Intenciones

INTENCIONES

Quiero que no me asuste el miedo para así poder abrazarlo y sentirlo. Quiero poner limites sin sentirme culpable y sin creer que por respetarme, me van a rechazar o a dejar de querer. Quiero aprender que decir “no”, casi siempre, es un acto de amor. Quiero confiar tanto en mí que nunca más me atreva a ponerme en duda. Quiero que mi corazón y lo que siento siempre sean mi guía. Quiero estar abierta a recibir y quiero vivir desde mi energía femenina.

Quiero aceptar mis necesidades sin juzgarlas y sin ponerlas las segundas de la lista. Quiero darme en la misma medida en la que doy. Quiero relacionarme con personas disponibles y generar vínculos reales, en los que haya verdad, intimidad, libertad y atención. Quiero dejar de creerme lo que me dice mi mente, silenciarla y convertirla en un espacio de quietud y de paz. Quiero creer que puedo relajarme, que es seguro hacerlo, que estoy sostenida y que, si suelto el control, nada malo puede pasarme. Quiero sentir que lo merezco todo, pero no por lo que hago, sino simplemente por lo que soy.

Quiero valorarme y amarme sin creer que está mal hacerlo. Quiero permitir que cuiden de mí. Quiero que deje de parecerme extraño que me quieras. Quiero ser capaz de no desear más para que lo que sueño se pueda hacer real. Quiero dar, pero no por obligación. Quiero dar solo si es espontáneo y si sale de mi corazón. No quiero que me asuste pedir ayuda. Quiero que el placer, el disfrute, la alegría o la diversión no sean una excepción. Quiero dejar de intentar agradar a los demás, quiero recordar siempre que soy vulnerable y que “en mi indefensión, radica mi seguridad”.

Saber lo que queremos nos da dirección. Tener intención es lo que nos abre el camino de la manifestación.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Yann Bervas

QUE YO PUEDA

Que yo pueda dejar de creer en el miedo. Que pueda no volver a reaccionar ante él.

Que yo tenga suficiente valentía como para mirar lo que siento y afrontarlo sin límites, ni juicios, ni intentos de control. Que pueda sentir todo lo que siento y encontrar así paz y sosiego en mi interior.

Que yo pueda dejar de desear desde el miedo. Que pueda estar abierta y disponible para recibir. Que pueda liberarme del apego y del intento de control.

Que yo pueda desidentificarme de lo que creo. Que pueda dejar de someterme a lo que pienso y tener espacio para escuchar a mi corazón.

Que yo pueda confiar. Que mis heridas no me impidan entregarme y amar.

Que yo pueda apreciar la vida y dejar a un lado los juicios y las quejas. Que encuentre la suficiente fuerza dentro de mí como para dejar de sentirme una víctima y aceptar que soy responsable de mi vida y que todo depende de mí.

Que yo pueda dejar a un lado el ego y con humildad, permitir que mi divinidad lleve las riendas.

Que yo pueda desprenderme de la culpa y aprender a perdonarme. Que sea capaz de regularme, de saber decir “no” y de respetarme.

Que yo pueda tener capacidad para aceptar. Que mi fe sea lo suficientemente grande como para sentir certeza interna aunque con mis ojos no sea capaz de ver.

Que yo pueda vivir sintiendo compasión, sin juzgar a los otros, sin creerme diferente. Que yo pueda respetar sus procesos y sus elecciones. Que yo pueda dejar de someterme a su miedo. Que pueda reconocerme como un ser libre, soberano y completo.

Que yo pueda darme lo que necesito. Que pueda dejar de ponerme trajes, de fingir, de ocultar mi vulnerabilidad, mis lágrimas y mis debilidades. Que yo nunca más me deje para otro momento. Que sea capaz que apostar por mí.

Que yo pueda dar, y que pueda hacerlo sin esperar recibir.

Que yo pueda dejar de verme como un individuo separado. Que pueda aceptar que estamos conectados y que es momento de dejar de mirar solo por mí, de responsabilizarme y de empezar a mirar por todos.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Arifur Rahman