Disfrutar la vida

MAGIA

Me encanta el mar, colarme entre las olas y flotar. Me encanta el verano, el silencio, una conversación inteligente, y los momentos de intimidad. Me encanta reírme a carcajadas por tonterías. Me encanta que me hagan reír. Me encanta escribir.

Me encanta meterme en la cama cuando es invierno y tener que taparme hasta las cejas porque tengo frío. Me encantan los libros que no puedo dejar de leer y que me gustan tanto que no quiero terminar jamás. Me encanta la astrología, la psicológica y la esotérica, las que más. Me encanta viajar. Ducharme con agua helada, porque me hace sentir que estoy volviendo a nacer. Nadar. Me encanta nadar y también tejer.

Me encantan las comidas que me regalan interminables sobremesas. Las manos grandes y masculinas. Que me besen cogiéndome del cuello. Me encanta besar. Me encanta que mi piel huela a lavanda y a guayaba. Me engancha la vulnerabilidad, la gente ingeniosa y la rapidez mental. Me encanta oír hablar en portugués. Me encanta el reflejo del sol en el mar. Las fotografías y la música que consiguen moverme por dentro. Quedarme en la cama una mañana de sábado leyendo.

Me encanta mirar estrellas, y como si fuera una niña, jugar a imaginar. Me encantan las tormentas de verano, la playa en el mes de septiembre. La gente que sabe vivir la vida y disfrutar. Hacer masajes en la cara. Que me hagan cosquillas y que me acaricien la piel. Me encanta el chocolate, la tortilla de patata, el olor a mar, las rabas y el cocido montañés.

Me encanta caminar por el monte los domingos de invierno y sostener en brazos a un bebé. Me encanta meditar. Cantar a gritos la música que escucho y bailar. Me encanta la noche de Reyes y el día seis. Me encantan los lugares que son hogar y a los que siempre quiero volver. Me encantan los reencuentros y las personas que se atreven a vivir desde el corazón. Me encanta lo que genero cuando me atrevo a sentir.

Si sabemos mirarla, la vida se llena de magia.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Kay Visuals

PEQUEÑAS GRANDES COSAS

La lealtad, los abrazos, una caricia y un orgasmo. Tus carcajadas. El entusiasmo, la sorpresa, poder vincularnos. Amar y ser amados. La familia. Cuidar y ser cuidados. El poder para transformarnos. Ver amanecer. Ver el sol caer. Los deseos, soñar, caminar de tu mano, bromear. Los milagros. La amistad. Sentir que somos queridos, que tenemos suficiente dentro para poder compartirnos y dar. Respirar. Hacer el muerto en el mar, ver delfines saltar. Viajar. Descubrir, asombrarse. La curiosidad. Escuchar el sonido del agua, el silencio. Bailar. Llorar. Regalar. Tocar y ponerle los pelos de punta a alguien. Sostener a un bebé. Meditar. Una fiesta sorpresa. La remisión natural de una enfermedad. La valentía y el coraje que nos impiden abandonar. El olor a chimenea, a castañas, a lavanda, a limpio, a verano. A mar. Las tardes interminables de conversación. Nadar. Una canción que pone nombre a lo que estás sintiendo. Un cuadro que dibuja algo en tu corazón. Un libro que te gusta tanto que no quieres terminarlo y que no puedes parar de leer. Orar. Agradecer.

Hacer pucheros con el final de una peli. Abrazar un árbol. Reencontrarte con alguien que hacía mucho tiempo que no veías. Las sincronías. Organizar una cena en casa. Hacer tortilla de patata. Acompañar al amigo que te pide ayuda. La libertad. Crear. La intimidad. Sentir que tú y yo tenemos algo único y especial. La fe, pero la que va más allá, la que mueve montañas, la que convierte creencia en verdad. Un padre haciendo el indio mientras juega con su hijo. Arriesgar. Servir. Recibir. La conexión entre las Pirámides. Subir un volcán. Sentarte con tus amigos a recordar. El amor incondicional de mamá. Lo que entregan los abuelos a sus nietos. Lo oculto, lo que se escapa a nuestros ojos, lo que está más allá. Las revelaciones. La inspiración.

Sentir hogar, que estás donde tienes que estar. Ir al teatro y aplaudir hasta que te duelen las manos. Crear a través de la lente de tu cámara de fotos. Tumbarte y descansar. No hacer. Dejar ser. Saltar charcos. La ilusión. Quedarte afónico gritando gol. El contacto de tu cuerpo con las sábanas. Taparte con una manta. Un masaje. El color del otoño. Ver nevar. Un café a las seis que termina en una noche especial que siempre recordarás. Apapachar.

Hacemos pequeñas grandes cosas que son asombrosas. La vida es maravillosa y está llena de oportunidad. Somos nosotros los que decidimos dónde poner nuestra atención. Si lo hacemos en la luz, la luz crece. Si lo hacemos en el miedo y en la oscuridad, también. ©

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Rachel Mcdermott