Astrología

LUNA NUEVA EN ARIES: EL INICIO del INICIO

El pasado 5 de abril, a las 10.50 hrs. (hora española) tuvimos la primera Luna Nueva del Año Astrológico, que comenzó con la entrada del Sol en el Signo de Aries y con el inicio, en el Hemisferio Norte, de la Primavera.

Las lunas nuevas (momento en el que el Sol y la Luna se unen) simbolizan el inicio de un ciclo emocional de seis meses. Aries (fuego, cardinal) es el primer impulso, el empuje que nos lleva a accionar como individuos. Aries representa la cualidad del inicio, del reconocimiento del yo. Si ponemos en común las características del proceso simbolizado por el Signo de Aries y lo que representa la Luna Nueva, no cabe duda de que nos encontramos ante un nuevo comienzo, ante el inicio del inicio.

Marte gobierna Aries, por tanto, el Dios de la Guerra es el regente de esta Lunación. Marte entró hace unos días en el Signo de Géminis (aire, mutable), lo que nos permite perfilar este gran inicio desde una nueva forma de pensar, más abierta y más flexible. Géminis simboliza el pensamiento, la palabra, la comunicación, la apertura a distintas posibilidades, la flexibilidad mental. Tenemos energía disponible para abrirnos a un nuevo comienzo, sí, pero debemos preguntarnos si estamos dispuestos a hacerlo distinto, a cambiar y a creer en que hay más opciones, nuevas posibilidades por descubrir que, de alguna manera, nos conducen a un nuevo yo, a una nueva y regenerada individualidad. Soltar las creencias que nos limitan y que nos impiden reconocernos como individuos, y activar nuevas formas de pensar es lo que nos proporciona el impulso y el coraje para ser todo lo que podemos ser.

Con Plutón, Saturno y el Nodo Sur en Capricornio en cuadratura a esta Luna se nos presenta el desafío de abandonar viejas estructuras que nos limitan, antiguos deberes y “deberías”, cargas sociales y familiares que hemos aceptado y que nos impiden avanzar en nuestro camino hacia el reconocimiento y sanación de nuestro yo. Son esos viejos patrones los que ahora pelean por mantener su poder, nos provocan y nos llevan a cuestionar si podemos ser lo que necesitamos ser o si, por el contrario, debemos ser lo que se espera que seamos. Nos retan a enfrentar los miedos y las heridas, todavía abiertas, de la individualidad.

Esta tensión entre el deseo de afirmarnos, de hacerlo distinto y de abrirnos a un nuevo nacimiento, y la carga asumida del deber ser, nos invita a preguntarnos dónde hemos depositado nuestro poder y también nuestra responsabilidad. ¿Somos responsables de nosotros mismos? ¿Confiamos en que merecemos ser lo que somos? ¿Sabemos construir los límites de nuestra individualidad?

Debemos afrontar el desafío de responsabilizarnos de nuestras necesidades individuales, confiando siempre en que podemos lograrlo, dejando ir las viejas estructuras y patrones que, de alguna forma, nos impiden ser lo que somos. Debemos reconocer el impulso ariano en nosotros, el deseo y el reconocimiento de nuestra individualidad. Sin ese trabajo de reconocimiento, sin ese renacimiento individual, ¿podremos vincularnos con el otro?

Hagámoslo distinto, comencemos una nueva vida en la que podamos ser todo lo que somos, creando con consciencia y con reconocimiento de nuestros deseos y necesidades.

Feliz Luna Nueva,

Almudena Migueláñez.

Photo by Jim Strasma

Photo by Jim Strasma

EQUINOCCIO de PRIMAVERA

El pasado miércoles 20 de marzo, con la entrada del Sol en el Signo de Aries, comenzamos un Nuevo Año astrológico. Momento de renacimiento y de nuevos inicios. 

Para que ese renacer suponga, de verdad, un nuevo comienzo, hemos tenido que pasar por un periodo previo de muerte, de revisión y transformación de nuestra oscuridad. Para nacer, hemos tenido que morir.

Horas después del momento del Equinoccio de Primavera (en el Hemisferio Norte, y de otoño en el Hemisferio Sur) tuvimos una Superluna llena en el Signo de Libra (Libra es el signo opuesto complementario de Aries y tiene que ver con el otro, con cualquier tipo vínculo. Libra simboliza la "relación con" y busca el equilibrio entre el yo y el tú). Esta luna llena y la conjunción del Sol con Quirón, que representa nuestra herida, nuestro sanador interno, le da un poder especial a este momento. 

Vamos a trabajar las heridas vinculadas con nuestra capacidad de afirmación, con nuestra capacidad de ser individuos autónomos que pueden satisfacer sus propias necesidades. Capaces de iniciar y de reconocernos como individuos. Para ello, podemos fijarnos en el otro, y en los vínculos que hemos ido estableciendo. En cómo son esos vínculos, si parten de la necesidad y del apego, de la falta, o parten de la elección.

¿Qué es lo que reclamo del otro, de mi pareja, de mi socio, de amiga, de mi madre? ¿Qué es lo que espero que el otro me de? ¿Cómo puedo darme a mi mismo todo eso que ando buscando fuera y que proyecto en el otro? ¿Desde dónde me vinculo? ¿lo hago desde la escasez y la carencia o desde la elección y la plenitud?

Es momento de sanar nuestros vínculos, y para ello, debemos sanar y conectar con nuestra individualidad y con nuestra capacidad de accionar y de ser lo que somos.

Este nuevo Año que iniciamos con el Equinoccio nos invita a conectar con la confianza y la fe, a asumir la responsabilidad de ser lo que necesitamos ser y nos proporciona capacidad para materializar y dar forma a nuestros sueños. También es un tiempo para abrirnos a nuevas formas de entender el valor propio, a nuevas maneras de relacionarnos con lo material.

Feliz Año Nuevo y feliz Equinoccio.
Almudena Migueláñez. 

Photo by Yuiizaa september

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