CUANDO TODO VA BIEN

Esta mañana dejé caer una lagrimita. Y no era de tristeza no, era de alegría. Esta mañana, tuve una profunda sensación de plenitud interna, de sentido, de anclaje y de consciencia. Mi mente solo necesitó el tiempo que tardó en secarse esa lágrima, para decirme con fuerza y descaro: no te confíes, a ver cuánto tiempo crees que va a durar ese estado…

Así es. La amenaza de que algo malo está por llegar, de que no se puede tener todo en la vida, de que es imposible que siempre vaya todo bien, nos impide relajarnos, y de verdad, construir una experiencia libre de miedo y de angustia. Estamos alerta. Una parte de nosotros cree que, de forma inesperada y aleatoria, las cosas pueden cambiar y volverse en nuestra contra. Como si desde arriba nos estuvieran mirando y diciendo: ahora que todo va bien, habrá que enviar algún que otro problema para equilibrar. Pero la Fuente no da ni quita, solo nos devuelve lo que, con amor o miedo, le pedimos. Y en el fondo, lo que ocurre es que cuando yo me siento plena, tengo miedo de que esa sensación no dure, tengo miedo de que si las cosas van tan bien ahora, en algún momento, habrá que compensar tanta plenitud con otro tanto de abatimiento y vacío.

En el fondo, nos da miedo el bienestar y cuando todo va bien, nos asusta que todo comience a ir muy mal. Nos auto boicoteamos. Sin querer, nosotros mismos nos negamos la posibilidad de una vida plena. ¿Y qué podemos hacer? Podemos dejar de escuchar el ruido y el “ ¿y si?” de nuestra mente y crear una nueva relación con nosotros mismos. Podemos perdonarnos por nuestras creencias limitantes y podemos declararnos inocentes y merecedores del bienestar y de la abundancia. Podemos aceptar que somos algo mucho más grande que el miedo y que es nuestro derecho disfrutar la plenitud en esta experiencia. Podemos darnos la posibilidad de creer que el Universo siempre conspira a nuestro favor en vez de hacerlo en nuestra contra. Podemos aceptar que no existe lo bueno y lo malo, que todo contiene luz, y podemos aprender a ver las situaciones de fuera como lo que son: experiencias, en vez de utilizarlas como baremo para determinar nuestros estados internos.

Hoy me he dado cuenta de que esa sensación de plenitud y de consciencia que me ha hecho llorar, me pertenece y no porque las cosas en mi vida estén yendo bien, sino al revés. Hacer crecer ese sentimiento dentro de mí, nutrirlo y cultivarlo es lo que está provocando que todo vaya bien.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Sippakorn Yamkasikorn

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