2018

Si existe una palabra que pueda resumir la energía de 2018, sin duda esa es responsabilidad. Si existe una frase que pueda definir el proceso por el que debemos transitar durante el próximo año que mañana comenzamos es la que nos recuerda que únicamente iluminando nuestra sombra, podremos brillar. 

2018 nos pedirá que asumamos responsabilidad sobre nuestras vidas, nos dirá que la suerte no existe en ningún grado. Nos recordará que necesitamos asumirnos y sin más demora hacernos adultos espirituales. 2018 nos va a gritar que es ya, que siempre es mejor hoy que mañana. Nos va a enseñar que la vida que experimentamos solo es la consecuencia y reflejo de nuestro trabajo. Que si queremos lograr algo, lo que sea, debemos asumir responsabilidad y esfuerzo.

2018 traerá en sus manos éxito y manifestación. Pondrá nombre, forma y estructura a todo aquello que hemos fabricado en nuestra casa interna. 2018 nos va a susurrar al oído que todo tiene consecuencias y que ser nuestra autoridad interna es prioritario en nuestro camino de consciencia. 

2018 avanzará para que nos demos cuenta de que todo ocurre en el momento perfecto y que ser responsables, más que necesario es imprescindible. Nos pedirá, si no ha empezado a hacerlo ya, que no huyamos, que no escapemos, que dejemos de cargar el muerto a otros, a Dios, o a la suerte.

Llamará a tu puerta para recordarte que eres el dueño de tu vida y que debes permirtirte. 2018 te pedirá que abandones la culpa, que seas quién eres, que pongas limites, que respetes los tiempos, que te aceptes y que escarbes. Que distribuyas bien tus recursos y trabajes de forma eficiente con ellos. Que seas tú quien construyas tu mundo. En realidad solo tú puedes hacerlo, pero eso ya lo sabes.

2018 es una invitación a que saques fuera todo lo que está podrido, lo que hasta ahora permanecía oculto dentro de ti. 2018 será una llamada constante a transformarte y empoderarte. A soltar lo que no te corresponde y asumir lo que solo es tuyo. 2018 te dará la posibilidad de descubrir la infinita luz que habita en tu sombra. 2018 te pedirá de rodillas que aceptes, asumas, sueltes y construyas.

Y lo que yo te deseo, no solo para 2018, sino para siempre es que seas consciente. Deseo que descubras que todo está dentro de ti y que eres perfecto. Deseo que te permitas recibir todo lo que mereces y que te declares inocente. Deseo que te ames por encima de todo y que trabajes para hacerte más alto espiritualmente. Deseo que te asumas y abraces a tu autoridad interna. Deseo que seas responsable y que entiendas que la suerte no existe. Deseo que reconozcas que eres poderoso y que si quieres algo, tienes que trabajar para lograrlo. Deseo que por fin aceptes que eres amado y que formas parte, que puedes y debes ser quién eres.

Deseo que abraces tu vulnerabilidad, que sientas y que ames, que te gustes y te cuides. Deseo que materialices en tu vida toda la abundancia, alegría, felicidad y gozo que ya existen dentro de ti. Deseo que entiendas que no necesitas ser nada distinto de lo que eres, que solo se trata de aceptarte, de amarte. Deseo que te perdones y aprendas a decir no. Deseo que disfrutes del placer del trabajo bien hecho y que te des las gracias por lo valiente que eres. Que lo que solo era un sueño en tu mente, tome forma, expresión y cuerpo en tu vida presente. Deseo que tu corazón se ilumine y tu niño interno se despierte. Te deseo TODO.

Feliz año nuevo.

Almudena Migueláñez.

 

 

NAVIDAD

"El símbolo de la Navidad es una estrella: una luz en la oscuridad".                                             UCM

Llevo días decidiendo que es hora de cerrar un ciclo, de despedirme y de poner punto y final a una etapa. Llevo días sintiendo que es hora de dar comienzo a un nuevo capítulo. 

