Confianza

CONFÍA EN TI

Confía en ti, porque te lo debes. Porque si no te tienes fe, si no crees que eres valioso, capaz e importante, te faltará el impulso y la fuerza que necesitas para vivir esta experiencia.

Confía en ti y en lo que sientes, porque si no te permites ser quien eres, si no te atreves a mostrarte y a vivir desde tu vulnerabilidad, no sé si podrás encontrar sosiego y paz.

Confía en ti para que puedas atender tus necesidades, para que no te dejes para otro momento, para que te tengas en estima, cariño y respeto.

Confía en ti, porque así será mucho más sencillo poner límites. Porque así podrás cumplirte y tener la certeza de que dentro de ti se encuentran todas las respuestas y todo eso que andabas buscando fuera.

Confía en ti, porque al hacerlo estás honrando los dones y talentos que te han sido dados. Porque al hacerlo, podrás vincularte desde la libertad y no desde la necesidad. Porque al hacerlo, estarás creando espacio para que tu vida se llene de milagros.

Confía en ti para que puedas soltar el control y relajarte, para que puedas desapegarte del ruido de tu mente y para que el miedo nunca más te paralice.

Confía en ti y así podrás darle la vuelta a esta experiencia. Otorgarle sentido. Tomar las riendas.

Confía en ti, porque sino, ¿serás capaz de confiar en la vida?

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Johannes Plenio

MÁS FUERTE QUE LA MUERTE

He sentido envidia. También admiración. Una sensación de estar delante de una autentica lección de vida. Esta semana, se produjo una explosión en un edificio de Madrid que se llevó consigo a un chico de 35 años, padre de 4 hijos pequeños y a otras tres personas más. La noticia de la explosión no fue una sorpresa para mí, días antes, comenté con varias personas que, debido a la energía disponible, no sería extraño que se produjera alguna explosión o terremoto. En quien pensé al enterarme del accidente fue en la mujer e hijos de ese chico. No dejaba de darle vueltas a la pregunta de cómo iban a poder afrontar ese dolor tan profundo. Pensé que si me ocurriera a mí, yo me moriría. Pensé en lo inevitable de la muerte y en cómo poder encontrar sentido cuando nada de lo que veo parece tenerlo. Pensé en que morir nos da la oportunidad de aprender a vivir. Y en estos días, en los que esta historia me ha hecho reflexionar sobre los cimientos en los que se sostiene mi fe, me contaron que la familia estaba muy serena y en paz, que sentían agradecimiento por haber compartido vida y experiencias con esa persona que ya no volverían a ver. Me contaron que los niños decían que su papá les iba a cuidar desde el Cielo y que su madre estaba siendo todo un ejemplo de fe.

A veces, el dolor es tan punzante y tan profundo, la sensación de desolación y de abatimiento tan extrema que creemos imposible encontrar ni tan siquiera un atisbo de luz que pueda ayudar a sostenernos. A veces, cuando nuestros sentimientos se desbordan y todo deja de tener sentido, creemos que nunca podremos salir de ese pozo profundo y oscuro en el que nos encontramos. En esos momentos de dolor, muchos nos olvidamos de nuestra capacidad para ver luz entre tanta oscuridad. Por eso, esto que hoy comparto contigo ha movido tanto mi corazón. Porque yo quiero poder dar gracias pese al dolor, sentirme viva pese a la muerte, crecer en la certeza de que, pase lo que pase, todo está bien. Y para eso, no creo que exista otro camino que no sea el de la fe.

Me parece que es imposible aceptar la muerte como un tránsito, vivir esta vida de forma plena o encontrarle verdadero sentido si no somos capaces de sostenemos en la confianza de que formamos parte de algo mayor, si no podemos cerrar los ojos y atrevernos a abrazar la fuerza de lo desconocido, de eso que hace que todo respire y funcione, de esa energía intangible y misteriosa que, sin querer, nos hace mirar hacia arriba. No creo que en estos momentos de tanto miedo y confusión, exista otra herramienta más poderosa y capaz de sacarnos de las tinieblas, que no sea la fe.

La fe hace algo mucho más grande que mover montañas, la fe te permite encontrar paz donde tu mente solo puede ver muerte y desolación. La fe te ayuda a construir certeza, te sirve para vivir en una fortaleza interna. La fe te lleva a poder ver mucho más allá de lo que tus ojos cansados jamás serían capaces de ver. La fe te permite descubrir que el amor siempre va a ser más fuerte que el miedo, que la desolación o la muerte.

El camino de la fe nunca será ciego porque la fe te otorga la capacidad de ver. Te da la posibilidad de encontrar luz en cualquier momento de oscuridad. La fe no es algo por alcanzar porque todos tenemos de eso, todos tenemos fe. Solo necesitamos dirigirla al lugar donde, pase lo que pase, podemos sentir paz, sosiego y amor.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Joshua Earle

Photo by Joshua Earle

CON FE, CONFÍA

CON FE, CONFÍA

Alcanzar la perfección espiritual es lo que tu alma se trae entre manos. Es la razón última por la que tú  y yo estamos aquí. 

Nuestro sistema energético, a través de las enseñanzas de los siete chakras principales, nos invita constantemente a realizar un camino de consciencia que, progresivamente, nos conduzca a un mayor entendimiento de nosotros mismos, a una mayor comprensión de la naturaleza de la Energía que nos sostiene y a una mejor y más limpia relación con el Universo-Dios del que formamos parte.

Hacerme adulta espiritual implica, necesariamente, profundizar y sanar la forma que tengo de relacionarme con el Universo. Surge entonces dentro de mi una insistente invitación, que proviene de mi quinto chakra, a confiar en algo Superior, a elevar mi vibración y a entregarle y entregarme. Surge, inevitablemente, el preguntarme por el tipo de fe que tengo en ese Dios, Universo del que tanto hablo.  

La fe no es una elección, la fe es una de las características que definen a nuestro Ser Superior, intrínseca a su propia naturaleza y que solo se nos muestra y que solo brilla en nosotros si somos personalidades capaces de sostener una vida sin limitadas creencias y sin miedos enfermizos a soltar el control, a no saber, a merecer o a no ver con los ojos físicos. Despertar la fe es el camino natural de nuestra evolución y los pasos que debemos dar son aquellos que nos saquen de las terribles creencias de un Universo separado de nosotros, incapaz de abastecernos, justiciero y personal, para encontrar, mucho más allá de religiones y pensamientos, el espacio de certezas, de Verdad y confianza plena que existe en cada uno de nosotros y que, irremediablemente, nos abrirá las puertas a una vida plena y extremadamente feliz.

Me hago esta reflexión, preguntándome si realmente soy consciente de que formo parte de algo mucho mayor que lo que ven mis ojos. Preguntándome si soy capaz de entregarme sin resistencias. Preguntándome si siento que me merezco recibir todo lo bueno. Preguntándome si estoy preparada para vivir sin quejarme, sin miedo, sin sufrimiento. Preguntándome si permito que el Universo me muestre todo lo que tiene para mi. Preguntándome si aún no me he dado cuenta de que tener fe en la gran Energía Divina es tener fe en mi.

La vibración de un confía nos permite una nueva forma de vida, por eso te invito a una profunda inspiración con la palabra fe, a que observes lo que se mueve dentro de ti y a que reflexiones sobre el tipo de relación que sostienes con el Universo y sobre cómo te sentirías si le entregaras eso que ahora mismo te atormenta.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez