EL SOL

Ayer fue mi cumpleaños, ayer el Sol volvió al lugar exacto del Zodiaco en el que se encontraba cuando nací. Ayer fue mi Revolución Solar. 

Con el Retorno del Sol, iniciamos un nuevo ciclo de vida, retornamos a nuestra Esencia y afirmamos nuestra identidad como individuos, activando al héroe/heroína que cada uno de nosotros llevamos dentro. Todos los años volvemos a nuestro origen y en nuestro cumpleaños nuestro Sol nos señala un nuevo camino a recorrer durante los próximos doce meses. Con nuestra Revolución Solar retornamos a nuestra potencialidad como seres individualizados, y el objetivo es el de ser capaces de hacerlo cada vez con más brillo e intensidad. 

Es el proceso de ganar consciencia y de convertirnos en individuos autónomos, en los super héroes de nuestra propia historia personal, lo que debe motivar nuestro presente, nuestra vida.

Los seres humanos crecemos en consciencia y vibración gracias a los distintos ciclos evolutivos que nos permiten expresar todo nuestro potencial e individualidad y esto es así porque tenemos el propósito de convertirnos en lo que en Esencia cada uno de nosotros hemos venido a ser.

Debemos brillar siendo quienes somos, esto es lo que nos dice el Sol.

Después de mi Retorno, lo que me pregunto es si realmente aprovechamos todas nuestras experiencias para que sean ellas quienes nos lleven a ser quienes realmente somos. 

Me pregunto si seremos capaces de soltar todo el miedo que nos impide ver el Sol. Miedo a brillar, a dar calor, al éxito, a no ser lo que nos dijeron que teníamos que ser, miedo a poner límites, a decir no, miedo a aceptarnos completamente.

Me pregunto si podemos reconocer dentro de nosotros aquello que nos hace brillar con luz propia, nuestros dones, ese regalo que nos hace únicos como individuos, eso que nos permite iluminar nuestra vida y la de los demás.

Me pregunto también si podemos soltar el querer ser o no ser, para simplemente ser lo que somos. 
Me pregunto qué hará nuestro Sol, nuestro héroe interior con sus infinitos deseos de brillar mientras nosotros andamos perdidos en nuestra oscuridad. 

Me pregunto cuántos retornos hasta reconocer nuestra individualidad.
 

Feliz presente

Almudena Migueláñez

 

 

 



 

UN CORAZÓN PURO

Un corazón puro ama por completo porque no juzga y no sabe ver el mal, no contempla la separación ni la diferencia, la mentira o la falsedad. Un corazón puro nunca espera, no espera nada. Un corazón puro emana, da. 

Un corazón puro recibe con gratitud, se nutre del dar sin esperar y del recibir con humildad.

Un corazón puro es el que no necesita perdonar porque sabe que no hay culpables. Un corazón puro es compasión porque desea la plenitud y felicidad de todos los demás. 

Un corazón puro es humildad, es decir, ausencia de ego, de soberbia y de vanidad.

Un corazón puro puede ver luz donde otros a lo mejor solo ven oscuridad. La queja o el lamento no encuentran cobijo en este corazón. Solo el agradecimiento le puede alimentar.

Un corazón puro es alegría sin justificación, sin motivo, sin razón.

Un corazón puro no es impaciente, está presente. Un corazón puro sabe la Verdad, la siente.

Un corazón puro es libre. Libre del que dirán, de la necesidad, de tener que ser algo distinto de lo que es. Un corazón puro acepta, no corrige.

Un corazón puro observa, nada más.

Un corazón puro se ha desprendido de la personalidad para poder vibrar.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez

SIETE MANERAS PARA COMENZAR A QUERERTE

1. Responsabilízate de ti y de lo que quieres. Todas tus intenciones deben ir siempre acompañadas de compromisos por tu parte. Co-creas con la Vida, nunca lo olvides. Responsabilidad sobre lo que piensas, lo que dices y lo que haces, ésta es tu parte.

2. Acéptate. Deja de querer ser algo distinto y dedícate a ser lo grandioso que ya eres. Si quieres transformarte y mejorar, primero, siempre, tienes que aceptarte. Cada vez que intentas corregirte estás negándote, cada vez que deseas no sentir, no tener, no ser, de alguna forma estás rechazándote y debes saber que todo aquello que intentas ocultar o a lo que te resistes se hace más grande y persiste. 

3. Háblate. Dialoga contigo con el mismo amor con el que hablas a la persona a la que más quieres. Hazte consciente de cómo te comunicas contigo, revisa tus palabras y tus juicios. Dite que te lo mereces, que eres capaz, que puedes descansar, que siempre estarás.

4. Permite tu vulnerabilidad. Te adelanto: no tiene nada ver con la debilidad. Ser vulnerable es ser desde lo que sientes, es no ponerte barreras, es afrontar tu vida sabiendo que puedes sentir dolor, que no necesitas reprimirlo. La debilidad aparece precisamente cuando te impides ser vulnerable. La vulnerabilidad es el camino para conectar con tu poder personal.

5. Date las gracias por todo que has logrado en vez de centrarte únicamente en lo que todavía te queda por alcanzar. Te necesitas y si no reconoces tus méritos y no pones en el lugar que corresponde todo lo conseguido, estarás muy lejos de sentirte en paz, abundante y con impulso renovado para crear. 

6. Di adiós al juicio. Abre las puertas del merecimiento. Tú eres inocente y siempre estás aprendiendo. Si no dejas ya de castigarte, oprimirte y juzgarte, no podrás comenzar a quererte. Tu juez es tu ego. Tu inocencia es tu Esencia. 

7. Vive aquí y ahora. Practica el momento presente, respira cada segundo de tu vida y observa el boicot que intenta hacerte tu mente, llevándote a un pasado que ya fue y a un futuro que todavía no es.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez

TE LO MERECES

"...La idea de la culpabilidad da lugar a la creencia de que algunas personas pueden condenar a otras, como resultado de lo cual, se proyecta separación en vez de unidad. Solo te puedes condenar a ti mismo, y hacer eso te impide reconocer que eres inocente..." UCM

Lo que sea que busques, te lo mereces. Da igual el sueño que albergues, no importa lo que anheles, te lo mereces.

Yo sé que lo mereces porque te veo inocente, como un niño pequeño. Eres tú el que todavía no lo ha visto, el que aún hoy, no ha aprendido a verse con los mismos ojos con los que le ve el Universo, probablemente porque a veces, ni siquiera sabes cómo miran ni qué quieren decirte esos ojos.

Es sencillo, a ti el Universo te mira igual que una madre a su hijo, desde la incondicionalidad y la inocencia. No necesita que hagas nada para devolverte un sueño, solo te está pidiendo que le digas que eres inocente, que te lo mereces. Que le digas que no hay separación entre Él y tú. Solo quiere que vibres en lo que realmente eres, que no te limites, que te aceptes, que sepas, de verdad, que te lo mereces.

El Universo, o como prefieras llamarlo no te juzga, no está esperando a que logres, a que te mates para darte el premio. Eres tú y solo tú el que se juzga constantemente, el que no se siente merecedor porque es culpable, porque lo ha hecho mal, porque no es suficiente, porque en el fondo, sostiene la creencia de que su Padre Divino no le acepta tal y como es. Así, de nuevo vuelves a ser tú el que se esfuerza, se sacrifica y lucha contra si mismo para demostrarse que, pese a no ser lo suficientemente valioso, pese a no ser inocente, quizá se le conceda una migaja del sueño que nunca alcanzará. Eres tú y solo tú el que no te aceptas, el que no te amas.

¿Realmente crees que el Universo del que formas parte te quiere tan poco? ¿crees que necesita que seas otra cosa distinta de lo que eres? ¿Piensas que cree que no te lo mereces?

En vez de esforzarte tanto por alcanzar algo, ¿te has parado a sentir que lo mereces, así, sin más? 

Tú eres inocente y te lo mereces, no por lo que hagas sino por lo que ERES. Y esto, y solo esto es lo que te salvará la vida, saberte merecedor e inocente. 

Si no lo declaras, si profundamente no sientes que mereces, tu sueño, ese que te hace levantarte cada mañana, se desvanecerá y lo hará porque lo que te estás diciendo es que tal y como eres, no eres suficiente. Te estás diciendo que necesitas ser algo distinto de lo que eres para merecer aquello que quieres.

El merecimiento, mucho antes que tu esfuerzo, es la condición indispensable para que puedas vibrar en sintonía con tu sueño.

Siéntate, cierra tus ojos y dite: ME LO MEREZCO.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez

OBSERVAR

"...Simplemente observando, no interfiriendo, no juzgando, porque en el momento en que juzgas has perdido la plena observación. El momento en el que dices "esto es bueno, esto es malo" has entrado en el proceso de pensamiento" OSHO

Observa, observa, se trata de observar. No intervengas.

Estamos distraídos intentando evitarnos y también muy implicados y muy dentro de lo que nuestra mente piensa. Nos creemos nuestros diálogos mentales. Interferimos y participamos de nuestros pensamientos y cuando no nos gustan, perdemos nuestra atención para enfocarnos en taparlos, rechazarlos, sanarlos. 

Te pongo un ejemplo: cualquier pensamiento de miedo, de esos que te revuelven por dentro, que ya tienen tanta fuerza que hasta se reflejan en tu cuerpo físico. Cuando tu mente inferior emite un  pensamiento de ese tipo, tu tendencia es a entrar en él, a racionalizarlo, a intervenir desde tu propia mente en un diálogo interno, te das explicaciones, intentas calmarte, incluso te juzgas por tener un pensamiento de esa naturaleza. Te haces Reiki, afirmaciones para evitar ese pensamiento sin darte cuenta de que lo que realmente estás haciendo es nutrirlo y darle espacio dentro de ti. Te estás identificando con él. Estás creyendo a tu ego.

El Dalai Lama, y en general la práctica budista de Meditación se refieren a la importancia de disponer de una conciencia continua del proceso real de pensamiento, observando la aparición de la mente. Se trata de convertirnos en observadores de nosotros mismos, sin intervenir, únicamente observando. Aprender a no involucrarnos con aquello que pensamos es quizá uno de los procesos más liberadores que podemos experimentar. 

¿Qué crees que sucede al convertirte en observador de tu propio pensamiento? Que despiertas tu conciencia, te conectas con tu Esencia y te sales de la vibración de tu ego y esto, en cristiano, es lo mismo que decir que abandonas el sufrimiento para poder estar en paz.

Tú no eres lo que piensas, eres mucho, mucho más y podrás darte cuenta de ello cuando en vez de interferir, observes.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez.

PREGUNTAS

Fue el actor Santi Senso, quién, a través de uno de sus Actos Íntimos: "Casta, Peste y Eternidad", me invitó esta semana a hacer una reflexión que hoy comparto contigo:

Como una punzada en el corazón, le escuché preguntar al público por aquello que querían, que queríamos dejar atrás, aquello que desearíamos borrar de nosotros, eso que nos intoxica, nos pudre y nos aliena. ¿Qué hay en mi que no quiero que me siga perteneciendo, que no quiero arrastrar más? El eco de las respuestas fue el mismo: el miedo. En forma de rabia, ira, soberbia o vanidad, pero sosteniendo sus mil formas, un único monstruo: el miedo.

