GRACIAS

GRACIAS

La pasada semana te hablé sobre los procesos y hoy, mi pensamiento lo escribo como siempre desde el corazón y con dos intenciones: una, honrar mi proceso personal y la otra, darte las gracias.

En el mes de marzo me detectaron un tumor "maligno" (no creo que sea el calificativo que mejor lo defina cuando en realidad me ha salvado la vida) y desde el mes de abril me he sumergido en el proceso de sanación, seguro, más importante de mi vida.

Sé que sin tu ayuda, sin tu apoyo constante e incondicional dificilmente habría podido aprovechar tanto esta oportunidad. Sé que si no hubiese sido porque me has llevado en volandas, no habría podido experimentar con tanta intensidad como lo he hecho. Sé que sin tu solidaridad, hubiese sido impensable poner la consciencia que he podido poner a este proceso. Por todo ello, siempre te estaré eternamente agradecida.
Tienes nombre de familia, de padre y madre, de amigo y amiga, de maestro, de gente desconocida y en este agradecimiento que te hago a ti, se esconde un GRACIAS con mayúscula a mi Padre Divino, al Universo, a esa gran Máquina que solo sabe irradiar amor. Tú, que tanto me has ayudado en este proceso, eres un reflejo de ese Universo que siempre nos protege y nos ama y del que siempre escribo y hablo.

No creo que la lucha sea el camino para alcanzar nada y por tanto nunca creí que debiera luchar contra la enfermedad y perder la oportunidad de aprender sobre mi propio proceso. Mi naturaleza, como la tuya es la salud y si mi cuerpo dejó de serlo es por una razón que en si misma guarda una magnífica oportunidad de sanación. Si lucho no puedo aprender, ni entender, ni hacerme responsable de mi propia experiencia, si lucho no permito que ocurran milagros.

Como escribí la pasada semana, los procesos que experimentamos, todos ellos, tienen la potencialidad de transformar nuestra vida y de elevar nuestra vibración. La enfermedad es ego, y poder ver a través de ella mis miedos, mis apegos, mis creencias limitantes y desconfianza o mi enfado y mi rabia ha puesto en mis manos la oportunidad de despertar mi alegría, mi agradecimiento y desapego, mi fe, mi absoluta fe en que siempre y pase lo que pase estoy protegida, mi capacidad para perdonarme y para no tener nada que perdonar, para aceptar y permitirme ser sin renunciar.

La vida es un gran regalo y perdemos demasiado tiempo en abrir su envoltorio. Estos meses han sido un regalo y un renacimiento y de nuevo por ello te doy las GRACIAS.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez