BENEFICIOS

Tienes pensamientos, obvio. Sino, no estarías vivo. Tu cuerpo mental dispara cantidades ingentes de pensamientos por día. Lo hace sin cesar, no se cansa, ¿verdad? A menos que hayas hecho el trabajo de desvincularte de ellos, muchos se van a convertir en algo sólido y con forma. El pensamiento que sostengo y me creo, esto ya lo sabes, se transforma en creencia.

Es cierto que fabricas pensamientos positivos, pero también muchos, demasiados diría yo, negativos, o mejor, de vibración baja. Estoy segura de que no dudarías ni un momento en explicarme los beneficios que para ti tiene pensar que la vida es maravillosa, que puedes, que eres capaz, que eres salud y todas esas cosas. Beneficios claros y contundentes. Si conoces la Ley del Magnetismo, sabes que lo que crees, lo creas y que lo semejante atrae a lo semejante. Hasta aquí seguro que estamos de acuerdo, incluso puede ser que pienses que la inspiración de hoy es demasiado obvia y que no sabes a dónde quiero llegar.

Pues verás, quiero llevarte a tu fábrica de pensamientos limitantes y de baja vibración. Ahí es donde quiero llegar. Esos pensamientos los genera tu mente inferior o ego por una sencilla razón: porque de alguna forma, esas creencias tienen un beneficio para ti. Porque, sin darte cuenta, a través de tus pensamientos limitantes te estás protegiendo de algo que te asusta, que te da miedo.

Si eres capaz de encontrar el beneficio o la utilidad que esos pensamientos tienen para sostener tu miedo, entonces es cuando podrás liberarte de ellos. Parece complejo. Voy a ponerte un ejemplo:

Imagina que pienso que alcanzar mi sueño profesional es muy difícil. Tenemos delante un pensamiento de muy baja vibración que me hace sentir frustración, rabia y tristeza. Recuerda siempre que el pensamiento trae consigo emociones que conforman nuestro cuerpo del dolor. Mi pregunta es: ¿qué beneficio o utilidad tiene ese pensamiento para mí? El beneficio que obtengo es que si creo que es muy difícil, no me voy a arriesgar, no voy a asumir responsabilidad, no voy a permitirme tener fe y voy a protegerme del posible “fracaso”. A través de ese pensamiento polarizado en la escala de más baja vibración, estoy protegiéndome, estoy cuidando de mí aunque sea de una forma francamente dudosa porque lo hago desde el miedo. Es una protección que me hace daño, sí, pero ¿quién me dijo a mí que supiera amarme?

Tenemos trabajo por delante. Recupera tus creencias dañinas y pregúntate qué beneficio obtienes de ellas, verás qué sorpresa tan grande.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Simon Launay

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