¿Crees que eres capaz de leer un libro dentro del agua? ¿En serio lo crees?
¿Crees que puedes racionalizar lo que sientes? ¿En serio lo crees?
¿Crees que tus sentimientos tienen forma? ¿que pueden estructurarse, incluso entenderse?
Hoy me has dicho que no podías sentir lo que estás sintiendo porque ya deberías haberlo superado. Hoy te has negado, te has juzgado, has rechazado lo que es para intentar cubrirlo de lo que debería ser. Tu ego te está engañando. Te está invitando a intervenir con la mente y estás cayendo en sus brazos. Mi pregunta para ti es: por negarte con la mente, ¿has podido hacer desaparecer lo que sientes? No, no has podido y lo cierto es que nunca podrás.
No sé si te has dado cuenta, pero lo que sientes ya es en si mismo. Ese sentimiento que dices no poder sentir, lo sientes aunque intentes con todas tus fuerzas evitarlo. Ese sentimiento es tu agua intentando salir, queriendo manifestarse, queriendo fluir. Tu mente solo va conseguir frustrarte, estancarte y desconectarte del poder tan inmenso que guarda todo aquello que en este momento sientes. Ese sentimiento tiene información muy valiosa para ti y un gran aprendizaje para darte, pero solo podrás tocarlo si permites, si no evitas, si no lo juzgas, si lo dejas ser tal y como es.
Si intentas acotar y controlar con tu mente aquello que estás sintiendo, lo estás pudriendo. Te estás boicoteando. Estás intentando leer tu agua sabiendo que eso nunca podrá ser. Tus emociones no pueden ser leídas, interpretadas ni juzgadas. Tus emociones y todo aquello que sientes solo puede ser observado, vivido y permitido.
En ese momento, en total unión con lo que eres, descubrirás el poder inmenso que guarda aquello que sientes, da igual lo que sea, tristeza, odio, rencor, alegría, miedo, no importa. Todo tu agua es una fuente de sabiduría y aprendizaje que se revela cuando abandonas el deseo de prohibirla.
Una relación sana con nuestras emociones y sentimientos se parece mucho a lo que hacemos cuando flotamos en el agua. No hay intento, no hay esfuerzo, no hay mente, no hay nada. Solo flotas. Te dejas ser. Para flotar en nuestra propia agua, en nuestro mar de sentimientos hay que ser valiente, hay que amarse incondicionalmente, hay que no juzgar y no poner mente. Para flotar en el agua hay que abrirse, hay que ser vulnerable, hay que permitir, confiar y por fin, soltarse.
Feliz presente.
Almudena Migueláñez