La lealtad, los abrazos, una caricia y un orgasmo. Tus carcajadas. El entusiasmo, la sorpresa, poder vincularnos. Amar y ser amados. La familia. Cuidar y ser cuidados. El poder para transformarnos. Ver amanecer. Ver el sol caer. Los deseos, soñar, caminar de tu mano, bromear. Los milagros. La amistad. Sentir que somos queridos, que tenemos suficiente dentro para poder compartirnos y dar. Respirar. Hacer el muerto en el mar, ver delfines saltar. Viajar. Descubrir, asombrarse. La curiosidad. Escuchar el sonido del agua, el silencio. Bailar. Llorar. Regalar. Tocar y ponerle los pelos de punta a alguien. Sostener a un bebé. Meditar. Una fiesta sorpresa. La remisión natural de una enfermedad. La valentía y el coraje que nos impiden abandonar. El olor a chimenea, a castañas, a lavanda, a limpio, a verano. A mar. Las tardes interminables de conversación. Nadar. Una canción que pone nombre a lo que estás sintiendo. Un cuadro que dibuja algo en tu corazón. Un libro que te gusta tanto que no quieres terminarlo y que no puedes parar de leer. Orar. Agradecer.
Hacer pucheros con el final de una peli. Abrazar un árbol. Reencontrarte con alguien que hacía mucho tiempo que no veías. Las sincronías. Organizar una cena en casa. Hacer tortilla de patata. Acompañar al amigo que te pide ayuda. La libertad. Crear. La intimidad. Sentir que tú y yo tenemos algo único y especial. La fe, pero la que va más allá, la que mueve montañas, la que convierte creencia en verdad. Un padre haciendo el indio mientras juega con su hijo. Arriesgar. Servir. Recibir. La conexión entre las Pirámides. Subir un volcán. Sentarte con tus amigos a recordar. El amor incondicional de mamá. Lo que entregan los abuelos a sus nietos. Lo oculto, lo que se escapa a nuestros ojos, lo que está más allá. Las revelaciones. La inspiración.
Sentir hogar, que estás donde tienes que estar. Ir al teatro y aplaudir hasta que te duelen las manos. Crear a través de la lente de tu cámara de fotos. Tumbarte y descansar. No hacer. Dejar ser. Saltar charcos. La ilusión. Quedarte afónico gritando gol. El contacto de tu cuerpo con las sábanas. Taparte con una manta. Un masaje. El color del otoño. Ver nevar. Un café a las seis que termina en una noche especial que siempre recordarás. Apapachar.
Hacemos pequeñas grandes cosas que son asombrosas. La vida es maravillosa y está llena de oportunidad. Somos nosotros los que decidimos dónde poner nuestra atención. Si lo hacemos en la luz, la luz crece. Si lo hacemos en el miedo y en la oscuridad, también. ©
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.