El drama es saber lo que sabemos y no tener ni idea de qué hacer con ello ¿Cómo alejarnos de nuestro propio miedo? ¿de que forma escapar de toda esa porquería interna que nos impide ser desde el amor? ¿sé cómo decirle adiós? En realidad, no podemos huir del miedo, tampoco rechazarlo, menos aún ningunearlo. El miedo es una herramienta de nuestro ego, y es un mecanismo muy útil para profundizar en el amor, en el verdadero sentido de lo que nosotros somos. Es el medio para aumentar nuestra dosis de paz, alegría, amor, compasión y perdón. Es el miedo el que nos puede conducir a descubrir la pureza de nuestra Alma.

Estoy segura de que te encantaría deshacerte del miedo que tienes a soltar y a confiar. Sé que el apego te está matando. Que tu rabia, odio o rencor hacia él te provocan malestar. Sospecho que tu miedo a cambiar, a no lograrlo, a no ser capaz, te paraliza.  Matarías por sentirte en paz, por no tener miedo a ser quién eres. Desearías que la sombra de tu miedo te olvidara sin más, pero verás, el miedo no puede desaparecer, solo se puede transformar y polarizar en su opuesto, el amor.

Esa transformación necesita de tu compromiso, de tu poder interno para decidir verte y ver con otros ojos, con esos que solo saben mirar con amor, perdón y compasión. Un compromiso que te lleve a recoger todo ese miedo y angustia, a abrazarlos y a reconocerte como algo mucho mayor que ese niño asustado. 

Todo lo que está en mi y que me gustaría que no estuviera, permanece precisamente por mi deseo de no verlo, de no transformarlo y de no integrarlo. Todo lo que está en mi y que me gustaría que no estuviera, me está pidiendo una dosis de mi amor y de mi compasión.

Creo que todos sabemos ya qué es lo que necesitamos dejar atrás, qué es lo que no nos permite ser nuestra mejor versión, pero quizá, es el momento ya de preguntarnos si aceptamos lo que queremos olvidar y si sabemos y estamos dispuestos a transformarlo en verdadero amor.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez.

NO BUSQUES, ENCUENTRA

Todo lo que estás buscando allí fuera ya existe dentro de ti. Todo lo que estás buscando allí fuera solo podrá encontrarte cuando abandones la búsqueda y comiences a vibrar en sintonía con tu deseo. Atraes a tu vida lo que es semejante a tu vibración, no lo que buscas.

Te pongo un ejemplo, si en este momento de tu vida te encantaría tener pareja y encontrar a alguien que te ame y te dedicas a tener citas a ciegas o a salir todos los fines de semana y hablar con los Juanes, Migueles y Antonios que se te cruzan, pero interiormente no tienes ni idea de lo que es darte amor, ni te has parado a descubrir la relación de pareja que ya existe dentro de ti, entonces, siento decirte que ni todos los Albertos del mundo juntos podrán darte eso que buscas. 

Sin embargo, si te olvidas de lo que hay fuera, abandonas la búsqueda y comienzas un trabajo interno para sintonizarte con la vibración de tu deseo, descubrirás que todo existía dentro de ti, que no necesitas nada, que eres completo. Es precisamente en ese momento cuando te conectas a la energía del amor, la abundancia y la plenitud que en realidad eres y cuando puedes comenzar a permitir que lo que encaja con tu frecuencia vibracional te encuentre.  

La realidad es que tú lo tienes todo pero con tanta búsqueda no has podido darte cuenta. Buscas el amor como si no lo fueses ya, buscas que otro te haga feliz porque no sabes que la felicidad ya está dentro de ti. Estamos demasiado intoxicados con lo de fuera. Todo nos invita de forma frenética a desear, a querer, a que el otro nos de. Nos perdemos, nos salimos de nuestro centro y de nuestra relación interna, proyectamos escasez, ausencia, miedo a no encontrar y mucho apego.

Sea lo que sea que estés buscando, suéltalo, descúbrelo dentro y permite que su gemelo te encuentre.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez.