¿Qué es lo que espero que el otro me de? ¿Cómo puedo darme a mi mismo todo eso que ando buscando fuera y que proyecto en el otro? ¿Desde dónde me vinculo? ¿lo hago desde la escasez y la carencia o desde la elección y la plenitud?

Es momento de sanar nuestros vínculos, y para ello, debemos sanar y conectar con nuestra individualidad y con nuestra capacidad de accionar y de ser lo que somos.

Este nuevo Año que iniciamos con el Equinoccio nos invita a conectar con la confianza y la fe, a asumir la responsabilidad de ser lo que necesitamos ser y nos proporciona capacidad para materializar y dar forma a nuestros sueños. También es un tiempo para abrirnos a nuevas formas de entender el valor propio, a nuevas maneras de relacionarnos con lo material.

Feliz Año Nuevo y feliz Equinoccio.
Almudena Migueláñez. 

Photo by Yuiizaa september

yuiizaa-september-793345-unsplash.jpg