Señores pensamientos,
La pasada semana me puse en contacto con las emociones y hoy me gustaría poder hablar con ustedes. Son muchos, demasiados, alrededor de 60 mil pensamientos pasando a diario por mi cabeza y por mi despacho. Por esta razón, agradecería que eligieran un representante que se pueda encargar de trasladar al resto de pensamientos trabajadores mis peticiones.
Es bien sabido por todos la difícil relación que mantienen ustedes con mis emociones. Sinceramente creo que ya es hora de que comiencen a relacionarse de un modo más adulto y amoroso con ellas y mi intención con esta carta es pedirles por favor que, cuanto antes, abandonen el juicio y comiencen a comportarse como pensamientos respetuosos, cariñosos y amables. Estoy más que convencida de su capacidad para lograrlo y no me gustaría tener que tomar medidas para hacer cumplir lo que considero que es justo y necesario para el buen funcionamiento de mi empresa.
La mayor parte de ustedes han estado durante toda la vida llamando a la puerta de mi despacho para trasladarme información de miedo y juicio. Desde luego, la responsabilidad es solo mía por haber creído sus mensajes y haber llegado a considerarlos verdad. En estos años me han trasladado desde su centro de operaciones, mi plexo solar, dudas, justificaciones, preocupaciones, valoraciones que, no se lo tomen a mal por favor, no me sirven para nada. Por este motivo, creo que ha llegado el momento de introducir cambios en la dirección y en el tipo de relación que mantenemos ustedes y yo.
No me gustaría que creyeran que estoy enfadada y quiero pedirles que no se preocupen por sus puestos de trabajo, no voy a despedir a nadie. Lo que sí les adelanto es que no habrá subida de sueldo para todos aquellos pensamientos que se resistan al cambio. Otros empresarios me han hablado de que al introducir la meditación en sus vidas, ustedes, especialmente los pensamientos de categoría miedo, han comenzado a cursar baja voluntaria. Si eso es lo que, llegado el momento, desean, no tendré problema alguno en aceptar su renuncia.
Como les he dicho en muchas ocasiones, los necesito. Son importantes para mí, nunca lo duden. Son una mano de obra fundamental para ayudarme a funcionar correctamente en la tercera dimensión y un gran medio para co-crear, pero considero que ha llegado el momento de que demos un paso más, de que crezcamos juntos y de que se sometan a nuevas directrices, más productivas y saludables.
Desde hoy deberán sustituir miedo por confianza, juicio por aceptación y duda por seguridad.
Tengo muy presente que cuando me hablan de miedo o me envían críticas, solo están intentando llamar mi atención para que yo sea compasiva con ustedes. Quiero que sepan que los acepto a todos y los amo incondicionalmente. Quiero que sepan también que a partir de ahora voy a ser yo quien los dirija y no ustedes a mí, como ha venido sucediendo hasta ahora. El motivo de este cambio contractual se debe a que cuando ustedes dirigen mi vida yo me hago muy pequeña, limitada, me asusto y creo que todo es un conglomerado de problemas, asuntos por resolver y limitaciones infinitas. Cuando soy Yo la que tomo las riendas, los dirijo con firmeza y compasión, se abren ante mí todas las posibilidades, me hago grande e ilimitada y ustedes, señores pensamientos, son mucho más bonitos, mejores trabajadores y todo fluye en armonía y paz.
También les informo de que a partir de hoy, como presidenta y única accionista de esta empresa, realizaré diariamente una práctica meditativa, lo que podrá ocasionar cambios en su vibración, en su tamaño y en su fuerza. Les aseguro que los cambios serán para mejor.
Recuerden que todos juntos, emociones (segunda planta), pensamientos (tercera planta) y Yo (cuarta, quinta, sexta y séptima planta) somos un gran equipo.
Feliz día y a trabajar.
Su presidenta y dueña.
Feliz presente,
Almudena Migueláñez.