Este es el último Inspira hasta el mes de septiembre y ayer, cuando comencé a prepararlo, pensé en que me encantaría escribir algo que te pudiera ayudar en los momentos de oscuridad, de abatimiento o de falta de esperanza. Ayer, quería haber encontrado una frase capaz de hacer un “click” en tu cabeza y de permitirte ver con otros ojos y desde otro lugar. Sin embargo hoy, quizá por esta poderosa Luna Llena, al sentarme a escribir, me he dado cuenta de que, en los momentos de oscuridad, de abatimiento o de falta de esperanza, las frases mágicas no sirven de mucho, a veces, de casi nada. Quizá, en esos momentos, lo más importante es hacernos capaces de sostener lo que sentimos y de abrazar lo que más nos aterra. Quizá, en esos momentos, el contacto con nuestra vulnerabilidad y con lo que, en realidad somos, es lo que puede llevarnos a la paz y al sosiego interior. Y por eso yo, hoy, quiero utilizar este Inspira para compartir contigo mis miedos. Al hacerlo, los veo, creo espacio para poder abrazarlos y, poco a poco, amarlos. Y quizá, mi vulnerabilidad compartida, te pueda servir para que descubras el poder de permitir la tuya:
Tengo miedo a fracasar, a no saber escuchar mi corazón y a no poder tomar decisiones desde ahí. Tengo miedo a no ser capaz de cuidar de mí. Tengo miedo a morirme sola, y también tengo mucho miedo a sufrir por una enfermedad, tengo miedo a sentirme sometida y a no poder ser libre. Le tengo pánico a mi imperfección. Tengo miedo a relajarme y a soltar el control. Me asusta que cuiden de mí, ser valorada y apreciada y ,a la vez, tengo miedo a ser juzgada, rechazada, y abandonada. Tengo miedo a ser quien realmente soy. Tengo miedo a dudar de mis creencias, y a ver que existe otra posibilidad. Tengo miedo a aceptar que, en nada, ni siquiera en mí, hay error. Tengo miedo de no poder manifestar mis sueños. Tengo miedo a reconocer que me equivoqué y que no tengo razón. Tengo miedo a disfrutar, a ser irresponsable y a que me deje de importar lo que pueda ocurrir mañana. Tengo miedo de aceptarme tal y como soy porque si lo hago, habré conseguido amarme y en el fondo, siento que no soy digna de ese amor. Tengo miedo a no saber, a no poder responder a las expectativas de los demás, y tengo miedo a que los demás depositen sus expectativas sobre mí. Tengo miedo a no gustar y a que las personas que quiero vean mi oscuridad. Tengo miedo a ser incoherente y a no poder alinear mi corazón con mi mente. Tengo miedo a decir “sí”, por eso, casi siempre, digo “no”. Tengo miedo de que lo que enseño no sea una Verdad para mí, tengo miedo a no tener respuestas y a no saber qué decir. No le tengo miedo a la muerte, creo que le tengo mucho más miedo a vivir. Tengo miedo a las cosas que se hacen solo por placer, creo que no sé vivir sin la carga del “deber ser”, o el “tienes que”. Le tengo miedo a mi mente y terror a mi poder. Tengo miedo a lo que me susurran mis voces y a las sentencias de mi juez interior. Tengo miedo a no encontrarle sentido a esta experiencia, a no poder vincularme, a no ser capaz de abrir mi corazón. Tengo miedo a sentir miedo. Tengo miedo a la sensación de abandono que aparece en los momentos en los que no puedo ver que formo parte del Universo-Dios.
Sostener nuestro miedo nos permite crear hogar interno, nos abre las puertas del amor.
Feliz presente y muy feliz verano,
Almudena Migueláñez.