REVISEMOS NUESTROS TRAJES

REVISEMOS NUESTROS TRAJES
¿Qué son los trajes?
Los trajes son los "vestidos de la personalidad". Es la forma que tenemos de cubrirnos, de tapar nuestra verdadera naturaleza, nuestra identidad. Es la forma que tenemos de impedirnos ser vulnerables.
¿Por qué usamos trajes?
Utilizamos trajes porque nos da miedo ser quienes somos, nos asusta asumir la responsabilidad de nuestro yo. Nos ponemos trajes porque necesitamos ocultar aquello que nos avergüenza, que nos asusta o que no nos gusta. Nos ponemos trajes porque no sabemos qué hacer con nuestras emociones no gestionadas.

El traje es la consecuencia de no haber hecho todavía el trabajo de conocernos, reconocernos y aceptarnos total y completamente. Creemos que a través de esas capas será más fácil atraer al chico que nos gusta o que nos contraten en la empresa que queremos. Nos ponemos trajes pensando que así nadie se dará cuenta de quiénes somos.

Te propongo que revises tu armario. Mira si todavía queda algo dentro:

1. Pregúntate si sabes quién eres, si eres capaz de reconocerte, de ver tu sombra y también tu luz. Si lo sabes y además lo aceptas, entonces pregúntate si lo dejas ser. ¿Te permites ser vulnerable? Si tu respuesta es sí, enhorabuena!!
2. Repasa si ante las situaciones actuales de tu vida, las cotidianas, finges. Observa, por ejemplo, cuando te han preguntado cómo estás y has respondido con una sonrisa diciendo que todo está fantástico y en realidad estabas triste y melancólic@.

Te pongo un ejemplo: Juan deja a Ana. Ana está destrozada, triste, se siente abandonada, también enfadada y muy desgastada. María, amiga de Ana, le pregunta cómo está y Ana responde que fenomenal, que no pasa nada y que ya está pensando en llamar a Lucas y que Juan es agua pasada. Ana se ha puesto el traje de la invulnerabilidad, de mujer fuerte, muy alejada de sus emociones.

Toma papel y boli y dibuja tres columnas: la primera será la columna "traje", la segunda la columna "yo soy quien soy", la tercera "por qué yo no soy":

En la primera columna describe el traje o trajes que te hayas puesto hoy (puedes hacer este ejercicio durante siete días). En el caso de Ana sería el traje de la invulnerabilidad. A continuación, en la segunda columna, lo que has escondido debajo. Ana ha escondido emociones como la tristeza o la rabia. Por último, en la tercera columna, escribe las razones por las cuales crees que te has impedido vivir esa experiencia sin traje.

Este ejercicio te ayudará mucho a descubrir quién eres y sobre todo lo que debes trabajar (tercera columna).

Abrazos!!

Almudena Migueláñez

NO FINJAS, NO FINJAS

No finjas, no finjas


La semana pasada te hablé de lo que supuso para mi descubrir que yo existía y de la importancia de manterte en contacto contigo mismo y construir una sana relación de atención, respeto y amor incondicional hacia ti.

Para generar esa buena relación con nosotros mismos, tendremos que hacer muchas cosas, y una de ellas será la de limpiar el armario: hablemos de nuestros trajes, de nuestras grandes mentiras. Hablemos de esos bonitos y aparentemente infalibles trajes que nos ponemos para ayudarnos a fingir e intentar ser lo que no somos.

Trajes de marca: intachable serenidad, alegría, invulnerabilidad, fortaleza, indiferencia…o vete tú a saber qué y que no hacen otra cosa más que alejarnos de lo que somos, de nuestra verdad con mayúscula, de nuestra gran realidad, nuestra sombra y nuestra luz, nuestras emociones, sentimientos e identidad, esa que solo existe fuera de armarios, alejada de mentiras, de falsas etiquetas, de fingidas apariencias.

