Quiero que me elijas y que nunca me necesites. Que seas muy feliz sin mí, pero que conmigo tu vida no tenga límites.
Quiero que hayas aprendido a quererte y a cuidar de ti como mereces, que no busques cubrir espacios ni ratos, que no te sientas carente. Quiero que, juntos, podamos crecer y convertirnos en lo que solos nunca podremos ser. Quiero tener el privilegio de quererte, y el suficiente espacio dentro de mí para apreciar la forma que tú tienes de quererme.
No quiero que seas mi mitad, no quiero que solo valgas una parte. Te quiero de forma completa, con tus luces y también con tus sombras. Quiero que tus imperfecciones sean solidarias con las mías, y si pueden, quiero que se hagan amigas. Yo no quiero que cambies ni que seas algo distinto de lo que eres. Yo quiero quererte y alucinar con lo que tú me quieres.
Quiero que los abrazos sean nuestra forma de alimentarnos, los besos nuestra manera de encontrarnos y las sonrisas la clave para transformarnos. Quiero que la pasión nos hable y nos recuerde que estamos enlazados.
Quiero que te sientas libre y que no te pongas límites, que creas en ti, y que si te caes, recuerdes que yo estaré allí por si quieres ayuda para levantarte. Quiero que cuides de mí, y me muero de ganas de cuidarte. No quiero definirnos, sería quitarle poder a lo que sentimos. Quiero que nunca dejemos de descubrirnos.
Quiero elevarme por encima del tiempo. Quiero vivir con intensidad e insistencia, sabiendo que los malos ratos y las dificultades también forman parte. Quiero que mañana no esté en nuestra agenda. Quiero admirarte.
No quiero que mis miedos te asusten. No quiero buscarte, la verdad es que prefiero encontrarte.
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.