ASOMBRARSE

La mente moderna ha perdido toda capacidad de asombrarse. Ha perdido toda capacidad de mirar en lo misterioso, en lo milagroso por el conocimiento, porque cree que sabe
— Osho

Ayer pasé un rato mirando al hijo de una amiga de cinco años que observaba fascinado como un grupo de hormigas iban y venían en fila intentando transportar un diminuto trozo de miga de pan.

Esa capacidad de reaccionar con sorpresa, de asombrarnos ante pequeñas cosas es una virtud que muchos, al hacernos adultos, hemos ido perdiendo, o bien porque nos hemos dejado arrastrar por la inercia, por las preocupaciones y el ruido de nuestra mente, o bien porque nos hemos creído que ya lo tenemos todo aprendido. Olvidar que dentro de nosotros seguimos siendo niños ha ido matando cualquier posibilidad de asombro y de sorpresa ante las pequeñas y grandes cosas de la vida.

Asombrarnos es hacernos conscientes de todo lo maravilloso, de todo lo grandioso y bonito que existe; implica no dar por supuesto nada y recuperar nuestra habilidad para reaccionar con sorpresa e ilusión, y para eso, debemos despertar la conexión con ese niño que habita en nuestro interior y que es capaz de maravillarse al escuchar una canción que pone en palabras todo lo que siente, que se queda embobado viendo un amanecer o un cuadro, o que se sigue asombrando por las reacciones de su cuerpo cuando besa.

Recuperemos nuestra capacidad para asombrarnos, hagámoslo poco a poco, recordando que cuando éramos pequeños todo, hasta observar una hormiga, nos provocaba sorpresa y asombro. Estoy segura de que hacerlo, nos devolverá felicidad, milagros y alegría.

¿Qué despierta tu asombro?

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Artem Sapegin

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