¿Para qué te sirve la culpa? Solo dame una razón por la cual vivir sumergido en ella te pueda ayudar en algo. Solo una razón.
¿Para qué te sirve la culpa? ni siquiera puedes explicarlo, y no puedes hacerlo porque la culpa no responde a ningún "para qué". Porque la culpa no tiene ninguna utilidad, pero estás tan aferrado a ella que ni siquiera has podido darte cuenta.
La culpa solo es la manifestación del poco cariño y de la poca compasión que sientes hacia ti mismo.
Cada vez que te culpas y te machacas, lo haces para dejarte claro el odio que te tienes. Es tu forma de castigarte y de dañarte. A través de la culpa, le muestras al mundo el juez castrador que existe dentro de ti. Es el medio para decirle a tu niño interior que no vale, que no sabe. Cada vez que te culpas, te dices que jamás podrás mejorarte, que nunca llegarás a encontrar paz, que no eres capaz porque solo puedes ser culpable.
Seguramente, te gustaría cambiar algo y hacer más bonita tu vida, ¿crees que sentirte culpable por lo que hiciste te ayudará? No, no te ayudará, te lo aseguro. Te diré más, te perjudicará tanto que será imposible que lleves a cabo ninguna transformación. No podrás generar ningún cambio.
La culpa es la energía más tóxica que existe. Es una fuerza que te conduce a la parálisis, a la inacción. Te invita a que creas que no puedes cambiar nada, que no puedes hacer las cosas de otra manera. La culpa es tu mayor enemiga. Es tu miedo a merecerte todo lo mejor. Es la que sin darte cuenta te está dejando anclado en un pasado que ya fue, en un lamento por lo que podrías haber hecho. La culpa aniquila cualquier posibilidad de que puedas vivir en el momento presente, en el día de hoy. La culpa te expulsa de golpe del regalo que es la vida.
Dime, ¿para qué te sirve la culpa?
No sé si te has permitido decírtelo alguna vez, pero mientras respires, te equivocarás. Es ese el camino, equivocarse. Caer, aprender y volver a levantarnos cada vez con más consciencia. Ese es el camino, equivocarse todas las veces que haya que hacerlo hasta descubrir que cuando te tratas con cariño, cuando te perdonas por tus errores y recuerdas que eres inocente como lo es un niño, es cuando puedes aprender lecciones y cambiar aquello que necesites cambiar.
Cuando dejas atrás la culpa, descubres lo poderoso que eres y la capacidad de amar tan inmensa que tienes.
La culpa te come, y no tiene más utilidad que hacerte pequeño, que castigarte y que mantenerte alejado del presente. La culpa es todo lo contrario a quererte, es el polo opuesto de tu inocencia y de tu capacidad innata para llegar a ser lo que de verdad eres.
Lo que hiciste ya pasó, ya fue. Perdónate por ello y mira hacia delante, y si no eres capaz, piensa en si ese error lo hubiese cometido un niño. Piensa en si le castigarías como lo estás haciendo contigo. Yo creo que no.
El Universo nunca te vio culpable, recuérdalo.
Feliz presente.
Almudena Migueláñez