En ese punto y final y coincidiendo con la llegada de la Navidad y del Solsticio de invierno me pregunto qué me llevo, con qué me quedo, qué recojo de todo lo que hasta ahora he vivido, de lo que he aprendido. Qué es lo que da luz entre tanta oscuridad. Y me quedo con lo único que tiene sentido. Con lo único que nos vamos a llevar cuando esta experiencia termine, cuando todo acabe. Lo único que nos hace estar vivos: el amor que compartimos. Con eso me quedo. Lo demás no importa. Compartir amor es lo único que sirve, es la única verdad que existe. Sin amor hay vacío, oscuridad y mucho frío.

La estrella que guía nuestro camino, que nos hace ver con claridad es la energía que sale de nuestro corazón, es nuestra capacidad para amar. Compartir lo que hay en el corazón nos hace ricos, nos hace sentir vivos, inmortales. Cada palabra que he compartido durante estos tres últimos años me conecta contigo, me recuerda que tu corazón siente igual que el mío. 

Y es Navidad y nos volvemos pastelosos y cínicos y excesivos y nos quejamos porque no queremos tener la madre que tenemos, porque no queremos pavo y no sabemos qué regalar, porque no podemos gastar más y porque odiamos las Fiestas, porque a los que queremos no están. Porque estamos pensando que ojalá llegara el mes de enero ya. Porque precisamente ahora que tenemos una nueva oportunidad, ahora que se está abriendo un nuevo Portal, nosotros nos olvidamos de lo que sí es real, de lo que sí tenemos, de nuestra capacidad para amarnos y para amar, para compartir desde el corazón y generar intimidad.

Necesitamos despertar ya de nuestro letargo, volver a la Vida, encontrar nuestra estrella guía, cerrar un ciclo y recuperar nuestra capacidad para aceptarnos, respetarnos y amar. Para compartir y perdonar. Para agradecer que estamos vivos. Para reconocer a nuestro Cristo interno. Para vibrar en incondicionalidad, para dar y recibir y para asumir nuestra responsabilidad.

Necesitamos recuperar nuestra consciencia dormida y valorar lo que de verdad tiene valor porque eso es la Navidad, reencontrarnos con nuestra niño interno, con la inocencia y la bondad.

Te deseo un nuevo comienzo lleno de luz, que tu Estrella te guíe y una muy feliz Navidad. 

Almudena Migueláñez.

 

 

 

 

 

OSCURIDAD

"Prefiero ser un hombre completo a un hombre bueno". Carl Jung

Huyes de tu oscuridad sin saber que es ella la que alberga tu luz. Pretendes ocultar tu imperfección sin saber que es ella la que abre las puertas de tu perfección. Crees que puedes mentirte y correr más rápido que tú.

No quieres una parte de ti. Rechazas tu soberbia, tu necesidad de control, tu tendencia a la queja, tu llanto, tu tristeza. Reniegas de tu miedo y deseas expulsarlo de tu reino. "No quiero ser así". Dices que tú lo que buscas es crecer, que quieres sentirte bien, que por eso trabajas, porque quieres ser mejor, pero en realidad lo que deseas, a veces sin saberlo, es deshacerte de una parte de ti, y eso, sin duda, es un grave error.

Creíste que hay algo de malo dentro de ti. Tú, como yo, hemos aprendido que hay que ser buenos, que hay que amar al prójimo, que el deber es antes que el ser, que la rabia, el odio o el rencor no nos hacen dignos, que la tristeza es mejor evitarla y que las lágrimas de nuestro propio llanto siempre hay que guardarlas. Tú, como yo, hemos aprendido a ocultar. Nos hemos hecho maestros en llevar una parte de nuestro ser, la que pensamos que no sirve, a la oscuridad. 

Y allí, en nuestras propias tinieblas, algo de nosotros se va oscureciendo cada día un poquito más. Una parte de nuestro ser que ha sido juzgada y sentenciada por fea, por indigna, por nefasta y que hemos dejado sin la más mínima posibilidad de perdón, sin derecho a una defensa y sin ninguna compasión. Una parte de nosotros que grita desde la oscuridad, que se proyecta en el otro y que anhela un poco de amor.

¿No te das cuenta de que eres tú, a través del juicio que emites contra ti, el que se impide ser feliz? ¿no te das cuenta de que eso que rechazas, eso que llamamos "sombra", forma parte de ti? ¿no te das cuenta de que sin ella no eres completo y que es la única que te puede mostrar tu luz?

Dime una cosa, o mejor dítela a ti: ¿qué es lo que no quieres que nadie vea y que mantienes escondido dentro de ti? ¿por qué lo rechazas? ¿Cómo te sentirías si te permitieras mostrarlo, dejarlo ser? ¿Cómo te sientes al aceptar que sí, que eso forma parte de ti? 

Aceptar total y completamente aquello que llevaste a la oscuridad, que juzgaste y de lo que renegaste, te da serenidad, plenitud, amor y mucha paz. Es tu oscuridad la que alberga tu luz.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

PAPÁ

Aprender a caerme y a volverme a levantar. A quitarme los ruedines de la bicicleta, el flotador para nadar y decirme que puedo y que soy capaz, eso es lo que tú me has enseñado, mi querido papá.

A mamá le hemos dejado que se encargue de las emociones porque lo tuyo es más la acción y la voluntad. Tú, querido papá, eres mi arquetipo masculino. Me enseñas a ser fuerte y a construir mi propia autoridad. La relación que tengo contigo me sirve de referencia y reflejo de la relación que tengo con mi Padre Divino, con los hombres y con cualquier manifestación de autoridad. 

Gracias a ti dispongo de capacidad de acción y puedo avanzar. Gracias a ti tengo el suficiente impulso para, pese al miedo, continuar. Siempre me has dicho que lo puedo lograr: "puedes con eso y con más". El tesón, la responsabilidad, la iniciativa y la decisión son las herramientas que me regalas y que me dejas como herencia. A través de ti descubro quien soy yo, la energía masculina que habita en mí.

Mamá es la luna y tú eres el sol. Mi búsqueda de la individuación. Contigo, mi querido papá, yo aprendo a reconocerme como un individuo autónomo, me hago fuerte, constante y con capacidad para materializar, para dar forma a lo que por las noches, en la femenina oscuridad, imagino y sueño.

Tú, papá, que has hecho lo imposible para darme lo mejor, para que no me faltara de nada, tienes un lugar infinito en mi corazón. Te mereces todo lo mejor. Tu esfuerzo y tu capacidad de superación me recuerdan día tras día que la única suerte que existe se llama trabajo e intención. 

Sin ti, yo no sabría lo que es la disciplina. Sin ti no sabría materializar. Tú representas la energía Yang, la otra mitad.

Te doy las gracias por tu imperfección, por tu mal humor y por ser un poco gruñón. Porque sé el trabajo que te cuesta expresar una emoción y conozco tu necesidad, nunca manifestada, de que te den abrazos, cariño y amor. Porque me has enseñado a no tener culpa sino responsabilidad, a mirar hacia delante y a dejar el pasado atrás. Gracias papá.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

MAMÁ

Hoy me han recordado que tú, mamá, eres mi referente de amor incondicional.

Eres y siempre serás la persona más importante de mi vida. Da igual cómo seas, incluso aunque no me gustes, aunque no me caigas bien, aunque no hablemos. Incluso aunque no consigamos entendernos. Aunque ya no estés, siempre estarás. Nuestra relación va mucho más allá de lo que ha ocurrido entre nosotras y de lo que ocurrirá. ¿Y sabes por qué? porque cuando yo me relaciono conmigo misma, con mi niña interior, lo hago de la misma forma que he vivido la relación contigo. Copio y pego. 

Porque cuando me relaciono con los demás, con mi pareja o con mis hijos, les doy la misma manera de amar que he visto en ti, porque tú, mamá, has sido el primer amor de mi vida. La primera persona que, sin necesitar de una sola palabra, me habló de protección, de sustento y de alimento. La primera que me hizo sentir que daba igual quién fuera yo porque siempre estarías ahí. La primera que aceptó cualquier versión, mejor o peor de mí.

Porque tu referencia es mi referencia para sentir que bajo mis pies tengo el sustento de la Madre Tierra y que siempre estaré abastecida y protegida. Porque tú, querida mamá, eres un reflejo de cómo me relaciono yo con la vida, con mis sentimientos y con mi energía femenina.

Eres muy importante para que yo pueda vivir mi vida.

El primer paso para encontrarme en paz es sanar mi relación contigo, mamá. Y para ello, lo mejor que puedo hacer es aprender a aceptarte y a reconocer que no puedes ser la madre que yo querría.

Y por eso, gracias. Gracias por ser quien eres y por no ser la versión de madre que a mí me gustaría. Gracias por quererme y por ser tan imperfecta, porque tus miedos me han servido para transformarme y tus inseguridades para hacerme más fuerte. Porque aceptarte me ha permitido aceptarme. Porque tu imperfección es perfecta para mi crecimiento y mi evolución.

Gracias mamá porque a lo mejor a ti no supieron darte amor y aun así tú te has esforzado en dármelo. Gracias porque por mí, has renunciado y porque la incondicionalidad la puedo descubrir a través de ti. Gracias.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

CANCELACIÓN DE PEDIDOS

Yo pido, tú pides, él pide. Todos pedimos, pedimos y pedimos a eso que llamamos Universo, Vida, Dios, da lo mismo. Pedimos porque nos han hablado de la Ley de la Atracción, porque conocemos aquello del "pide y se te dará", porque creemos en los Reyes Magos y porque no creemos nada en nosotros mismos, porque ni siquiera nos conocemos. ¿Y qué hacemos? pedimos.

Vamos a la Iglesia y en forma de oración pedimos por nuestro hijo, nuestro marido o por recobrar la cordura y dejar de hacernos daño los unos a los otros. Meditamos y pedimos ayuda para saber poner límites, para manifestar abundancia económica. Pedimos por ese trabajo que nos va a hacer super felices, para que nuestra salud mejore o porque pronto aparezca nuestro hombre ideal. 

Pedimos porque creemos que nos falta, que somos escasos, que necesitamos de una fuerza externa que nos conceda, que nos regale, que nos quiera lo suficiente como para otorgarnos lo que pedimos, lo que nos falta, lo que no sabemos si merecemos pero, ¿sabes qué pasa? que como es dentro es fuera. Pedimos porque nuestra premisa es que existe algo por ahí arriba que nos puede dar lo que hoy no tenemos. Que tiene la facultad de concedernos deseos. 

Y lo que yo me pregunto es si has pensado alguna vez a quién estás enviando tu petición. Si te has parado a sentirlo. Si sabes cómo funciona esa inmensa manifestación de amor incondicional que es el Universo. Porque si lo sabes, creo yo, lo primero que harías sería cancelar cualquier petición y olvidarte ya de centrar tu atención en pedir y pedir. Porque si lo sientes, te darías cuenta de que el Universo está dentro de ti, que eres tú. 

El Universo no es un Rey Mago, no. No te da a ti porque te lo merezcas y a mí no porque no haya hecho los suficientes méritos. Tampoco espera nada de ti, no necesita que te culpes, que te esfuerces, que te mates para devolverle lo que te ha dado. No considera que lo que pides sea imposible y que no pueda dártelo. El Universo es incondicional e ilimitado. 

Lo que sucede es que cuando pides, lo que el Universo escucha no es la petición que sale de tu mente y de tu boca. Lo que escucha es tu vibración porque el Universo es energía y vibra, igual que tú. El macro Universo devuelve las vibraciones que salen de tu micro Universo interno. No devuelve peticiones porque no juzga. Únicamente da y refleja lo que tu energía le pide.

Cuando pides no puedes darte cuenta de que dentro de ti tienes toda la gama de vibraciones que estás intentando conseguir. Cuando pides abundancia, tu vibración puede estar diciendo "no llego a fin de mes". Cuando pides salud, tu vibración puede estar diciendo "tengo pánico a enfermar". Cuando pides y tu vibración es la de "no tengo", la de "me falta", lo que le estás diciendo al Universo sin saberlo es precisamente eso: ausencia y falta, y el Universo, que es de una justicia que pasma, te lo devuelve. Pide y se te dará. Como es fuera es dentro.

¿Qué crees que ocurriría si en vez de pedir encontrar una pareja consciente y con la que tener una relación de amor incondicional, te ocuparas de aumentar tu consciencia y amarte incondicionalmente? ¿Qué crees que ocurriría si en vez de pedirle al Universo manifestar abundancia económica, consiguieras ahora mismo sentir abundancia dentro de ti y dar las gracias todos los días por todo lo que tienes? ¿Qué crees que ocurriría si en vez de pedir por la paz, te ocuparas de vivir tú en paz y no crear una discusión cuando las cosas no van como quieres? ¿Qué crees que ocurriría si en vez de pedir un mejor trabajo, te enfocaras en sentir que lo mereces y en reconocer tus aptitudes, agradeciendo y visualizando que ese nuevo trabajo ya es tuyo?

Te lo dije el domingo pasado, no eres defectuoso. No te falta nada. Para que puedas materializar y dar forma a lo que deseas, debes darte cuenta de que esa vibración ya la tienes dentro porque aunque no lo creas, tú eres un ser completo, un micro Universo. 

Cancela. Deja de pedir y vibra, siente dentro de ti lo que quieres materializar fuera. Permite que el Universo sintonice con tu vibración interna.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

DEFECTUOSO

No. No lo eres.

No te faltan piezas, no eres defectuoso. No existe nada dentro de ti que sea erróneo, que esté equivocado, que sea malo o negativo. No te falta nada. Tampoco te sobra. No te sobra miedo ni rabia, ni dolor. De verdad que no. No te falta voluntad, ni capacidad para perdonar. De verdad que no.  

Intentamos arreglarnos. Queremos cambiar piezas como si fueran cromos, un poco de miedo por un poco de amor. Queremos deshacernos de todo eso que creemos que está defectuoso en nosotros. Nos afanamos en buscar a ver si encontramos fuera todo aquello que nos falta. Nos han dicho que vinimos con defecto de fábrica.  

Hacemos cursos, vamos a terapia, probamos con Gestalt, Reiki, terapia regresiva, nos cuentan que no sé quién hace un tarot maravilloso y allá vamos, constelamos, vamos al psicólogo, y leemos libros a ver si entre sus páginas encontramos algo que nos haga poner el dedo y decir: "ajá! esto es lo que me falta, encontré la forma de arreglarme". De tapar el defecto que existe dentro. Eso que me hace creer que soy incompleto, imperfecto, defectuoso.

Y eso es mentira. Una poderosa y gran mentira. El punto de partida de todo nuestro trabajo es erróneo porque se basa en la falta de amor y de aceptación hacia nosotros mismos, en la ceguera y la incapacidad para mirar dentro. Nuestra premisa es que hay defecto, es que hay cosas, como el miedo, que son piezas para el desguace. Y eso es mentira. Una poderosa y gran mentira.

Somos seres completos y perfectos entre el caos de nuestra imperfección. Todo eso que vemos como defecto es una pieza clave en nuestro proceso de descubrimiento y de crecimiento. No son defectos para ser cambiados. Son partes de nosotros para ser reconocidas, aceptadas y abrazadas. 

Bendita terapia siempre y cuando sea para ayudarnos a crecer y a profundizar en nuestra capacidad para perfeccionarnos espiritualmente. Benditos libros si son para recordarnos que todo lo que buscamos en ellos lo tenemos dentro. Que somos perfectos, que no hay defecto. Benditos talleres y benditos cursos si nos sirven para recordar que el amor y el respeto hacia nosotros mismos es el único camino. Benditos, si al hacerlos, recordamos que somos poderosos, que lo que el ego ve como defecto es una parte perfecta de nosotros mismos, importante y necesaria para nuestro crecimiento. 

Nada se transformará de verdad en nosotros si partimos de la idea de que somos defectuosos, de que hay carencia.

Pregúntate si quieres crecer y continuar conociéndote porque te aceptas, te amas y respetas o si lo que estás buscando es ser algo diferente de lo que eres porque no te quieres, te rechazas y te ves defectuoso.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Sergio Capuzzinati