MI MANOLO

La mayoría te llaman ego, yo prefiero llamarte Manolo, a veces Manolito, depende de cómo te portes.

La mayoría de la gente te presta mucha atención, creo que demasiada, sinceramente. Eres mi Manolo y te acepto. Sé que eres necesario para enseñarme muchos aspectos sagrados de mi, pero creo que es importante aprender a diferenciarme de ti. Yo Soy algo mucho más elevado que tú. 

Siempre has estado a mi lado. Me dices "no puedes", "no vales", " no eres capaz". Disfrutas mucho resistiéndote, no quieres, eres feliz juzgando, creyéndote distinto.

Eres un Manolo capaz de ponerse un traje distinto cada día, es asombroso!

Sabes justificar todo lo que haces, aceptas la mentira, sientes soledad y con frecuencia ansiedad. Te hace mucha gracia cuando alguien te habla de Milagros, solo eres capaz de creer lo que ves.

Tienes tanto miedo a vivir, a morir, mi querido Manolito. Tienes tanto miedo que te asustas de ti mismo, te aterra tu sombra, te paraliza sufrir.

Te gusta demasiado fingir y creo que nadie te explicó que tanta protección, en realidad, muestra toda tu debilidad.

Me equivoqué de colegio contigo. Ahora sé que tú solo puedes ser mejor si yo te doy amor. 

No te permites recibir, cuando quiero entregar y soltar me dices que es imposible, que no deje de controlar.

Antes desconfiabas y yo te seguía, casi ciega detrás de ti. Ahora puedo verte como un niño carente que no sabe como reclamar un abrazo, que grita y patalea cuando le dicen no, que reprime lo que siente, que da crédito al pasado y no sabe vivir presente. Como ahora sé que no sabes, yo te regalo mis brazos.Te regalo compasión y cariño porque en el fondo, solo eres eso, Manolito, un niño muerto de miedo.

Siempre has preferido que sea quien no soy porque a veces eres tan soberbio que te permites ningunear lo que en mí es Divino, diciéndome que me esconda, que no soy suficiente, que debo corregirme, que no muestre lo que no conviene. No te gusta que sea quien soy y, ¿sabes? gracias a eso he aprendido que no hay otra forma de vivir, me he rebelado para ser quien de verdad siempre fui. 

Gracias Manolito, gracias ego porque a través de tu miedo he podido descubrir todo el Amor que hay en mi.

Feliz Solsticio, feliz Verano, feliz Luna Nueva.

Almudena Migueláñez

VERGÜENZA SAGRADA

Todos tenemos algo que nos avergüenza, algo que queremos ocultar para poder ser aceptados por los demás. Todos tenemos algo que nos da miedo enseñar, que creemos nos aleja de la pertenencia, que nos expulsa del paraíso de merecer. Pensamos que dejar ser nuestra rabia o nuestra autoridad puede provocar que el otro nos rechace, que nos aleje de su lado. 

Es grave, nos damos vergüenza. Es muy grave, nos queremos ocultar. Es horrible, le decimos a la Vida: no me hiciste lo suficientemente valiosa, me tengo que cambiar para poderme amar y para que el otro me pueda aceptar.

Nos acostumbramos a trabajar con nuestras vergüenzas, o mejor dicho, en contra de nuestras vergüenzas. El objetivo principal de toda nuestra labor es dejar de ser aquello que pensamos que es ridículo, que está equivocado en nosotros, pretendemos que no se nos vea para asegurarnos de que los demás nos quieran, como si eso fuera posible. 

Mis vergüenzas, que son una parte de mi, son sagradas y lo son porque yo soy un Ser sagrado. Sagrado significa digno de un respeto excepcional y si yo no aprendo a respetar y a amar incondicionalmente todo lo que yo soy, repito, TODO lo que soy, tampoco podré dejar espacio suficiente para que mi oscuridad me muestre toda su verdad y por supuesto, su sacralidad. 

¿Crees que un niño cambia porque le dejes bien claro que hay una parte de él que no es correcta, que no sirve, que te parece fea? Un niño cambia de forma natural cuando recibe amor incondicional y aceptación plena de todo lo que él es. Cuando se da valor a su potencial y se abraza con amor su debilidad, cuando se le motiva y se le respeta, cuando se exalta su divinidad y cuando con compasión, se le enseña a amar.

¿Por qué te avergüenzas de ti? ¿por qué no amas esa parte de ti? ¿por que rechazas lo que la vida te ha dado como regalo? Convierte tu vergüenza en sagrada y cuéntame cómo tu vida cambia.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez. 

EL SOL

Ayer fue mi cumpleaños, ayer el Sol volvió al lugar exacto del Zodiaco en el que se encontraba cuando nací. Ayer fue mi Revolución Solar. 

Con el Retorno del Sol, iniciamos un nuevo ciclo de vida, retornamos a nuestra Esencia y afirmamos nuestra identidad como individuos, activando al héroe/heroína que cada uno de nosotros llevamos dentro. Todos los años volvemos a nuestro origen y en nuestro cumpleaños nuestro Sol nos señala un nuevo camino a recorrer durante los próximos doce meses. Con nuestra Revolución Solar retornamos a nuestra potencialidad como seres individualizados, y el objetivo es el de ser capaces de hacerlo cada vez con más brillo e intensidad. 

