Doy gracias por mis dones y por mis talentos, por todo lo que he logrado y por todo lo que no conseguí alcanzar. Fue importante darme cuenta de que, a veces, lo que mi ego desea no es al lugar donde mi alma me quiere llevar. Doy gracias por haber aprendido a confiar, a dejar que, quien de verdad sabe, se ocupe de mí, a permitirme tener fe en lo que mis ojos físicos no pueden ver. Doy infinitas gracias por cada pensamiento de miedo que hay en mí. Por ellos, he descubierto el poder que tengo para transformar todo lo que me asusta en amor. Doy gracias por saber dar sin esperar y porque, poco a poco, estoy permitiendo el merecimiento que necesito para saber que recibir es lo mismo que dar.
Doy gracias por cada uno de los desafíos que he atraído a mi vida y por la oportunidad que cada uno de ellos escondía detrás. Doy gracias por cada regalo que el Universo me da, por poder elegir, por poder escoger lo que pensar, por poder crear mi realidad. Doy gracias por cada sincronía y por cada milagro, por el inmenso regalo de respirar, por poder amar y por poderme vincular. Doy gracias por mi salud y por todo lo que he descubierto de mí y de la vida a través de la enfermedad.
Doy gracias por todas y cada una de las personas que han estado, están y estarán en mi vida, porque ellas me enseñan lo que soy y lo que, dentro de mí, debo cambiar. Doy gracias por los padres que he elegido, porque, pese a todo, son los mejores para mostrarme el camino y el poder de la incondicionalidad. Doy gracias por la familia en la que he crecido, porque hoy sé que es justamente la que necesito. Doy gracias porque todos mis problemas siempre han venido de la mano de una solución. Doy gracias por los amigos que desde pequeña he tenido, por el privilegio que es la amistad, doy gracias por quienes son y por aquello en lo que se han convertido.
Doy gracias por todas las personas que confían en mí para compartir sus procesos personales. Doy gracias por su fuerza y por su valentía. Doy gracias por todo lo que aprendo cada vez que enseño. Doy gracias por seguir emocionándome con tonterías, por quitarle peso a la vida, por no creerme lo que pienso y por vivir desde lo que siento.
Doy gracias por haber tenido el coraje de confiar en mí y de apostar por lo que el corazón me decía. Doy gracias por todo el apoyo que recibo, por cada beso, cada abrazo y cada muestra de cariño. Doy gracias por reírme a carcajadas y por hacerlo, muchas veces, sin ningún motivo. Doy gracias por poder dedicarme a lo que me despierta por dentro, por tener todo lo que tengo, y por no estar apegada a ello.
Mi acción de gracias es para el Universo y también para ti que, ahora mismo, estás leyendo. Gracias.
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.