crecimiento personal

¿POR QUÉ BUSCAMOS?

¿Por qué necesitamos lograr paz interior, bienestar, prosperidad o amor? Porque en algún momento, comenzamos a pensar, a aceptar y a creer en el miedo y en la limitación. Necesitamos alcanzar algo que, en realidad, siempre ha estado dentro de nosotros, pero camuflado por miles de creencias limitantes que nos han llevado a ver una realidad basada en la escasez, la falta, y el miedo.

Un Curso de Milagros, los Mayas, los Toltecas, el Budismo, los Teósofos y otras muchas filosofías esotéricas y ocultistas, tradiciones, culturas y religiones nos dicen que lo que ven nuestros ojos, los pensamientos y creencias limitantes pertenecen al mundo de la ilusión, del sueño, al mundo de lo falso, de la fragmentación, y que se puede resumir en una sola palabra: miedo.

Y claro, cuando profundizamos en esta idea de que todo lo que andamos buscando fuera ya lo tenemos dentro, suelen ocurrir dos cosas: o bien le damos espacio a la soberbia para dejar claro que eso de tenerlo todo dentro es muy bonito pero que “la realidad” es la que es, ¿o me vas a decir tú a mí que el hambre y la guerra son un sueño?, o bien sentimos mucha frustración porque no tenemos ni idea de cómo activar esa potencialidad interior.

No creo que existan fórmulas mágicas e instantáneas para lograrlo, o por lo menos yo no las he encontrado. Lo que sí sé es que es posible dejar de ver miedo, y comenzar a ver amor. Sé que es posible convertir la paz interior en un estado permanente; sé que podemos sentirnos plenos y llegar a ser todo lo que somos. Cuando conseguimos recordarnos y recuperamos la relación con nosotros mismos es cuando todo comienza a cambiar, no solo nuestra vida, sino la de los demás, pero para eso, antes debemos responsabilizarnos y trabajar. Debemos cambiar y accionar de una forma distinta, más creativa y consciente:

  • Es absurdo pensar que, teniendo ego, vayamos a dejar de mirar fuera, pero lo que sí podemos hacer es comprometernos a ver lo de fuera de una manera distinta a como solemos hacerlo, porque lo de fuera tendría que servirnos para ver todo lo que tenemos dentro. Debería ser nuestra guía para conocer nuestras partes no reconocidas y nuestras potencialidades no asumidas. Lo de fuera no es ajeno a lo de dentro. Las guerras reflejan todas nuestras guerras internas y la luz que vemos es un espejo de la capacidad para brillar que habita dentro.

  • Podemos y debemos prohibirnos los pensamientos de miedo, que nos limitan y nos encarcelan. ¿Cómo? no creyéndonoslos, perdonándonos por ellos, no dándoles atención ni reconocimiento. Necesitamos hacernos conscientes de que nuestros pensamientos son importantes, fundamentales diría yo, ya que con ellos creamos nuestras experiencias. Todos tenemos responsabilidad en esto. Todos podemos elegir qué pensar y en qué creer.

  • Pongámonos en huelga. Neguémonos a juzgar, a comparar, a retener y a especular. Dejemos de suponer, de dar por hecho, de pensar por el otro, de adelantarnos, de intentar controlar.

  • Prestemos cada día más atención a lo que no podemos ver. Cerremos los ojos. Podemos meditar, orar, respirar de forma consciente, da igual. Debemos reconocer que no todo es accionar, producir y hacer. Es necesario parar, ser y observar.

  • Lo que somos y tenemos dentro solo se nos revelará si construimos una base sólida de fe y confianza. Si sabemos depositar nuestra fe en lo que es Real, todo empezará a cambiar. Si dedicamos tan solo la mitad del tiempo que empleamos en escuchar nuestros diálogos de miedo, nuestras preocupaciones, dudas y juicios, en entregar, confiar y dar gracias, nuestra verdadera naturaleza despertará.

  • Dejemos de querer imponer nuestra voluntad y, con humildad, aprendamos a aceptar y a dejar espacio a una Voluntad superior.

  • Cambiemos nuestra actitud. Es frustrante y agotador buscar lo que existe ya, pero mi prosperidad, mi capacidad para amar, para materializar, mi paz, mi plenitud interior, mi salud me están diciendo: oye, ¿qué pasa con tu actitud? Tener la disposición, el talante y la intención de querer pensar y ver solo lo bueno, de abandonar la queja y la rigidez mental, nos predisponen a manifestar lo que siempre fuimos.

Recuerda, lo que buscas te ha encontrado ya.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Davide Ragusa

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QUIZÁ

Tu vida no es lo que esperabas. Quizá, no sea reflejo de tus expectativas. Quizá, aunque ahora no lo veas, es mucho mejor que así sea, porque vivir sin expectativas y sin esperar nada, seguro, es el puente hacia tu felicidad plena.

Quizá, puedes intentar otra estrategia. Tal vez, centrar tu atención en el presente, en el aquí y en el ahora pueda ser una manera de curarte de la enfermad de la espera.

Es posible que si cambias la rigidez de tu mente por la flexibilidad de tu Alma, el sufrimiento de tu ego por la aceptación, la reiterada queja por un gracias, te vayas, poco a poco, sintiendo mejor. Y tú ya sabes que si el sentimiento cambia, la vida cambia.

Quizá, es hora ya de comprometerte contigo mismo, de asumir que eres el responsable de tu vida. Quizá, es hora ya de poner límites, y de afirmarte diciendo “no” tantas veces como necesites.

Tal vez, podrías intentarlo y arriesgar. Se trata de jugar, de no tenerle tanto miedo a lo que pueda pasar. Haz, mójate aunque el agua te cale, pero sal y arriésgate. Tal vez, la sensación de haberlo intentando, de no haberte dejado arrastrar por el miedo, por el “no puedo” o el engañoso “mejor mañana”, te lleve a darte cuenta de que con solo intentarlo, ya has ganado, porque no se trata del resultado, sino de la sensación de estar vivo y jugando.

Tal vez, añadirle al “dar” su opuesto complementario: “recibir”, te haga percibirte completo y en sintonía con la corriente del Universo. Quizá, encontrar el motivo por el que te niegas a permitir, por el que no quieres abrirte a recibir, te lleve a descubrir que la culpa y el no sentirte digno son tus peores enemigos.

Quizá, confiar sea el verbo para ti, desde luego lo es para mí. Podrías conjúgarlo en presente indicativo: yo confío.

Quizá, pienso yo, dejar de hacer lo “correcto”, olvidarte de lo que los demás esperan de ti, y permitirte ser tú, pueda ser la solución a toda esa frustración. Tal vez, reconocer que no has venido aquí a satisfacer las necesidades y expectativas de nadie, y que tu obligación es cuidar de ti y, por encima de todo, ser siempre tú, pueden hacer que la vida alcance un nuevo y verdadero significado.

Es probable que si dejas de justificarte y te das cuenta de que no tienes que demostrar nada a nadie, puedas ser libre y, además, empoderarte.

Quizá, diciéndole adiós a la vergüenza, al juicio y al rechazo, encuentres el espacio que necesitas para reconocerte, aceptarte y comenzar a amarte.

Tal vez, curiosidad, optimismo, desapego y esperanza son palabras que podrías escribir en el espejo del baño. Quizá, practicarlas a diario, te conduzca a la paz y a la serenidad que andas buscando.

Quizá, todo sea mucho más fácil de lo que siempre has creído. Por eso, mi propuesta es que te permitas dudar de tus creencias.

Quizá, cuando decidas dejar de atosigarte, de reprenderte y de castigarte, puedas escuchar al Universo que, desde el silencio, inspira diciéndote: CUIDO DE TI, PUEDES RELAJARTE.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Fancycrave

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