¿DÓNDE SE ESCONDE TU DESEO?

Y no me estoy refiriendo al deseo de tu ego, no. No estoy hablando del deseo que te vincula con la carencia, con lo superficial, con lo banal y con lo que sólo es capaz de darte placer a corto plazo.

Me refiero al deseo de tu alma. A eso que ni siquiera debería llamarse deseo porque es mucho más grande y poderoso que el simple hecho de desear. Me refiero a aquello que te hace levantarte cada mañana, que es capaz de despertar la alegría profunda de tu corazón. Que te conecta con el verdadero sentido de todo. Ese impulso que te invita a vivir y que sin él sientes vacío, escasez y carencia. A ese deseo me refiero. A eso que sabes que es tu plenitud. ¿Dónde crees que está? 

Piénsalo. 

¿Dónde se esconde? ¿Dónde está tu deseo infinito de amar? ¿y ese trabajo en el que puedes manifestar toda tu potencialidad y que te hace sentir feliz? ¿Dónde está la casa que te permite aprender sobre tu individualidad? ¿y esa persona que te ayuda a ser más grande? ¿Dónde está? En ningún lugar. No está allí, no. Tampoco está en el mañana. Su existencia no depende de tu esfuerzo, de tu trabajo o de tu búsqueda. No. Tampoco está por venir. Eso que sabes que necesitas materializar en tu vida para seguir adelante, lo que sea, abundancia, un compañero, una casa, paz interior, lo que sea, es una vibración que ya existe. Vive en el presente, en el ahora. Ya es. Forma parte de tu energía y siempre ha estado ahí. Nunca se ha escondido, jamás lo ha hecho. Te he hecho una pregunta trampa. Perdóname.

Eres tú, repitiendo sin parar patrones de miedo, de culpa, de duda y de no merecimiento quien se ha alejado de lo que ya está en ti. Te invito a que cierres tus ojos y te preguntes dónde está eso que tanto deseas y qué es lo que hasta ahora te ha impedido que tome forma. Te vas a dar cuenta que ya es parte de ti porque puedes pensarlo, puedes verlo y puedes sentirlo. Materializarlo únicamente depende del amor que sientas hacia ti.

Piénsalo.

¿Dónde se esconde tu deseo? 

Muy feliz presente,

Almudena Migueláñez.

QUERIDO BALTASAR

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Querido Baltasar,

El año pasado os escribí mi carta a los tres, pero como tú eres mi preferido y además eres mago, este año te escribo sólo a ti. Estoy segura de que puedes traerme todo lo que te voy a pedir y transmitírselo también a Melchor y a Gaspar. Mi mamá dice que antes de pedir, siempre debo dar las gracias, así que, querido Rey Mago, te doy las gracias porque durante todo este año os habéis acordado mucho de mí, trayéndome regalos todos los días. Te doy las gracias porque me habéis traído diversión, salud, abundancia y mucha paz y felicidad. Además, me habéis ayudado a escribir un libro, con lo pequeña que soy.

Un día, soñé que iba montada en tu camello y que me contabas al oído, en secreto, que en realidad, lo único que hacéis los Reyes Magos es recordarnos todo el tiempo que los regalos que pedimos, ya los tenemos dentro. Pero eso yo ya lo sé, mis profes y mis padres creo que no. Sí, ya sé que tú eres Mago y además Rey pero yo soy una niña y también sé muchas cosas que no he aprendido en ningún sitio, las sé desde siempre y no me preguntes porqué.

Yo sé que los niños y los mayores somos inocentes y nos merecemos todo, no una parte, no un poquito, sino todo. También sé que todos, los niños y los mayores, podemos hacer magia...bueno, tú y yo lo llamamos magia, los mayores lo llaman milagros. Mi papá piensa que digo tonterías pero yo sé que podemos. También sé que a mí me traéis todo lo que pido porque me acepto total y completamente, porque todos los días juego, me río y gozo, porque vivo en el presente y  porque no me preocupo, ¿a que sí, Baltasar?  Yo soy una niña y no tengo miedo. El miedo solo es cosa de los mayores, claro, por eso están así. Se vuelven feos de tanta culpa, preocupación y miedo. ¿Podrías hacer una pócima que les hiciera recordar que el miedo es mentira? Yo te digo una cosa, Baltasar, si yo fuera Reina Maga, a los mayores que están todo el día juzgando y juzgándose, que se enfadan todo el rato y que luchan sin parar por ser algo distinto de lo que son, no les traería regalos. Yo les tiraría de las orejas y les diría lo mismo que le dijo un día mi seño a mi mamá: así no se puede ser feliz, debes aprender a amarte.

Además, Baltasar, todo el tiempo se ven imperfectos, todo el tiempo ponen peros, se llenan de excusas y siempre están esperando que algo en sus vidas cambie. Son unos pesados. Cuando quiero jugar con ellos, dicen que no pueden, pero en realidad yo sé que no quieren. Se han olvidado de disfrutar como yo lo hago. La verdad es que como soy una niña, ni me planteo cambiarme porque creo que es mucho más fácil aceptarme. Yo solo disfruto, juego y aprendo en el cole, aunque de quien más aprendo es de mis padres. Mi mamá me enseña sobre el amor incondicional. Mi papá sobre la voluntad. 

Querido Baltasar, te voy a pedir que por favor te metas en los sueños de los mayores y les recuerdes que solo cuando se acepten total y completamente podrán ser felices. Diles también, así, en secreto, como me dijiste a mí, que les queréis mucho y que pueden permitirse vivir la vida que su corazón desea. ¡Ah! y no te olvides de recordarles que la queja, la duda, el lamento y la culpa les provocan arrugas. ¿Te entenderán? Yo sé que no te gusta utilizar palabras, que tú hablas más desde el corazón, pero por favor, Baltasar, haz que te entiendan.

Este año te hemos hecho un bizcocho. Mi papá dice que si no te importa, no te lo comas todo y compartas con él un poco.

PD.: Le pinté el pelo de rojo a mi muñeca. ¿Me podrías traer una con el pelo amarillo?

Feliz presente,

Almudena Migueláñez

2018

Si existe una palabra que pueda resumir la energía de 2018, sin duda esa es responsabilidad. Si existe una frase que pueda definir el proceso por el que debemos transitar durante el próximo año que mañana comenzamos es la que nos recuerda que únicamente iluminando nuestra sombra, podremos brillar. 

2018 nos pedirá que asumamos responsabilidad sobre nuestras vidas, nos dirá que la suerte no existe en ningún grado. Nos recordará que necesitamos asumirnos y sin más demora hacernos adultos espirituales. 2018 nos va a gritar que es ya, que siempre es mejor hoy que mañana. Nos va a enseñar que la vida que experimentamos solo es la consecuencia y reflejo de nuestro trabajo. Que si queremos lograr algo, lo que sea, debemos asumir responsabilidad y esfuerzo.

2018 traerá en sus manos éxito y manifestación. Pondrá nombre, forma y estructura a todo aquello que hemos fabricado en nuestra casa interna. 2018 nos va a susurrar al oído que todo tiene consecuencias y que ser nuestra autoridad interna es prioritario en nuestro camino de consciencia. 

2018 avanzará para que nos demos cuenta de que todo ocurre en el momento perfecto y que ser responsables, más que necesario es imprescindible. Nos pedirá, si no ha empezado a hacerlo ya, que no huyamos, que no escapemos, que dejemos de cargar el muerto a otros, a Dios, o a la suerte.

Llamará a tu puerta para recordarte que eres el dueño de tu vida y que debes permirtirte. 2018 te pedirá que abandones la culpa, que seas quién eres, que pongas limites, que respetes los tiempos, que te aceptes y que escarbes. Que distribuyas bien tus recursos y trabajes de forma eficiente con ellos. Que seas tú quien construyas tu mundo. En realidad solo tú puedes hacerlo, pero eso ya lo sabes.

2018 es una invitación a que saques fuera todo lo que está podrido, lo que hasta ahora permanecía oculto dentro de ti. 2018 será una llamada constante a transformarte y empoderarte. A soltar lo que no te corresponde y asumir lo que solo es tuyo. 2018 te dará la posibilidad de descubrir la infinita luz que habita en tu sombra. 2018 te pedirá de rodillas que aceptes, asumas, sueltes y construyas.

Y lo que yo te deseo, no solo para 2018, sino para siempre es que seas consciente. Deseo que descubras que todo está dentro de ti y que eres perfecto. Deseo que te permitas recibir todo lo que mereces y que te declares inocente. Deseo que te ames por encima de todo y que trabajes para hacerte más alto espiritualmente. Deseo que te asumas y abraces a tu autoridad interna. Deseo que seas responsable y que entiendas que la suerte no existe. Deseo que reconozcas que eres poderoso y que si quieres algo, tienes que trabajar para lograrlo. Deseo que por fin aceptes que eres amado y que formas parte, que puedes y debes ser quién eres.

Deseo que abraces tu vulnerabilidad, que sientas y que ames, que te gustes y te cuides. Deseo que materialices en tu vida toda la abundancia, alegría, felicidad y gozo que ya existen dentro de ti. Deseo que entiendas que no necesitas ser nada distinto de lo que eres, que solo se trata de aceptarte, de amarte. Deseo que te perdones y aprendas a decir no. Deseo que disfrutes del placer del trabajo bien hecho y que te des las gracias por lo valiente que eres. Que lo que solo era un sueño en tu mente, tome forma, expresión y cuerpo en tu vida presente. Deseo que tu corazón se ilumine y tu niño interno se despierte. Te deseo TODO.

Feliz año nuevo.

Almudena Migueláñez.

 

 

NAVIDAD

"El símbolo de la Navidad es una estrella: una luz en la oscuridad".                                             UCM

Llevo días decidiendo que es hora de cerrar un ciclo, de despedirme y de poner punto y final a una etapa. Llevo días sintiendo que es hora de dar comienzo a un nuevo capítulo. 

En ese punto y final y coincidiendo con la llegada de la Navidad y del Solsticio de invierno me pregunto qué me llevo, con qué me quedo, qué recojo de todo lo que hasta ahora he vivido, de lo que he aprendido. Qué es lo que da luz entre tanta oscuridad. Y me quedo con lo único que tiene sentido. Con lo único que nos vamos a llevar cuando esta experiencia termine, cuando todo acabe. Lo único que nos hace estar vivos: el amor que compartimos. Con eso me quedo. Lo demás no importa. Compartir amor es lo único que sirve, es la única verdad que existe. Sin amor hay vacío, oscuridad y mucho frío.

La estrella que guía nuestro camino, que nos hace ver con claridad es la energía que sale de nuestro corazón, es nuestra capacidad para amar. Compartir lo que hay en el corazón nos hace ricos, nos hace sentir vivos, inmortales. Cada palabra que he compartido durante estos tres últimos años me conecta contigo, me recuerda que tu corazón siente igual que el mío. 

Y es Navidad y nos volvemos pastelosos y cínicos y excesivos y nos quejamos porque no queremos tener la madre que tenemos, porque no queremos pavo y no sabemos qué regalar, porque no podemos gastar más y porque odiamos las Fiestas, porque a los que queremos no están. Porque estamos pensando que ojalá llegara el mes de enero ya. Porque precisamente ahora que tenemos una nueva oportunidad, ahora que se está abriendo un nuevo Portal, nosotros nos olvidamos de lo que sí es real, de lo que sí tenemos, de nuestra capacidad para amarnos y para amar, para compartir desde el corazón y generar intimidad.

Necesitamos despertar ya de nuestro letargo, volver a la Vida, encontrar nuestra estrella guía, cerrar un ciclo y recuperar nuestra capacidad para aceptarnos, respetarnos y amar. Para compartir y perdonar. Para agradecer que estamos vivos. Para reconocer a nuestro Cristo interno. Para vibrar en incondicionalidad, para dar y recibir y para asumir nuestra responsabilidad.

Necesitamos recuperar nuestra consciencia dormida y valorar lo que de verdad tiene valor porque eso es la Navidad, reencontrarnos con nuestra niño interno, con la inocencia y la bondad.

Te deseo un nuevo comienzo lleno de luz, que tu Estrella te guíe y una muy feliz Navidad. 

Almudena Migueláñez.

 

 

 

 

 

OSCURIDAD

"Prefiero ser un hombre completo a un hombre bueno". Carl Jung

Huyes de tu oscuridad sin saber que es ella la que alberga tu luz. Pretendes ocultar tu imperfección sin saber que es ella la que abre las puertas de tu perfección. Crees que puedes mentirte y correr más rápido que tú.

No quieres una parte de ti. Rechazas tu soberbia, tu necesidad de control, tu tendencia a la queja, tu llanto, tu tristeza. Reniegas de tu miedo y deseas expulsarlo de tu reino. "No quiero ser así". Dices que tú lo que buscas es crecer, que quieres sentirte bien, que por eso trabajas, porque quieres ser mejor, pero en realidad lo que deseas, a veces sin saberlo, es deshacerte de una parte de ti, y eso, sin duda, es un grave error.

Creíste que hay algo de malo dentro de ti. Tú, como yo, hemos aprendido que hay que ser buenos, que hay que amar al prójimo, que el deber es antes que el ser, que la rabia, el odio o el rencor no nos hacen dignos, que la tristeza es mejor evitarla y que las lágrimas de nuestro propio llanto siempre hay que guardarlas. Tú, como yo, hemos aprendido a ocultar. Nos hemos hecho maestros en llevar una parte de nuestro ser, la que pensamos que no sirve, a la oscuridad. 

Y allí, en nuestras propias tinieblas, algo de nosotros se va oscureciendo cada día un poquito más. Una parte de nuestro ser que ha sido juzgada y sentenciada por fea, por indigna, por nefasta y que hemos dejado sin la más mínima posibilidad de perdón, sin derecho a una defensa y sin ninguna compasión. Una parte de nosotros que grita desde la oscuridad, que se proyecta en el otro y que anhela un poco de amor.

¿No te das cuenta de que eres tú, a través del juicio que emites contra ti, el que se impide ser feliz? ¿no te das cuenta de que eso que rechazas, eso que llamamos "sombra", forma parte de ti? ¿no te das cuenta de que sin ella no eres completo y que es la única que te puede mostrar tu luz?

Dime una cosa, o mejor dítela a ti: ¿qué es lo que no quieres que nadie vea y que mantienes escondido dentro de ti? ¿por qué lo rechazas? ¿Cómo te sentirías si te permitieras mostrarlo, dejarlo ser? ¿Cómo te sientes al aceptar que sí, que eso forma parte de ti? 

Aceptar total y completamente aquello que llevaste a la oscuridad, que juzgaste y de lo que renegaste, te da serenidad, plenitud, amor y mucha paz. Es tu oscuridad la que alberga tu luz.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

PAPÁ

Aprender a caerme y a volverme a levantar. A quitarme los ruedines de la bicicleta, el flotador para nadar y decirme que puedo y que soy capaz, eso es lo que tú me has enseñado, mi querido papá.

A mamá le hemos dejado que se encargue de las emociones porque lo tuyo es más la acción y la voluntad. Tú, querido papá, eres mi arquetipo masculino. Me enseñas a ser fuerte y a construir mi propia autoridad. La relación que tengo contigo me sirve de referencia y reflejo de la relación que tengo con mi Padre Divino, con los hombres y con cualquier manifestación de autoridad. 

Gracias a ti dispongo de capacidad de acción y puedo avanzar. Gracias a ti tengo el suficiente impulso para, pese al miedo, continuar. Siempre me has dicho que lo puedo lograr: "puedes con eso y con más". El tesón, la responsabilidad, la iniciativa y la decisión son las herramientas que me regalas y que me dejas como herencia. A través de ti descubro quien soy yo, la energía masculina que habita en mí.

Mamá es la luna y tú eres el sol. Mi búsqueda de la individuación. Contigo, mi querido papá, yo aprendo a reconocerme como un individuo autónomo, me hago fuerte, constante y con capacidad para materializar, para dar forma a lo que por las noches, en la femenina oscuridad, imagino y sueño.

Tú, papá, que has hecho lo imposible para darme lo mejor, para que no me faltara de nada, tienes un lugar infinito en mi corazón. Te mereces todo lo mejor. Tu esfuerzo y tu capacidad de superación me recuerdan día tras día que la única suerte que existe se llama trabajo e intención. 

Sin ti, yo no sabría lo que es la disciplina. Sin ti no sabría materializar. Tú representas la energía Yang, la otra mitad.

Te doy las gracias por tu imperfección, por tu mal humor y por ser un poco gruñón. Porque sé el trabajo que te cuesta expresar una emoción y conozco tu necesidad, nunca manifestada, de que te den abrazos, cariño y amor. Porque me has enseñado a no tener culpa sino responsabilidad, a mirar hacia delante y a dejar el pasado atrás. Gracias papá.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

MAMÁ

Hoy me han recordado que tú, mamá, eres mi referente de amor incondicional.

Eres y siempre serás la persona más importante de mi vida. Da igual cómo seas, incluso aunque no me gustes, aunque no me caigas bien, aunque no hablemos. Incluso aunque no consigamos entendernos. Aunque ya no estés, siempre estarás. Nuestra relación va mucho más allá de lo que ha ocurrido entre nosotras y de lo que ocurrirá. ¿Y sabes por qué? porque cuando yo me relaciono conmigo misma, con mi niña interior, lo hago de la misma forma que he vivido la relación contigo. Copio y pego. 

Porque cuando me relaciono con los demás, con mi pareja o con mis hijos, les doy la misma manera de amar que he visto en ti, porque tú, mamá, has sido el primer amor de mi vida. La primera persona que, sin necesitar de una sola palabra, me habló de protección, de sustento y de alimento. La primera que me hizo sentir que daba igual quién fuera yo porque siempre estarías ahí. La primera que aceptó cualquier versión, mejor o peor de mí.

Porque tu referencia es mi referencia para sentir que bajo mis pies tengo el sustento de la Madre Tierra y que siempre estaré abastecida y protegida. Porque tú, querida mamá, eres un reflejo de cómo me relaciono yo con la vida, con mis sentimientos y con mi energía femenina.

Eres muy importante para que yo pueda vivir mi vida.

El primer paso para encontrarme en paz es sanar mi relación contigo, mamá. Y para ello, lo mejor que puedo hacer es aprender a aceptarte y a reconocer que no puedes ser la madre que yo querría.

Y por eso, gracias. Gracias por ser quien eres y por no ser la versión de madre que a mí me gustaría. Gracias por quererme y por ser tan imperfecta, porque tus miedos me han servido para transformarme y tus inseguridades para hacerme más fuerte. Porque aceptarte me ha permitido aceptarme. Porque tu imperfección es perfecta para mi crecimiento y mi evolución.

Gracias mamá porque a lo mejor a ti no supieron darte amor y aun así tú te has esforzado en dármelo. Gracias porque por mí, has renunciado y porque la incondicionalidad la puedo descubrir a través de ti. Gracias.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.