No quiero ser lo que los otros esperan que sea. No quiero someterme a las expectativas de fuera, tampoco a las que yo misma he ido depositando sobre mí. No quiero reprimir mis necesidades ni ocultarme, tampoco quiero tapar partes de mí por miedo a ser juzgada o a que me rechaces.
No quiero volver a fingir para que tú estés satisfecho. No quiero decir “sí” cuando mi interior grita “no”. No quiero seguir alimentando una idea falsa de quien soy. No quiero ser quien me gustaría ser. Quiero atreverme a ser quien realmente soy. No quiero mentirme a mí misma y no quiero dejarme a un lado para que ese espacio lo ocupes tú. Quiero estar en mi sitio, verte a ti en el tuyo y que desde ahí, construyamos algo que podamos compartir.
No quiero seguir enfadándome conmigo misma por cualquier cosa, por no haber dicho lo que "debía" decir, por no haber estado disponible, por haber mostrado mi enfado, por mis silencios, por mi cansancio o por haberme atrevido a tener otra opinión. No quiero ser exigente conmigo misma, tampoco quiero esperar nada de mí. No quiero luchar por superar mis miedos ni tampoco quiero quitarme de encima mi oscuridad. Quiero aceptarla y otorgarle un lugar en mi interior. Quiero aceptarme completa, así, tal y como soy.
No quiero que la opinión que los demás tienen sobre mí me someta. No quiero seguir esforzándome por demostrar y demostrarme que soy valiosa. No quiero poner cruces a mi cuerpo. No quiero negarle el placer que se merece. No quiero seguir justificando lo que hago y lo que soy. No quiero hacerme daño. No quiero continuar juzgándome y tampoco quiero desconfiar. No quiero volver a luchar contra mí misma ni contra lo que ocurre en mi interior.
Quiero ser yo. Quiero estar en paz conmigo misma. Quiero sentirme completa. Quiero respetar y abrazar mi imperfección.
Dejar de intentar ser lo que no somos y responsabilizarnos de lo que no queremos, puede ayudarnos a descubrir en la piel lo que significa amarnos de verdad.
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.