Me abrazo y me doy las gracias.
Me doy las gracias por creer en mí.
Me doy las gracias por todos mis logros, por lo que creía que eran fracasos y que en realidad fueron grandes aprendizajes.
Me doy las gracias y me abrazo por no permitirme caer. Por haber aprendido a cuidar de mí y a creer que me lo merezco. Me abrazo y me doy las gracias por reconocer que tengo miedo, que soy vulnerable, que a veces, no puedo. Por disfrutar de ser imperfecta, de mis equivocaciones y de todos mis errores, me doy las gracias.
Me abrazo cada vez que soy capaz de pedir ayuda y de no sentirme débil por ello. Me doy las gracias por intentarlo cada día. Por mi sonrisa y mis lágrimas, por mi ilusión y mis ganas, por eso, me doy las gracias.
Me doy las gracias por haber aprendido a no dañarme y por perdonarme. Por mi capacidad para transformarme. Porque puedo apoyarme e intento apoyarte. Por hacerme el regalo de cumplirme, de ser quién soy y de no violarme, me abrazo y me doy infinitas gracias.
Me doy las gracias cada vez que pongo límites. Cuando sé salirme de la obligación, de lo que tiene que ser y dejo espacio para que lo que es, sea.
Me doy las gracias por no dejarme boicotear por mi mente, por no creer a mi ego, por no pensar que soy diferente. Me doy las gracias por ser y por tenerte. Por conseguir estar presente.
Me doy las gracias sin motivo, no hacen falta motivos. Me abrazo y me doy las gracias.
Feliz presente.
Almudena Migueláñez