Mi propósito, y me encantaría que también el tuyo, es el de permitirme ser quien soy, sin vestidos, sin trajes, sin fingir, sin mentir-me ¿Por qué? porque la Verdad es que soy quien soy, con mi vulnerabilidad, mis dudas, mis emociones, mi fortaleza, mi alegría y mi tristeza, así, desnuda…y si yo no me lo permito, si yo no dejo que lo que soy sea, si yo no aprendo a respetarme lo suficiente como para no necesitar cubrirme, si finjo, estaré tan alejada de mi que no podré ser y si no soy, ¿entonces qué?

Almudena Migueláñez

En CONTACTO CONMIGO

En CONTACTO CONMIGO

Comparto contigo algunas de las cosas que yo hago para mantenerme en contacto conmigo misma:

- Al empezar la mañana doy gracias, al final del día doy gracias. A veces 7, a veces 21 motivos para estar agradecida.

- Todos los días dedico un tiempo para estar conmigo. El que puedo, hay días que tan solo son 5 minutos, pero ese tiempo es muy importante!. Puedes observarte delante del espejo, sin juicio, solo observa y después dile a esa persona que eres tú, que la quieres, sin más, la quieres. Establecer contacto con uno mismo es fundamental para hacernos conscientes de que existimos y para poder después dar el siguiente paso, que más adelante te contaré.

- Atiendo a mis necesidades. Se trata de que seamos conscientes de lo que necesitamos y nos los demos. Un abrazo, silencio, descanso, unas flores, lo que sea!!.

- Silencio. El silencio me ayuda mucho a recobrar el contacto conmigo misma, con mi ser. Conectar con el vacío a través del silencio es muy reconfortante, te lo recomiendo.

- Una revisión emocional. Para mi es muy interesante observar las emociones que tengo a lo largo del día, sin reprimirlas, mirándolas y dejándolas ser. Me ayuda mucho a entenderlas y a entenderme.

- Antes de hacer nada, sentir. Intento sentir lo primero, así conecto con mi lado femenino. Desde mi punto de vista, sentirte es clave antes de dar cualquier paso de manifestación en tu vida. Siente y después haz.

Abrazos!!


Almudena Migueláñez.

SIN TI NO PODRÁS

SIN TI NO PODRÁS

Antes, cuando me caía, volverme a levantar se convertía en un proceso verdaderamente difícil, lento, lleno de miedo, a veces de desesperanza, un proceso costoso emocionalmente. Levantarme era pensar en cuándo iba a volver a caer y cómo sería capaz de sobrevivir la próxima vez.

Antes, cuando me caía, no sabía que Almudena existía. Pasó el tiempo y me di cuenta de que sin mí no podría lograr nada, no podría levantarme más, no podría entender la caída como un aprendizaje y una oportunidad. Me di cuenta de que sin mí, no podría ser feliz.

Sea lo que sea que quieras alcanzar e independientemente del proceso personal en el que te encuentres, hoy quiero recordarte que sin ti, sin que hayas establecido una sana relación contigo mismo, sin que hayas levantado un profundo respeto y compromiso hacia lo que eres, sin eso, sin haber construido una casa interior de incondicional amor propio, no podrás avanzar, la caída será díficil, la prueba demasiado grande y la vida infinitamente pesada.

Almudena Migueláñez

SOBRE EL AMOR

Sobre el amor

En el amor no hay palabras. El amor es silencio.
En el amor no hay lucha, no hay esfuerzo ni sacrificio porque
el amor es aceptación.
En el amor no hay deseo, no hay condición, no hay necesidad. 
El amor es incondicional.
En el amor no hay posesión ni pertenencia. Sabes que el amor es libertad.
En el amor no hay intentos de. El amor es respeto. 
En el amor no hay elección, no es a él sí pero a ti o a ella no.
El amor no tiene límites.
En el amor no hay error, no hay fallo ni vacío porque su única
condición es la perfección.
En el amor no hay sombra, no hay velo, no hay oscuridad. El amor es la luz.
En el amor no hay ego. El amor eres tú.
En el amor no hay miedo. El amor solo ve amor.
En el amor no hay ruido. El amor es el corazón.
En el amor no hay trajes, no hay falsedad, no hay mentira.
El amor es la verdad.
El amor no se logra ni se alcanza. El amor ES la naturaleza del ser.
En el amor no hay dudas, no hay desconfianza. El amor es la fe.
En el amor no hay culpa ni separación. El amor es compasión.
En el amor no hay enfrentamiento, no hay razón. El amor es humildad.
En el amor no hay queja ni rencor. El amor es gracia y perdón.