Es el proceso de ganar consciencia y de convertirnos en individuos autónomos, en los super héroes de nuestra propia historia personal, lo que debe motivar nuestro presente, nuestra vida.

Los seres humanos crecemos en consciencia y vibración gracias a los distintos ciclos evolutivos que nos permiten expresar todo nuestro potencial e individualidad y esto es así porque tenemos el propósito de convertirnos en lo que en Esencia cada uno de nosotros hemos venido a ser.

Debemos brillar siendo quienes somos, esto es lo que nos dice el Sol.

Después de mi Retorno, lo que me pregunto es si realmente aprovechamos todas nuestras experiencias para que sean ellas quienes nos lleven a ser quienes realmente somos. 

Me pregunto si seremos capaces de soltar todo el miedo que nos impide ver el Sol. Miedo a brillar, a dar calor, al éxito, a no ser lo que nos dijeron que teníamos que ser, miedo a poner límites, a decir no, miedo a aceptarnos completamente.

Me pregunto si podemos reconocer dentro de nosotros aquello que nos hace brillar con luz propia, nuestros dones, ese regalo que nos hace únicos como individuos, eso que nos permite iluminar nuestra vida y la de los demás.

Me pregunto también si podemos soltar el querer ser o no ser, para simplemente ser lo que somos. 
Me pregunto qué hará nuestro Sol, nuestro héroe interior con sus infinitos deseos de brillar mientras nosotros andamos perdidos en nuestra oscuridad. 

Me pregunto cuántos retornos hasta reconocer nuestra individualidad.
 

Feliz presente

Almudena Migueláñez

 

 

 



 

UN CORAZÓN PURO

Un corazón puro ama por completo porque no juzga y no sabe ver el mal, no contempla la separación ni la diferencia, la mentira o la falsedad. Un corazón puro nunca espera, no espera nada. Un corazón puro emana, da. 

Un corazón puro recibe con gratitud, se nutre del dar sin esperar y del recibir con humildad.

Un corazón puro es el que no necesita perdonar porque sabe que no hay culpables. Un corazón puro es compasión porque desea la plenitud y felicidad de todos los demás. 

Un corazón puro es humildad, es decir, ausencia de ego, de soberbia y de vanidad.

Un corazón puro puede ver luz donde otros a lo mejor solo ven oscuridad. La queja o el lamento no encuentran cobijo en este corazón. Solo el agradecimiento le puede alimentar.

Un corazón puro es alegría sin justificación, sin motivo, sin razón.

Un corazón puro no es impaciente, está presente. Un corazón puro sabe la Verdad, la siente.

Un corazón puro es libre. Libre del que dirán, de la necesidad, de tener que ser algo distinto de lo que es. Un corazón puro acepta, no corrige.

Un corazón puro observa, nada más.

Un corazón puro se ha desprendido de la personalidad para poder vibrar.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez

SIETE MANERAS PARA COMENZAR A QUERERTE

1. Responsabilízate de ti y de lo que quieres. Todas tus intenciones deben ir siempre acompañadas de compromisos por tu parte. Co-creas con la Vida, nunca lo olvides. Responsabilidad sobre lo que piensas, lo que dices y lo que haces, ésta es tu parte.

2. Acéptate. Deja de querer ser algo distinto y dedícate a ser lo grandioso que ya eres. Si quieres transformarte y mejorar, primero, siempre, tienes que aceptarte. Cada vez que intentas corregirte estás negándote, cada vez que deseas no sentir, no tener, no ser, de alguna forma estás rechazándote y debes saber que todo aquello que intentas ocultar o a lo que te resistes se hace más grande y persiste. 

3. Háblate. Dialoga contigo con el mismo amor con el que hablas a la persona a la que más quieres. Hazte consciente de cómo te comunicas contigo, revisa tus palabras y tus juicios. Dite que te lo mereces, que eres capaz, que puedes descansar, que siempre estarás.

4. Permite tu vulnerabilidad. Te adelanto: no tiene nada ver con la debilidad. Ser vulnerable es ser desde lo que sientes, es no ponerte barreras, es afrontar tu vida sabiendo que puedes sentir dolor, que no necesitas reprimirlo. La debilidad aparece precisamente cuando te impides ser vulnerable. La vulnerabilidad es el camino para conectar con tu poder personal.

5. Date las gracias por todo que has logrado en vez de centrarte únicamente en lo que todavía te queda por alcanzar. Te necesitas y si no reconoces tus méritos y no pones en el lugar que corresponde todo lo conseguido, estarás muy lejos de sentirte en paz, abundante y con impulso renovado para crear. 

6. Di adiós al juicio. Abre las puertas del merecimiento. Tú eres inocente y siempre estás aprendiendo. Si no dejas ya de castigarte, oprimirte y juzgarte, no podrás comenzar a quererte. Tu juez es tu ego. Tu inocencia es tu Esencia. 

7. Vive aquí y ahora. Practica el momento presente, respira cada segundo de tu vida y observa el boicot que intenta hacerte tu mente, llevándote a un pasado que ya fue y a un futuro que todavía no es.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez

TE LO MERECES

"...La idea de la culpabilidad da lugar a la creencia de que algunas personas pueden condenar a otras, como resultado de lo cual, se proyecta separación en vez de unidad. Solo te puedes condenar a ti mismo, y hacer eso te impide reconocer que eres inocente..." UCM

Lo que sea que busques, te lo mereces. Da igual el sueño que albergues, no importa lo que anheles, te lo mereces.

Yo sé que lo mereces porque te veo inocente, como un niño pequeño. Eres tú el que todavía no lo ha visto, el que aún hoy, no ha aprendido a verse con los mismos ojos con los que le ve el Universo, probablemente porque a veces, ni siquiera sabes cómo miran ni qué quieren decirte esos ojos.

Es sencillo, a ti el Universo te mira igual que una madre a su hijo, desde la incondicionalidad y la inocencia. No necesita que hagas nada para devolverte un sueño, solo te está pidiendo que le digas que eres inocente, que te lo mereces. Que le digas que no hay separación entre Él y tú. Solo quiere que vibres en lo que realmente eres, que no te limites, que te aceptes, que sepas, de verdad, que te lo mereces.

El Universo, o como prefieras llamarlo no te juzga, no está esperando a que logres, a que te mates para darte el premio. Eres tú y solo tú el que se juzga constantemente, el que no se siente merecedor porque es culpable, porque lo ha hecho mal, porque no es suficiente, porque en el fondo, sostiene la creencia de que su Padre Divino no le acepta tal y como es. Así, de nuevo vuelves a ser tú el que se esfuerza, se sacrifica y lucha contra si mismo para demostrarse que, pese a no ser lo suficientemente valioso, pese a no ser inocente, quizá se le conceda una migaja del sueño que nunca alcanzará. Eres tú y solo tú el que no te aceptas, el que no te amas.

¿Realmente crees que el Universo del que formas parte te quiere tan poco? ¿crees que necesita que seas otra cosa distinta de lo que eres? ¿Piensas que cree que no te lo mereces?

En vez de esforzarte tanto por alcanzar algo, ¿te has parado a sentir que lo mereces, así, sin más? 

Tú eres inocente y te lo mereces, no por lo que hagas sino por lo que ERES. Y esto, y solo esto es lo que te salvará la vida, saberte merecedor e inocente. 

Si no lo declaras, si profundamente no sientes que mereces, tu sueño, ese que te hace levantarte cada mañana, se desvanecerá y lo hará porque lo que te estás diciendo es que tal y como eres, no eres suficiente. Te estás diciendo que necesitas ser algo distinto de lo que eres para merecer aquello que quieres.

El merecimiento, mucho antes que tu esfuerzo, es la condición indispensable para que puedas vibrar en sintonía con tu sueño.

Siéntate, cierra tus ojos y dite: ME LO MEREZCO.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez

OBSERVAR

"...Simplemente observando, no interfiriendo, no juzgando, porque en el momento en que juzgas has perdido la plena observación. El momento en el que dices "esto es bueno, esto es malo" has entrado en el proceso de pensamiento" OSHO

Observa, observa, se trata de observar. No intervengas.

Estamos distraídos intentando evitarnos y también muy implicados y muy dentro de lo que nuestra mente piensa. Nos creemos nuestros diálogos mentales. Interferimos y participamos de nuestros pensamientos y cuando no nos gustan, perdemos nuestra atención para enfocarnos en taparlos, rechazarlos, sanarlos. 

Te pongo un ejemplo: cualquier pensamiento de miedo, de esos que te revuelven por dentro, que ya tienen tanta fuerza que hasta se reflejan en tu cuerpo físico. Cuando tu mente inferior emite un  pensamiento de ese tipo, tu tendencia es a entrar en él, a racionalizarlo, a intervenir desde tu propia mente en un diálogo interno, te das explicaciones, intentas calmarte, incluso te juzgas por tener un pensamiento de esa naturaleza. Te haces Reiki, afirmaciones para evitar ese pensamiento sin darte cuenta de que lo que realmente estás haciendo es nutrirlo y darle espacio dentro de ti. Te estás identificando con él. Estás creyendo a tu ego.

El Dalai Lama, y en general la práctica budista de Meditación se refieren a la importancia de disponer de una conciencia continua del proceso real de pensamiento, observando la aparición de la mente. Se trata de convertirnos en observadores de nosotros mismos, sin intervenir, únicamente observando. Aprender a no involucrarnos con aquello que pensamos es quizá uno de los procesos más liberadores que podemos experimentar. 

¿Qué crees que sucede al convertirte en observador de tu propio pensamiento? Que despiertas tu conciencia, te conectas con tu Esencia y te sales de la vibración de tu ego y esto, en cristiano, es lo mismo que decir que abandonas el sufrimiento para poder estar en paz.

Tú no eres lo que piensas, eres mucho, mucho más y podrás darte cuenta de ello cuando en vez de interferir, observes.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez.