Gracias

GRACIAS

Gracias.

Por creer en ti y por tratarte con cariño. Por respetar tus necesidades y atreverte a priorizarlas. Por escuchar tu corazón y silenciar tu mente. Por entender que lo hiciste lo mejor que pudiste. Por perdonarte y por liberarte del pasado. Por seguir sonriendo. Por continuar creyendo.

Por tu capacidad para reponerte. Por no huir de lo que sientes. Por ser vulnerable. Por llorar cuando lo necesitas. Por escuchar tu cuerpo. Por mostrarte aun sabiendo que no tienes garantías. Por darle la bienvenida a todo lo que ocurre en tu vida. Por haber dejado de defenderte. Por no juzgarte ni exigirte. Por disfrutar. Por haber vuelto a jugar. Por declararte inocente.

Por esa capacidad que tienes para ver luz entre tus fantasmas y tus sombras. Por responsabilizarte de tu vida y aceptar que no hay nada fuera. Por ser coherente y generar unidad entre tu corazón, tu acción y tu mente. Por el interés que tienes por conocerte. Por tu generosidad. Por saber recibir. Por no huir de ti. Por ser fiel a ti mismo. Por no renunciar a tu libertad. Por haber aprendido a observar tu mente.

Por no reaccionar. Por haber dejado de preocuparte. Por confiar y por aceptar la muerte. Por no compararte con los demás. Por valorarte. Por tenerte en estima. Por apreciarte. Por darte placer. Por no luchar. Por no resistirte, sabes que persiste. Por entender que la forma más pura de amar se da al no necesitar. Por no esperar nada. Por haberte desprendido de las expectativas. Por dejar que el otro sea tal y como es. Por creer en los milagros y en lo que no ves.

Por tu humor. Por ser capaz de reírte de ti mismo. Por no hacer dramas. Por no ser víctima de nada. Por compartir tus dones y talentos. Por abrazar tu miedo. Por agradecer tu pasado y vivir en el presente. Por honrarte y sentir que mereces.

Gracias.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Stephanie Greene


ACCIÓN DE GRACIAS

Doy gracias por mis dones y por mis talentos, por todo lo que he logrado y por todo lo que no conseguí alcanzar. Fue importante darme cuenta de que, a veces, lo que mi ego desea no es al lugar donde mi alma me quiere llevar. Doy gracias por haber aprendido a confiar, a dejar que, quien de verdad sabe, se ocupe de mí, a permitirme tener fe en lo que mis ojos físicos no pueden ver. Doy infinitas gracias por cada pensamiento de miedo que hay en mí. Por ellos, he descubierto el poder que tengo para transformar todo lo que me asusta en amor. Doy gracias por saber dar sin esperar y porque, poco a poco, estoy permitiendo el merecimiento que necesito para saber que recibir es lo mismo que dar.

Doy gracias por cada uno de los desafíos que he atraído a mi vida y por la oportunidad que cada uno de ellos escondía detrás. Doy gracias por cada regalo que el Universo me da, por poder elegir, por poder escoger lo que pensar, por poder crear mi realidad. Doy gracias por cada sincronía y por cada milagro, por el inmenso regalo de respirar, por poder amar y por poderme vincular. Doy gracias por mi salud y por todo lo que he descubierto de mí y de la vida a través de la enfermedad.

Doy gracias por todas y cada una de las personas que han estado, están y estarán en mi vida, porque ellas me enseñan lo que soy y lo que, dentro de mí, debo cambiar. Doy gracias por los padres que he elegido, porque, pese a todo, son los mejores para mostrarme el camino y el poder de la incondicionalidad. Doy gracias por la familia en la que he crecido, porque hoy sé que es justamente la que necesito. Doy gracias porque todos mis problemas siempre han venido de la mano de una solución. Doy gracias por los amigos que desde pequeña he tenido, por el privilegio que es la amistad, doy gracias por quienes son y por aquello en lo que se han convertido.

Doy gracias por todas las personas que confían en mí para compartir sus procesos personales. Doy gracias por su fuerza y por su valentía. Doy gracias por todo lo que aprendo cada vez que enseño. Doy gracias por seguir emocionándome con tonterías, por quitarle peso a la vida, por no creerme lo que pienso y por vivir desde lo que siento.

Doy gracias por haber tenido el coraje de confiar en mí y de apostar por lo que el corazón me decía. Doy gracias por todo el apoyo que recibo, por cada beso, cada abrazo y cada muestra de cariño. Doy gracias por reírme a carcajadas y por hacerlo, muchas veces, sin ningún motivo. Doy gracias por poder dedicarme a lo que me despierta por dentro, por tener todo lo que tengo, y por no estar apegada a ello.

Mi acción de gracias es para el Universo y también para ti que, ahora mismo, estás leyendo. Gracias.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Junior Moran

Photo by Junior Moran



ENORME

Porque has aprendido lo importante que es reconocerte y aceptarte, gracias. Porque después de muchos años de lucha y de enfrentamiento contra tus sombras y oscuridades has tenido el coraje de mirarte, de reconocerte completo y de disfrutarte, gracias.

Gracias por confiar en ti, por no renunciar a tus sueños ni a tus necesidades. Por haberte permitido ser tú, por presentarte ante la vida con tus vergüenzas y tus vulnerabilidades, gracias. Gracias por discutir con tus limitaciones, por enfrentarte a ellas y convertirte así en tu autoridad interna. Por tener la valentía de abandonar lo conocido, lo seguro, lo aburrido para abrirte de par en par a lo nuevo, a lo que te es desconocido, gracias.

Gracias por cada sonrisa que lanzas al mundo, por cada intención y deseo que sale de tu corazón y que no tiene otro objetivo más que compartir y dar lo que hay dentro de ti. Gracias por el sonido de tus besos, por tu forma de querer y por tus carcajadas; por la luz que brilla en tus ojos, por el calor que desprenden tus abrazos y por los guiños que me regalas. Gracias por no negarte más, por asumir la responsabilidad de decir no cuando lo necesitas y de abrirte al sí cuando tu corazón te lo indica.

Por cada intención que tienes de liberarte de la prisión del miedo, gracias. Por cada agradecimiento y cada perdón que te das, gracias. Por cada momento para ti, para escucharte y darte atención, gracias. Por cada palabra que te dices de aliento y de ánimo, por todas las veces que te caes y te levantas, gracias. Por tu naturalidad, tu espontaneidad y tu absoluta incapacidad para fingir, gracias.

Gracias por ese día que decidiste dejar de pasar por la vida y te permitiste comenzar a vivirla. Gracias por la forma que tienes de utilizar el tiempo, por tu generosidad, por tu compasión y por tu curiosidad. Gracias por la magia que desprendes, por ser único y por saber que puedes. Gracias por reconocer y compartir tus talentos y tus dones. Por ser humilde, por ser libre y por poner límites, yo te doy las gracias.

Gracias por aceptar que nadie puede hacerte feliz. Gracias por asumir que eso solo depende de ti. Gracias por tu entrega, por no tenerle miedo a la vida y por ser tan optimista. Gracias por pensar en ti y por pensar en los demás, por darte lo que das. Gracias por cada lágrima que has derramado y por cada sentimiento manifestado, por cada riesgo corrido, por cada impulso que has dado, por cada iniciativa, por tu valentía y por tu afán de superarte cada día.

Gracias por leerme, por tus gestos y por tus palabras, por tus deseos y por tus confidencias. Gracias por ser “la pera”, por ese corazón tan bonito que tienes, por lo leal y por lo fiel que eres.

Gracias por permitirme decirte que “enorme” debería incluirse en tu nombre y también en tu apellido, así nunca olvidarías que eres grande, importante y único.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Frank Holleman

Photo by Frank Holleman

Almudena Migueláñez.