El amor no se tiene porque el amor es todo lo que es. No lo busques y solo déjalo ser. Mantente en silencio, atento a tu corazón y permite que lo que ES se manifieste inundando tu percepción.

Almudena Migueláñez

CON INTENCIÓN, SIN EXPECTATIVA

CON INTENCIÓN, SIN EXPECTATIVA

Te voy a pedir que antes de leer este pensamiento, y si quieres, reflexiones sobre algo: tus expectativas ¿Qué expectativas tienes puestas en él o en ella, en ese proyecto, en este pensamiento, en el nuevo trabajo, en el curso que vas a comenzar, en ese viaje que te gustaría realizar?

Ahora que has reflexionado, te voy a pedir algo más: por favor, suéltalas. Deja ir todas esas expectativas depositadas en situaciones, personas y proyectos, deshazte de ellas y hazlo cuanto antes.

La expectativa brota de la mente inferior, de nuestro plexo solar. La expectativa no la genera nuestra Mente Superior ni nuestro corazón. La expectativa es la necesidad de que las cosas, las personas, las situaciones sean y respondan al deseo del ego.

En la expectativa hay desconocimiento. En la expectativa hay una condenada proyección limitante y limitada y una ansiedad enmascarada que nos proporciona sufrimiento.

¿Y por qué abandonarla? porque al hacerlo, nos quitamos de encima la carga de la proyección del deseo, nos sentimos liberados, en paz con todo lo que es, permitimos que la Vida nos sorprenda, nos regale y nos enseñe, y además, dejamos que las cosas se coloquen y sean como son en este momento.

De esta forma, las personas, las situaciones, los proyectos sobre los que no hemos volcado ninguna expectativa pueden manifestarse y mostrarnos todo lo que tienen para nosotros, para nuestra evolución y aprendizaje.

Abandonar cualquier expectativa, centrarnos en el momento presente, en el aquí y en el ahora y poner toda la intención que seamos capaces es lo que, sin duda, nos conducirá a una profunda conexión con el manto energético de la Vida.

Siempre con intención y nunca con expectativa.

Almudena Migueláñez

NO, NO LO ES

NO, NO LO ES

Aceptar no es resignarse, no, no lo es.

Aceptar es permitir que las cosas sean como son en este momento.
Aceptar es dejar de luchar contra ti y contra todos.
Aceptar es entender que hay cosas que nunca podrás entender.
Aceptar es confiar en que, pese a no comprender, lo que sucede es lo que debe ser.

Aceptar no es resignarse, no, no lo es.

Aceptar es dejar de enfrentarte a tu realidad.
Aceptar es abandonar el sufrimiento que te provoca la lucha.
Aceptar es abrir el camino para poder cambiar esa realidad.
Aceptar es darte la oportunidad de ver lo que está sucediendo.
Aceptar es poder aprender sobre aquello que está sucediendo.

Aceptar no es resignarse, no, no lo es.

Aceptar es recuperar la calma y el sosiego interior.
Aceptar es lo que te permite despertar toda la fuerza que hay dentro de
ti para poder continuar.
Aceptar es lo que te lleva a transformar. Sí, transformar. Sea lo que sea
lo que estés queriendo cambiar, primero y antes de nada, debes aceptar.

Aceptar no es resignarse, no, no lo es.

Aceptar es amar.
Aceptar es confiar.
Aceptar es avanzar.
Aceptar es evolucionar.

Solo el que acepta es capaz de amar.

Almudena Migueláñez