Amarte es mucho más grande que quererte, mucho más transformador, mucho más potente. Amarte me deja sin escondites y sin ganas de ocultarme. Me libera del miedo y me empuja a superarme. Me pide ser mejor persona, me obliga a quererte libre, me impide desear cambiarte.
Amarte es un regalo que me hace responsabilizarme porque me recuerda que los vínculos hay que alimentarlos y que tú no estás en mi vida para rescatarme. Salvarme es cosa mía, tú solo puedes sujetarme. Amarte es posible porque no te necesito, porque sé que no me perteneces, porque nunca voy a retenerte y porque no quiero que seas distinto. Amarte me enseña que desearte todo lo mejor puede suponer que no sea conmigo. Amarte significa que puedo vivir sin ti pero que elijo vivir contigo.
Amar no puede implicar conflicto, no contiene expectativas y por eso no conoce el sufrimiento. Amar nos permite construir lo que, de forma individual, jamás podríamos. Amarte es sentirme libre para volar y es dejar que tú vueles. Es compartir lo que soy con lo que tú eres. Es darte lo que necesitas para ser más grande. Es recibir lo que lo que tú estás preparado para regalarme.
Amarte es el superlativo de quererte, es la plenitud más absoluta. Amarte se hace sin renuncias ni sacrificios, sin peros ni a veces. Amarte es librarme de las trampas de mi mente, es no juzgarte, no apegarme, no interpretarte. Amarte no es posible sin amarme, es un reflejo de la incondicionalidad y del respeto que estoy aprendiendo a darme. Para amar no hay que esforzarse.
Amar inspira, crea, sana, expande y conecta. Amarte es tenerte fe, es crecer como persona, es dejar que mi corazón me muestre que incondicionalidad y amor son la misma cosa.
Amar, sin duda, tiene nombre de Alma. Es sinónimo de gozo, de totalidad, de paz y de armonía.
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.