SIETE MANERAS PARA COMENZAR A QUERERTE

1. Responsabilízate de ti y de lo que quieres. Todas tus intenciones deben ir siempre acompañadas de compromisos por tu parte. Co-creas con la Vida, nunca lo olvides. Responsabilidad sobre lo que piensas, lo que dices y lo que haces, ésta es tu parte.

2. Acéptate. Deja de querer ser algo distinto y dedícate a ser lo grandioso que ya eres. Si quieres transformarte y mejorar, primero, siempre, tienes que aceptarte. Cada vez que intentas corregirte estás negándote, cada vez que deseas no sentir, no tener, no ser, de alguna forma estás rechazándote y debes saber que todo aquello que intentas ocultar o a lo que te resistes se hace más grande y persiste. 

3. Háblate. Dialoga contigo con el mismo amor con el que hablas a la persona a la que más quieres. Hazte consciente de cómo te comunicas contigo, revisa tus palabras y tus juicios. Dite que te lo mereces, que eres capaz, que puedes descansar, que siempre estarás.

4. Permite tu vulnerabilidad. Te adelanto: no tiene nada ver con la debilidad. Ser vulnerable es ser desde lo que sientes, es no ponerte barreras, es afrontar tu vida sabiendo que puedes sentir dolor, que no necesitas reprimirlo. La debilidad aparece precisamente cuando te impides ser vulnerable. La vulnerabilidad es el camino para conectar con tu poder personal.

5. Date las gracias por todo que has logrado en vez de centrarte únicamente en lo que todavía te queda por alcanzar. Te necesitas y si no reconoces tus méritos y no pones en el lugar que corresponde todo lo conseguido, estarás muy lejos de sentirte en paz, abundante y con impulso renovado para crear. 

6. Di adiós al juicio. Abre las puertas del merecimiento. Tú eres inocente y siempre estás aprendiendo. Si no dejas ya de castigarte, oprimirte y juzgarte, no podrás comenzar a quererte. Tu juez es tu ego. Tu inocencia es tu Esencia. 

7. Vive aquí y ahora. Practica el momento presente, respira cada segundo de tu vida y observa el boicot que intenta hacerte tu mente, llevándote a un pasado que ya fue y a un futuro que todavía no es.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez