"...La idea de la culpabilidad da lugar a la creencia de que algunas personas pueden condenar a otras, como resultado de lo cual, se proyecta separación en vez de unidad. Solo te puedes condenar a ti mismo, y hacer eso te impide reconocer que eres inocente..." UCM
Lo que sea que busques, te lo mereces. Da igual el sueño que albergues, no importa lo que anheles, te lo mereces.
Yo sé que lo mereces porque te veo inocente, como un niño pequeño. Eres tú el que todavía no lo ha visto, el que aún hoy, no ha aprendido a verse con los mismos ojos con los que le ve el Universo, probablemente porque a veces, ni siquiera sabes cómo miran ni qué quieren decirte esos ojos.
Es sencillo, a ti el Universo te mira igual que una madre a su hijo, desde la incondicionalidad y la inocencia. No necesita que hagas nada para devolverte un sueño, solo te está pidiendo que le digas que eres inocente, que te lo mereces. Que le digas que no hay separación entre Él y tú. Solo quiere que vibres en lo que realmente eres, que no te limites, que te aceptes, que sepas, de verdad, que te lo mereces.
El Universo, o como prefieras llamarlo no te juzga, no está esperando a que logres, a que te mates para darte el premio. Eres tú y solo tú el que se juzga constantemente, el que no se siente merecedor porque es culpable, porque lo ha hecho mal, porque no es suficiente, porque en el fondo, sostiene la creencia de que su Padre Divino no le acepta tal y como es. Así, de nuevo vuelves a ser tú el que se esfuerza, se sacrifica y lucha contra si mismo para demostrarse que, pese a no ser lo suficientemente valioso, pese a no ser inocente, quizá se le conceda una migaja del sueño que nunca alcanzará. Eres tú y solo tú el que no te aceptas, el que no te amas.
¿Realmente crees que el Universo del que formas parte te quiere tan poco? ¿crees que necesita que seas otra cosa distinta de lo que eres? ¿Piensas que cree que no te lo mereces?
En vez de esforzarte tanto por alcanzar algo, ¿te has parado a sentir que lo mereces, así, sin más?
Tú eres inocente y te lo mereces, no por lo que hagas sino por lo que ERES. Y esto, y solo esto es lo que te salvará la vida, saberte merecedor e inocente.
Si no lo declaras, si profundamente no sientes que mereces, tu sueño, ese que te hace levantarte cada mañana, se desvanecerá y lo hará porque lo que te estás diciendo es que tal y como eres, no eres suficiente. Te estás diciendo que necesitas ser algo distinto de lo que eres para merecer aquello que quieres.
El merecimiento, mucho antes que tu esfuerzo, es la condición indispensable para que puedas vibrar en sintonía con tu sueño.
Siéntate, cierra tus ojos y dite: ME LO MEREZCO.
Feliz presente.
Almudena Migueláñez