No esperes a que las cosas cambien, en vez de eso, pon toda tu atención en cambiar tú. No dejes que los juicios ajenos, las frustraciones y los miedos de otros te hagan sentir que no eres válido, que eres pequeño.
No permitas que la culpa pueda contigo. Convierte el perdón hacia ti mismo en tu mejor amigo. No esperes a que los demás te den lo que necesitas. Libéralos de esa carga y comienza a darte tú todo aquello que les reclamas. Sea cual sea tu necesidad, por favor, no la dejes para mañana, no la postergues a un después que, probablemente, nunca llegue. Cuidar de ti no deberías sustituirlo por nada.
No dejes que la relación con el otro implique renunciar a la relación contigo. Donde hay renuncia y sacrificio, no hay amor, ni comprensión ni respeto. No esperes ni tengas expectativas, al hacerlo, sufres y te alejas del presente. El único momento que siempre ha sido, es y será tuyo.
No permitas que tus pensamientos gobiernen tu vida, no dejes que tomen las riendas. Haz todo lo posible para no creer en ellos, así, crearás espacio para que sea tu corazón quien dirija tu vida. No esperes a otro día para vivir sintiendo. No renuncies a tus sentimientos, no los tapes ni los prohibas, aunque la noche sea oscura, recuerda siempre que, tarde o temprano, encontrarás la luz del día.
No esperes a estar preparado, a que llegue el momento adecuado. No pongas más excusas. El Universo espera paciente para darte tus regalos. Cada mañana es un papel en blanco. El color con el que lo pintas refleja hasta donde llega tu entrega y tu confianza. Que mañana no sea el lugar donde abandonas los “te quiero” y los abrazos. No te sigas engañando. Lo único que vamos a llevarnos serán los vínculos, los lazos, los momentos compartidos, de risas y también de llantos. No esperes a decírselo mañana.
No renuncies a tomar tus propias decisiones, no esperes a otro día o a otra persona para mostrarte tal y como eres. No huyas de tu vulnerabilidad. No permitas que la vida se te escape de las manos. No le tengas miedo a los límites. Un “no” puede salvarte la vida. Tu autoridad interna te agradece que le permitas hacer su trabajo. Quiere decirte que de ti depende materializar todo eso que andas soñando.
No dejes que tu vida pase sin haberlo intentado, sin haberte arriesgado, sin haber renunciado a lo que te hace daño, sin haber dicho lo que sientes, sin haber sido quien eres. No dejes que tu vida pase sin haber amado, sin haber apostado por ti, sin haber permitido tu poder, sin haber reconocido tus talentos, sin haberte afirmado. No permitas que el tiempo te adelante. No dejes que tu vida pase sin haber descubierto lo valioso que eres. No dejes que la razón se ponga por delante. No le permitas destruir la paz que has logrado. No dejes que el otro te arrastre. No te evites, no escapes. Y, por favor, no dejes que tu vida pase sin darte las gracias, sin abrazarte y sin honrar el ser tan brutal que eres.
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.