Amarme quiere decir que me deseo lo mejor, que siento tanto respeto hacia mí mismo que no soy capaz de prohibirme ni de limitarme. Amarme es permitirme ser quien soy, siempre y en todo momento. Es no rechazar mi luz ni mis dones. Amarme es ser humilde, es decir, reconocerme como un ser capaz, digno y poderoso.
Amarme es tratarme con compasión. Es mirarme con los mismos ojos con los que me mira el Universo, y aquí, creo yo, es donde está el problema, en mi falta de fe en que soy amado incondicionalmente. Si dudo del amor de mi Padre, ¿cómo voy a amarme?
Amarme es nunca juzgarme. Ser incondicional, estar conmigo pase lo que pase. Es ver mi oscuridad con cariño. Es saber bien-tratarme.
Amarme es aprender a poner límites, a decir "no" sin arrugarme.
Amarme es confiar en mí y saberme suficiente. Es dejar ya de sentirme egoísta por amarme. Es liberarme de la carga de los trajes, asumir mis responsabilidades y soltar las que no me corresponden.
Amarme es alentarme, es no castigarme con pensamientos incesantes. Es regalarme tiempos de placer y de descanso. Es emocionarme, así, sin más, emocionarme. Es proponerme metas alcanzables. Es hablarme y escucharme.
Amarme es abrazarme. Es cuidarme, es ser paciente conmigo y darme tiempo, no atosigarme. Es dejar a mi vulnerabilidad que se muestre. Es saber que sé, que puedo y que merezco.
Amarme es darme espacio en la vida, escucharme y apoyarme. Amarme es no tenerme miedo. Es verme entero y no en mitades. Amarme es siempre, no a veces o depende.
Amarme es ser valiente y, pese a todo, creer en mí.
Es ser agradecida conmigo. Es verme como un niño inocente.
Amarme es saber que puedo amar y que estoy abierto a amarte. Es recibirte y darte. Es darme.
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.